Alejado de los focos, Paco Pérez Bryan, se convirtió en un referente de la radio en los años 80 y mantiene con la artista una relación tan sólida como hermética.
Hablar de la vida privada de Luz Casal es adentrarse en un territorio que ella misma ha blindado durante décadas. Reservada, hermética y selectiva hasta el extremo, la artista gallega nunca ha sentido la necesidad de exhibir su intimidad. De hecho, apenas existen imágenes de ella junto a su pareja, el periodista musical Francisco (Paco) Pérez-Bryan, con quien mantiene una relación de más de treinta años. Un vínculo sólido, discreto y construido lejos de cualquier foco mediático.
Poco se sabe porque ellos así lo han querido, pero lo que sí es público es que Paco Pérez-Bryan es una figura respetadísima dentro del periodismo musical español. Con una carrera que comenzó en Radio Juventud de Málaga siendo apenas un veinteañero, pronto se convirtió en una voz imprescindible en la radio española. Programas como ‘Aula 23’ o ‘El Búho’ marcaron una época y dieron espacio, en plena eclosión de la Movida Madrileña, a bandas que hoy ocupan capítulos fundamentales de la historia del pop y del rock.
Su reputación creció hasta el punto de debutar en cine de la mano de José Luis Garci en ‘Solos en la madrugada’ y aparecer después en ‘Laberinto de pasiones’, de Pedro Almodóvar. En los 80 y 90, su presencia en ‘Radio 1’, ‘TVE’ y ‘Radio 3’ consolidó su figura como uno de los grandes divulgadores musicales del país. Fue, además, el primer locutor que pinchó a Nirvana en España y, lejos de anclarse en el pasado, ha defendido abiertamente la música urbana contemporánea.
Un compañero de viaje en todos los sentidos
Su historia con Luz Casal es, en sí misma, un ejemplo de complicidad. No solo comparten vida, también comparten oficio, pasión y una manera de entender la música como forma de vida. La artista lo ha dicho más de una vez: Paco es su «compañero de viaje», una definición que, en su caso, es literal. Él la acompaña en giras, en procesos creativos y en esa búsqueda inagotable de sonidos nuevos. Ambos viajan con frecuencia para descubrir propuestas emergentes y asistir —siempre desde el anonimato— a conciertos de artistas a los que admiran.
Fruto de esa alianza nace el Festival de la Luz, el proyecto solidario dirigido por Pérez-Bryan que se celebra en Boimorto, la aldea donde nació Luz. Un festival inspirado en los grandes eventos europeos —Glastonbury, Reading— pero en formato íntimo, ecléctico y benéfico. Un evento que recauda fondos para causas sociales y que se ha convertido en uno de los gestos más significativos de la pareja.
Una vida repartida entre cuatro ciudades
Aunque su base profesional está en Madrid, Luz y Paco pasan largas temporadas en Boimorto, donde ambos han impulsado actividades culturales. También en Málaga, tierra natal de él, y en Francia, donde la artista es una estrella de dimensión internacional, especialmente desde el éxito de Luz Casal chante Dalida.
No se pronuncian sobre si están casados; la discreción es una norma inamovible. En más de tres décadas nunca han posado juntos en un photocall. Nunca han protagonizado una revista del corazón. Nunca han hecho pública una crisis. Han preferido el silencio, y quizá por eso su relación se ha mantenido tan intacta.
Unidos por la música
Treinta años después, siguen viajando, riéndose y construyendo vida juntos. No es una relación de titulares ni de exhibiciones públicas. Es una relación hecha de giras, aeropuertos, discos, proyectos solidarios y esa afinidad casi intuitiva que hace que, para Luz, Paco sea la persona «con la que me sigo riendo«.
Quizá por eso, sin grandes declaraciones ni gestos grandilocuentes, conforman una de las parejas más longevas y sólidas del panorama musical español. Una historia que, igual que su música, prefieren que hable sola.
