La ex concursante de OT y representante en Eurovisión da hoy un concierto para ayudar a la investigación del cáncer de mama y la semana que viene estrena el musical ‘El Fil Invisible’ en Madrid.

Que hay vida después de Operación Triunfo, es algo que han demostrado ya muchos artistas a estas alturas. Pero una vida digna, sin arrastrarse por un poco de fama ni caer en el fango, sin falta de trabajo pero tampoco con demasiado estrés, y sin hacer lo que no quieres hacer, y aun así, o gracias a ello, siendo feliz, no es tan fácil. Ese es posiblemente uno de los mayores logros vitales de Beth Rodergas, aquella rubia con rastas que participó en la trituradora de ilusiones que fue la primera edición (solo uno de sus concursantes se mantiene en el verdadero estrellato), y que después de lidiar algunos años con la industria de la música, decidió alejarse y hacer las cosas a su manera.

Este jueves, Beth protagoniza un concierto en la Antigua Fábrica Estrella Damm (20h) con motivo del Pinktober Month, con la que Hard Rock Cafe Barcelona se une a la iniciativa global de Hard Rock International en apoyo a la lucha contra el cáncer de mama y la concienciación social. Las entradas solidarias, con un precio simbólico de 9 euros, estarán destinadas íntegramente a la Fundación Kálida, que ofrece acompañamiento integral a personas con cáncer y a sus familias, mejorando su bienestar emocional y social a lo largo del proceso.

¿Cómo va a ser este concierto? ¿Su último disco ‘Natural Women’ tendrá mucha presencia en el repertorio?

En este proyecto a piano y voz, tocamos casi todas las versiones de ‘Natural Women’. También combino con alguna canción propia, que la gente también lo agradece.

¿Tiene casos cercanos de cáncer de mama?

Varios, sí, sí. Desde una amiga a una trabajadora de la gestoría que me lleva el papeleo, la hija del marido de mi madre… es que es una plaga. El cáncer en sí, y este en concreto. Con cualquier causa benéfica, por poco que pueda, allá voy. Y me hace ilusión que cuenten conmigo.

¿Y tiene ideas para próximos discos?

Las versiones de grandes mujeres de la música se cuentan por cientos, así que me gustaría hacer un ‘Natural Women 2’, un ‘Natural Women 3’ y hasta donde pueda llegar, pero lo próximo que quiero hacer es sacar nueva música mía, no sé si un disco o canciones sueltas, pero algo quiero lanzar en 2026. Lo que pasa es que con tantas cosas que hago, mis tres hijos, el musical…

¿Y qué onda llevará?

No lo sé, lo que tengo aún es muy embrionario, pero tengo claro que combinaré idiomas, el inglés, castellano y el catalán. Me siento cómoda con las tres, y sacar temas en catalán me ha funcionado muy bien, porque en las radios de Cataluña es más fácil entrar si la canción es en catalán. Pero no quiero que en el resto de España me pierdan la pista del todo, si es que no me la han perdido ya (risas).

Ha ido a lo suyo sin atender a las leyes no escritas de la industria.

Eso es verdad. Es complicado, porque si no sales por la tele, si no suenas en la radio, es como que la gran masa cree que no estás haciendo nada. Y aunque me he quedado más en Cataluña, he estado haciendo teatro, televisión, discos, he formado una familia…

Sigue con ‘El Fil Invisible’ (‘El Hilo Invisible’).

La semana que viene la estreno en castellano en el Teatro Alcázar de Madrid. Las 56 funciones que hicimos en Barcelona, las 56 agotadas. En diciembre la obra vuelve a Barcelona, pero ahí ya doy el relevo a otra chica.

¿Cuántas veces le han dicho que dejó pasar una gran oportunidad cuando se alejó de la industria?

Bastantes, no te voy a engañar. Hace tiempo que no me lo dicen, pero sobre todo gente de la industria, sí me da ese mensaje de «buah, lo que podías haber sido». Pero también me han dicho que qué guay, qué autenticidad, qué bien llevada la carrera en cuanto a ser coherente contigo misma. Al salir de OT la fama me vino un poco grande, me agobié mucho con el hecho de no poder andar tranquila por la calle. Pero si a nivel de estilo musical me hubiera gustado lo que me proponían las discográficas… ¡ojalá me hubiera gustado! Pero no era mi rollo, no era mi estilo.

Qué tercos son a veces.

Sí. Es que obligar a alguien a hacer algo que no va con él, al final eso va a petar. Hay gente que lo lleva mejor, pero yo necesito ser coherente, que haga mucha verdad en todo lo que hago. Si algo me chirría, prefiero no hacerlo.

