Yolanda Garrido irrumpió en el funeral de Estado por las víctimas de la DANA con un duro mensaje contra Pedro Sánchez y Carlos Mazón, acusándolos de traición y manipulación del acto.

En un giro inesperado durante el funeral de Estado por las víctimas de la DANA, Yolanda Garrido se ha convertido en el centro de atención al lanzar un contundente mensaje contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente valenciano, Carlos Mazón.
Lo que se esperaba que fuera un acto solemne y controlado se transformó en un momento de revelación cruda y emocional que ha resonado en toda España.
La intervención de Garrido ha puesto en tela de juicio la gestión del Gobierno y ha dejado a los presentes, así como a la audiencia nacional, en estado de shock.
Durante la ceremonia, en un momento de silencio absoluto, Garrido se levantó y, con voz firme y decidida, exclamó:
“Ni el presidente del Gobierno, ni el presidente de la Generalitat, sois todos cómplices, sois asesinos, sois traidores a vuestro país. El galgo de Paiporta, que dé la cara”.
Estas palabras, grabadas por varios asistentes, se han vuelto virales en cuestión de horas, rompiendo el intento del Ejecutivo de presentar un acto “limpio” y controlado.
La indignación de Garrido, quien perdió a tres familiares en la tragedia, se convirtió en un grito de justicia que resonó más allá de las paredes del evento.
En una posterior entrevista en un programa de televisión, Garrido expuso cómo el acto había sido “milimétricamente planificado” para blanquear la imagen del Gobierno.
“Vosotros le llamáis funeral de cartón-piedra, yo le llamo el funeral del blanqueo”, sentenció, evidenciando la manipulación que, según ella, se estaba llevando a cabo.
Su relato no solo revela la falta de respeto hacia las víctimas y sus familias, sino también un intento claro de silenciar la verdad.

El dolor de Garrido es palpable. Entre lágrimas, relató la pérdida de su hermano Jorge, su cuñada Raquel y su sobrino Neizan, de solo cuatro años.
“A mi hermano lo asesinaron. Nadie ha asumido responsabilidades. El alcalde de Aldaya sabía del riesgo desde el mediodía y no avisó. Por eso ahora mi familia está en el cementerio y no en su casa”, declaró con una dureza que dejó a muchos en la audiencia sin palabras.
Su exigencia de justicia y responsabilidades penales se convierte en un eco de la frustración de muchas familias que han sufrido en silencio.
Además de su dolor personal, Garrido denunció el control al que fue sometida durante el acto. “Nos impusieron seis escoltas, nos seguían hasta el baño. No querían que habláramos con nadie ni que se supiera la verdad”, reveló.
Este tipo de control no solo es indignante, sino que también pone de manifiesto un intento deliberado de silenciar a aquellos que buscan justicia y verdad en medio de la tragedia.
Garrido no se detiene en su lucha por justicia. “No queremos dimisiones, queremos prisión para los culpables. Mi hermano me da la fuerza para no callar. No pienso dejar que sigan vendiendo su relato y lavándose las manos”, afirmó con determinación.
Su valiente intervención ha dejado en evidencia al Gobierno y ha desmantelado el intento de Pedro Sánchez de convertir el funeral en un espectáculo político perfectamente coreografiado.

El impacto de lo sucedido en el funeral de Estado va más allá de las palabras de Garrido. Su coraje ha inspirado a otros a alzar la voz y cuestionar la narrativa oficial.
En un momento en que la política y la tragedia se entrelazan, la historia de Yolanda Garrido se convierte en un símbolo de resistencia y búsqueda de verdad.
La indignación colectiva que ha surgido a raíz de sus declaraciones podría ser el catalizador para un cambio necesario en la forma en que se manejan las crisis y se rinden cuentas en España.
La reacción del público ha sido abrumadora. Muchos han expresado su apoyo a Garrido y su familia, reconociendo la valentía de hablar en un momento tan delicado.
Las redes sociales se han llenado de mensajes de solidaridad, y su historia ha resonado en los corazones de aquellos que han sufrido pérdidas similares.
La capacidad de Garrido para conectar con la gente, a través de su dolor y su lucha por justicia, ha generado un movimiento que trasciende el luto y se convierte en un llamado a la acción.
En conclusión, la intervención de Yolanda Garrido en el funeral de Estado no solo ha puesto en evidencia la falta de responsabilidad del Gobierno, sino que también ha encendido una llama de esperanza en la búsqueda de justicia.
Su valentía para hablar en un momento tan difícil ha resonado en toda España, recordándonos que, a pesar de las adversidades, siempre hay espacio para la verdad y la justicia.
La historia de Garrido es un recordatorio de que, en medio del dolor, la voz de las víctimas y sus familias debe ser escuchada y respetada.