La joven de 38 años estaba en la sexta semana de embarazo.
Tras este desenlace ha decidido no seguir con el proceso de fecundación in vitro.

Marta Riumbau ha perdido un bebé en la sexta semana de embarazo, tal y como ha compartido con sus seguidores. Un mazazo para la ‘influencer’ de 38 años, que no llegó a contar que estaba esperando un bebé por precaución y a pesar de que todo parecía ir bien. La creadora de contenido estaba centrada en su hija Julieta, que tiene ya un año y que también nació por fecundación in vitro, con la esperanza de poder ampliar la familia.
«Hoy debería haber sido un domingo normal, pero esta madrugada he sufrido un aborto», compartía. Al igual que en su primer embarazo, Marta prefirió llevar las cosas en secreto. «Nadie sabía que estaba embarazada», expresaba, ni siquiera su propia familia. «Con Julieta tampoco me permití estar feliz e ilusionada, pasan muchísimas cosas como esta, es mucho más común y habitual de lo que parece», reconocía.

Todo iba bien, «ya había escuchado el latido», pero a principios de la semana pasada tuvo un sangrado. «Me pasó lo mismo en la misma semana y días con Julieta», expresó. Y aunque en el médico le dijeron que todo iba bien, en la noche del viernes volvió a sangrar y volvió a urgencias: «Allí ya se pudo ver el hematoma, pero estaba dentro de lo malo en lo mejor, porque no iba a arrastrarlo. Me dijeron que me pinchara otra vez progesterona y me fui con muchísimo dolor», admitió. «Me fui a la cama con tal dolor que dije, esto es imposible que sea bueno. Era como contracciones y de alguna forma ya lo sabía».
Según ha relatado, se trataba de «un dolor muy intenso, muy punzante y muy localizado». «Me he despertado sin dolores, sin náuseas, y no sé por qué, pero he ido directa a la ducha… y se ha desprendido. Era algo muy claro, muy evidente. Me ha sorprendido la frialdad con la que he actuado. Ahora me estoy rompiendo un poco más, pero supongo que ha sido por Julieta o porque yo ayer ya lo sabía de alguna forma», relataba. Aunque confesaba que no le venía bien hablar de ello.
El último embrión
Marta admitía que ha sido un dolor físico y emocional. «No es menos dolor si te lo quedas solo para ti, sigue siendo una pérdida», señalaba con pesar. Pero haber perdido al que sería su segundo hijo es, además, el final de su camino para volver a ser madre. Tal y como desvelaba, este era «el último embrión» y, tras este final abrupto, no tendrá lo que se conoce como un «bebé arcoíris». Es decir, un niño que llega después de un aborto. «Algo que he tenido siempre bastante claro, y que cuando empecé este proceso en septiembre, dije: si sale mal, no vuelvo a empezar otra vez con los ciclos», se sinceraba.
Sobre todo porque ya fue madre una vez, y es consciente de que si volviera a comenzar el proceso tres años más tarde sus óvulos serían «de peor calidad». Si no hubiera sido ya madre «lo intentaría hasta el último óvulo», pero no quiere «hormonarse sin que nadie asegura conseguir equis embriones», finaliza.