A Sandra le encajó Ángel bastante en su prototipo de hombre, pero no comulgaba con su fe

Ángel (30) ha perdido la fe y la esperanza en muchas cosas. En todo, salvo en Dios. No sabe dónde estaría si no creyese en Él.
A Sandra (23), su cita en ‘First Dates’ este miércoles 26 de noviembre, le gusta definirse como «goti-choni-emo» y el soltero le encajaba bastante en su prototipo de hombre. Sin embargo, la fe se interpuso entre ellos.
El DJ y tatuador de Valencia le explicó a Carlos Sobera que se considera «un moderno en todo menos en las relaciones». No quiere líos de una noche, en el amor se considera bastante tradicional.
«No me gusta lo de hoy con una y mañana con otra. Quiero hacer una vida con mi pareja, crecer con ella… Sin terceras personas ni relaciones externas», dejó claro ante el equipo del programa.

En el ‘dating show’ cenó con Sandra, una zaragozana afincada en Madrid que considera que no tiene un estilo definido: un día va gótica, al siguiente choni, y al otro hippy.
Al verla, a Ángel le causó una buena primera impresión porque la consideraba de su rollo. Ya solo por el look, a la soltera también le cayó bien el pretendiente que le habían seleccionado.
Los dos motivos de las calabazas de Sandra a Ángel
Tras las presentaciones, comenzaron a charlar en la mesa y poco a poco fueron descubriendo que tenían muchas cosas en común.
A Sandra, reacia a contar que se encontraba sin trabajo actualmente por si él pensaba que era una ni-ni, descubrió que el tatuador se encontraba en su misma situación le quitó un peso de encima.
Compartir sentido del humor también fue otro punto a favor. La soltera bromeó con que «me voy a morir» cuando le explicó a su pretendiente que padece psoriasis.
Y aprovecho para reivindicar mayor concienciación sobre su patología, pues «la gente se piensa que tengo la sarna o la viruela del mono antes que psoriasis».

Como no podía ser de otra manera, surgió en otro momento el tema de los tatuajes. Entonces, Ángel le enseñó la cruz de Dios que llevaba en el pecho.
Lógicamente, ella le preguntó si era católico. «A ver, creo en Dios. No suelo ir mucho a la iglesia», le explicó. «Qué movida… Yo no creo en nada en Jesucristo.
Tengo otras espiritualidades, soy un poco bruja», confesaba, por su parte Sandra. Sin embargo no se atrevió a revelar toda la información. No sabía cómo explicarle al chico «que tiro más para lo satánico, me va a mirar fatal».
Ya solo les quedaba adentrarse en el tema sexual. Que los dos se considerasen activos en la cama para Sandra era un problema, pero su cita lo relativizó. «Habrá que probar primero», sentenció.
Sin embargo, para la comensal fue determinante, y en la decisión final rechazó tener una segunda cita a pesar de que Ángel sí lo deseaba.
Alegó que «ha habido un par de cosillas en las que no hemos conectado». «Me echa para atrás que creas en Jesucristo», apuntó en primer lugar.
«No es broma», aclaró ante la reacción del soltero, que se echó las manos a la cabeza con un ataque de risa. El otro argumento de Sandra para no seguir conociendo a Ángel es que «los dos somos activos», y ante eso no podían hacer nada.
