Tras hacer público su diagnóstico, el cantante y su familia han apostado por recuperarse en la tranquilidad de su casa familiar.

Recibe visitas diarias de sus hijos y de algunos amigos.

El pasado 26 de diciembre la oficina de representación de Raphael facilitaba un comunicado en el que se explicaba la enfermedad que padecía el cantante.

El diagnóstico de Raphael era un linfoma cerebral primario del que ya comenzaron a tratarle en el hospital de 12 de octubre.

Una vez que recibió el alta regresó a su domicilio en Boadilla del Monte, donde ha vivido la familia Martos Figueroa y se han criado los tres hijos.

Si antes sus agendas formaban parte de los almuerzos dominicales cuando estaban en Madrid, ahora las visitas son casi diarias.

Siempre han sido una unidad afectiva muy potente.

Natalia Figueroa recordaba la casualidad que hizo que estuvieran todos juntos en la casa un mediodía cuando recibieron la llamada más importante en sus vidas.

Aquel primero de abril de 2003 el hospital comunicaba que había un donante compatible.

“Yo tenía siempre la maleta preparada y el teléfono abierto día y noche.

En cuanto nos lo dijeron nos fuimos todos para allí.

Era una mezcla de alegría y preocupación”, dijo Natalia Figueroa.

Su hija Alejandra coincidía con su madre y así lo contó en la primera entrevista que concedió a un medio, que fue Vanitatis.

“Fue una etapa muy dura porque mi padre se moría y no sabíamos si iba a llegar el trasplante, si funcionaría. Tremendo.

Fue hace 21 años y lo sigo recordando como una pesadilla.

El día que llamaron por teléfono para informar de que había llegado el momento dio la casualidad de que estábamos todos en su casa comiendo juntos. Tengo esa imagen grabada”.

En este chalé se han celebrado los grandes acontecimientos familiares, como han sido los cumpleaños, aniversarios, presentaciones de discos, la boda de la hija Alejandra, las de plata y oro de Raphael y Natalia o las celebraciones de bautismo, entre otras reuniones clásicas como las de Navidad.

También ha sido el lugar donde el cantante ensayaba con sus músicos y preparaba sus conciertos.

Una casa acogedora de puertas abiertas a la que ahora acceden los más íntimos.

Natalia Figueroa es una mujer rigurosa en todo lo que tiene que ver con este periodo de recuperación de su marido, igual que lo fue cuando recibió el trasplante.

 Menús y horarios marcados por los especialistas.

Según confirmaba Jacobo Martos, el hijo primogénito, su padre es un buen enfermo: “Está animado, tranquilo y optimista como todos nosotros.

Y cumpliendo con todo lo que le mandan. Ahora hay que esperar”.

Una de las rutinas que se mantenían mientras los hijos vivían en la casa era que no se podía hacer ruido mientras el padre estaba echándose la siesta.

Uno de los problemas de Raphael antes del trasplante era que no dormía bien por la noche y la siesta le servía para recuperar fuerzas.

Una vez que se recuperó y volvió a la vida saludable también recuperó el horario de sueño nocturno.

Los amigos tienen su horario de visita y nos aseguran que se encuentra muy arropado y agradecido a la prensa por el trato recibido

Todos los que le conocen aseguran que es un hombre muy metódico y ahora, tras este tropiezo de salud, aún más.

 No ha dejado de contestar a los buenos amigos que se ponen en contacto con él y de mantenerse en forma en el gimnasio que tiene en su casa.

Los amigos tienen su horario de visita y nos aseguran que se encuentra muy arropado y agradecido a la prensa por el trato recibido.

En este sentido, tanto Raphael como su familia han querido que no hubiera posibilidad de elucubraciones.

Una vez que se sintió mal cuando grababa el programa ‘La Revuelta’ y entró por su propio pie en el hospital, las informaciones han sido muy claras.

Los hijos han demostrado ese buen talante ante la prensa a pesar de la adversidad que suponía el descubrimiento del linfoma. Una familia unida y respetada.