El artista conquistó a su cita pese a no dar la cara en ningún momento: “Me ha gustado su energía y la paz que transmite”

irst Dates ha recibido a todo tipo de solteros en busca del amor, pero ninguno como Pasajero Zeta, el hombre que ha conseguido dejar sin palabras —literalmente— a Carlos Sobera y a toda la audiencia de Cuatro. Vestido con un mono naranja que cubría todo su cuerpo y sin pronunciar una sola palabra, este artista onubense de 35 años protagonizó una de las citas más insólitas en la historia del programa.

Nada más entrar al restaurante del amor, Sobera se quedó perplejo: “Intuyo tu sexo”, bromeó el presentador ante el absoluto silencio del comensal, que se limitó a asentir y a señalarse el cuerpo. “Eres artista y no hablas”, añadió Sobera, mientras Pasajero Zeta le mostraba una pequeña pizarra con la que se comunica cuando las señas no son suficientes. Según explicó por gestos, tomó la decisión de no hablar ni mostrar su rostro hace una década: “No gustaba a la gente como era antes y me lo hacían notar”, escribió en su pizarra. Desde entonces, vive y se expresa únicamente a través del movimiento y el arte corporal.

El propio Sobera no pudo evitar su curiosidad: “¿Puedes culminar tus relaciones vestido así?”, le preguntó. El misterioso comensal, con humor, respondió que “se medio quita el traje” cuando la ocasión lo requiere. El tono relajado y la naturalidad con la que defendió su estilo de vida sorprendieron incluso a los camareros, acostumbrados a citas atípicas en el programa.

Su cita de la noche fue Gema, una profesora de primaria especializada en educación especial que llegó desde Madrid con la intención de conocer a alguien “emocionalmente compatible”, anunciando que se fijaría más en . Nada más verle, su reacción fue espontánea: “He flipado… ¡¿Cómo no voy a flipar?!”. Sin embargo, la sorpresa dio paso a la complicidad: ambos dominaban la lengua de signos, lo que facilitó una comunicación diferente pero fluida.

Durante la cena, Gema se interesó por el origen de su personaje y por cómo había aprendido a vivir bajo ese concepto artístico. El momento más comentado llegó con los platos: Pasajero Zeta se tomó su puré con pajita a través del traje, dejando a su cita entre la risa y la incredulidad. “No me esperaba para nada esto”, reconoció ella entre carcajadas, admitiendo que estaba disfrutando “de una experiencia única”.

La cita, lejos de ser un simple espectáculo, terminó dejando una conexión real. Ambos bailaron juntos en el reservado del restaurante y, al final de la velada, coincidieron en querer seguir conociéndose: “Creo que el mensaje de Pasajero Z es ‘vive y deja vivir’. Me ha gustado su energía y la paz que transmite. Me genera curiosidad. Nos compenetramos bien”, aseguró Gema. Él, con su habitual silencio, asintió y escribió en su pizarra una sola palabra: “Sí”. Con su paso por First Dates, Pasajero Zeta no solo protagonizó uno de los momentos más surrealistas del programa, sino que también dejó una reflexión sobre la autenticidad y la aceptación.