Amaia es la única que me da la sensación de estar haciendo exactamente lo que quiere. ¿Ha visto el documental de Aitana?

Lo he visto, lo he visto.

No sé si al ver su nivel de ansiedad por el exceso de presión, pensó «de la que me he librado».

Total, claro. Todo tiene un precio que hay que pagar, y el hecho de salir de OT a nivel psicológico es muy heavy, porque pasas de que no te conozca nadie a que te conozca toda España y parte de Sudamérica. Ya solo eso, aunque dijeras que ya no quieres grabar nada, a nivel psicológico es heavy. Tienes que estar muy bien rodeado de gente, y en mi caso tuve claro que sí, muy guay, pero necesitaba irme un tiempo para retomar las riendas y frenar un ritmo que a mí no me compensaba.

Hay gente a la que sí le compensa, porque será más ambiciosa en ese sentido. Pero vivir tranquila, poder ir a buscar a mis hijos al colegio, yo no lo cambio por nada. Y sigo viviendo de mi trabajo, aunque no sea sólo de los discos. A nivel de España sí me encantaría recuperar ese momento de dar conciertos por todo el país, que lo tuve y ahora no lo tengo. Pero bueno, tengo mi equilibrio, mi familia es mi sueño y en ese sentido soy más ambiciosa a nivel personal que profesional.

Hablando de Amaias, una vez me pareció oír en RAC1 que La Oreja de Van Gogh la tanteó como cantante. ¿Es cierto?

Sí, lo dijeron porque se lo conté yo. No me gusta darle bombo a esto porque va a parecer que quiero aprovechar algo de este momento y nosequé…

Pero llamar, llamaron.

Sí. Yo acababa de sacar un disco producido por Suso Saiz, y él conocía muy bien a la gente de La Oreja. Amaia dejó el grupo, ellos estaban en busca de cantante, y Suso me dijo: «Me han dicho que te diga que les gustaría verte, y que vayas a Donosti a conocerlos». Yo no lo veía claro porque justo había sacado un disco con el que era libre, con mi camino y mi estilo, y no lo vi porque hubiera sido como no volver a ser yo. Aunque lo que proponían ya era bestia, porque era gira por Sudamérica, me daban una parte de la composición de las canciones… Me acuerdo de que la propuesta era guapa. Pero yo tenía dudas.

Recuerdo perfectamente que Suso me dijo: «Si tienes dudas, no vayas a Donosti. Porque son un amor, te van a parecer encantadores y les vas a decir que sí». Pero insisto en que no quiero darle importancia, te lo estoy contando porque en RAC1 hicimos un juego que consistía en contar tres historias, y la gente tenía que adivinar si eran verdad o mentira. Como pensé que la gente iba a creer que era mentira, conté la anécdota. Además, igual que salió mi nombre, seguro que hubo más chicas.

¿Ha seguido Eurovisión en los últimos años, ¿cómo ha vivido la polémica por la participación de Israel?

No me ha interesado mucho nunca, ni antes de participar ni después. En los últimos dos o tres años sí he estado al día con los representantes de España. Y sobre Israel, cuando Televisión Española dijo que si Israel participa, ellos se bajan, me parece bien. Y coherente.

Para despedirnos, ¿qué tal va su empresa de ropa?

Se llama LittleLia por mi hija Lia, y vendemos sólo online, no tenemos tienda física. Producimos en kilómetro cero, en el Maresme, con tejido de aquí y sostenible, con lo cual te puedes imaginar que es complicado. Es un proyecto que tengo con mi madre, y al principio nos centramos en niños pero ahora estamos haciendo el paso a moda de mujer. Así mi madre y yo nos mantenemos juntas y activas, y cada vez tenemos más clientas, así que mola, mola mucho.

¿Y alguno de sus hijos va para cantante?

Lia hace teatro musical, aunque está en esa edad que te da un poco de vergüenza. Kai toca la batería, y la peque, que tiene dos años, es la que más apunta maneras. Porque se sabe un montón de canciones y afina súper bien. Luego ya se verá lo que hacen.

¿Pero mejor que no pasen por OT?

(Risas) Me lo preguntan a veces, que qué les diría si me lo pidieran. Sería heavy, sí. No sé si se lo deseo, pero si llegara el momento no podría decirles que no. Yo al final estoy feliz de la decisión que tomé de presentarme. Me cambió la vida, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero luego me ha ido muy bien, y los cuatro meses que estuve ahí dentro fueron increíbles.