La humorista gaditana se ha abierto en canal en un vídeo publicado en Instagram, donde ha hablado del amor que une a su hija y a Mario Cristóbal, y del reflejo que ve en ellos de su propia historia con Antonio Vidal.

Paz Padilla (55 años) está viviendo uno de los momentos más felices de su vida. La humorista ha hablado con orgullo sobre la próxima boda de su hija, Anna Ferrer, con su pareja, Mario Cristóbal. Tras hacerse público el compromiso, la presentadora ha querido abrir su corazón con sus seguidores a través de un vídeo publicado en sus redes sociales, donde no ha podido contener las lágrimas al hablar del novio de su hija.
«Quería compartir con vosotros cómo me siento», empezó diciendo. «Veo a mi hija muy serena, muy tranquila, muy luminosa y él la quiere tanto, la ama tanto y la respeta. Tiene admiración, ternura. Yo a él le considero como a uno de la familia, como un hijo porque es muy noble, pero sobre todo porque la quiere y yo siempre le digo a Anna: ‘te quiere a ti, pues le tengo que querer«, explicó visiblemente emocionada.
La relación entre madre e hija siempre ha sido muy estrecha, y en los últimos años se ha consolidado también como una unión profesional y de amistad. Pero ahora, ese vínculo se amplía con la llegada de Mario, a quien Paz no solo ha acogido con los brazos abiertos, sino que ya considera parte de su familia.

Al hablar de la pareja, Paz no puede evitar que la emoción la sobrepase al recordar su propia historia de amor con Antonio Juan Vidal, su marido fallecido en 2020, a quien siempre tiene presente. «Yo he conocido el amor auténtico y profundo y yo les miro y me emociono», reconoció entre lágrimas. «Ver a tu hija así es muy bonito y luego cómo él la mira, cómo la quiere, es precioso«, añadió.
No es la primera vez que Paz habla con franqueza sobre sus sentimientos, pero en esta ocasión sus palabras han calado especialmente entre sus seguidores. La gaditana, que ha sabido transformar el dolor en aprendizaje, vive con entusiasmo este nuevo capítulo en la vida de su hija y no oculta que la boda la tiene profundamente ilusionada. «Va a ser el día más feliz de su vida, vestida de blanco, y me hace muy feliz. Si hoy estoy llorando, no sé qué va a ser el día de la boda«, concluyó con una gran sonrisa.