🐻 Sonsoles Ónega emociona al recordar sus raíces: “Mis abuelos trabajaban en el campo en Galicia, desde recoger patatas hasta sacar el ganado”

La periodista y escritora nos habla con orgullo de las humildes raíces de su familia y su querencia al pueblo: “Todos tenemos la ensoñación de volver”

Sonsoles Ónega, en Segovia, nos habla de sus raíces

Sonsoles Ónega es una mujer muy ocupada. Pero en esta mañana soleada y ligeramente fresca en la que se cita con SEMANA, la periodista y escritora ha sacado tiempo para viajar a Segovia y acudir a una cita muy especial. Va a recibir uno de los galardones en la XIX edición de los Premios Nacionales por la Igualdad Mujer y Hombre 2025, que organiza FEMUR (Federación de la Mujer Rural).

Hoy es precisamente el Día Internacional de la Mujer Rural. Cientos de mujeres han venido de todas las provincias de España para celebrar, y celebrarse juntas, por todo lo que han logrado y para recordar todo lo que queda por hacer.

Es una causa noble y necesaria, a la que Sonsoles no ha querido faltar, por mucho que siempre le apremie el reloj y ese mismo día tenga que volver a Madrid para presentar el programa que lleva su nombre, en Antena 3. Lo que hará justo después de que recoja su premio sobre el escenario del teatro Juan Bravo.

Podemos preguntarnos qué relación existe entre esta pizpireta Sonsoles, que aparece en la Plaza Mayor de Segovia vestida de blanco total, con un trench de cuadros sobre los hombros, y el mundo rural. Con los pueblos. Y sin embargo, hay conexión, y mucha.

Su padre, el reconocido periodista Fernando Ónega, nació en Mosteiro, una pequeña aldea de Lugo. Allí están sus raíces y ella no las ha olvidado. Muy al contrario.

Sonsoles Ónega habla de su trabajo, su familia y su amor

Sonsoles Ónega: “La gente es muy amable y cariñosa conmigo”

Nos lo cuenta con una gran sonrisa en un encuentro con SEMANA lejos de los focos, a un ritmo más pausado fuera de la capital.

Sonsoles ha pedido un cafetito en uno de los bares de la plaza, comentamos el buen día que hace y lo preciosa que luce la catedral al fondo. En un momento dado, el propietario del local le pregunta si puede hacerse una foto con ella y Sonsoles accede sin dudar.

Aunque la periodista es una persona sociable, también es muy discreta. Hoy no tocan preguntas sobre la Reina Letizia, una de sus mejores amigas, sobre la que nunca habla precisamente por preservar su relación.

“La gente es muy amable y cariñosa y me encanta cuando me dicen ‘mi madre te ve’ o ‘acompañas a mi abuela’… Eso es muy bonito y no me pesa “, asegura Sonsoles tras posar para el selfie.

Sonsoles Ónega ha sido distinguida con este premio, en parte, por las mujeres fuertes ‘de pueblo’ que retrata en sus novelas, en especial en la última, “Las hijas de la criada”, con la que ganó el Premio Planeta en 2023. Por cierto, este año nos dice que no ha podido ir por problemas de agenda.

Sonsoles Ónega, estupenda con un look blanco

Sonsoles Ónega: “Tengo más gen rural que de ciudad”

-Sonsoles, ¿cuál es tu ligazón con el pueblo?

Yo es que creo que tengo más gen rural que de ciudad. Recuerdo todos mis veranos en Mosteiro, donde nació mi padre y donde hemos pasado buena parte de nuestra infancia y adolescencia. Y es allí donde siempre pensamos que algún día volveremos.

-¿Qué te queda de ese lugar dentro de ti?

Creo que tengo un vínculo estrecho con la naturaleza, los animales, la tradición, con la escuchanía de las gentes de los pueblos, que me parece prodigioso… Si existe escribanía, ¿por qué no la escuchanía? (risas). Me encantan las ciudades y la vida en las ciudades, pero aterrizo cuando llego a un pueblo. Me encanta el ritmo de los sitios pequeños, y sobre todo ese respeto a los orígenes. Tengo algo de todo eso.

Sonsoles Ónega y Consuelo Berlanga

-Hablando de mujeres, ¿qué ejemplo te dio tu abuela gallega?

Mi abuela Angelita, casada con mi abuelo José Ramón, trabajaron el campo toda la vida, desde recoger patatas y berzas hasta sacar el ganado de las cuadras. Luego ella era muy señora, se ponía sus collarazos, que supongo que eran falsos, para estar guapa. Eran mujeres que cuidaban de sí mismas y de todos los demás. Eran cabezas de familia.

-¿Y qué hay de tu abuela materna?

Mi otra abuela, aunque nació en Madrid y además en la Puerta de Toledo, cuando Madrid era un pueblo y se revivía las parturientas con un caldo de gallina, también tenía mucho apego a la tierra. Ella siempre decía: “¡Si nosotras hubiéramos tenido Facebook!”. Estoy convencida de que hubieran conquistado el mundo. Todos estamos hechos de estas mujeres. En los pueblos es donde uno puede encontrar su raíz, su origen más verdadero.

Sonsoles Ónega: “En el pueblo buscaba babosas y cortaba ortigas para pinchar a mi hermana”

-¿Qué recuerdas de aquellos veranos eternos en Galicia?

Me recuerdo asalvajada… Salía de Madrid y era otro mundo, sin tiempo, sin obligaciones. Fue una infancia tan distinta a la que pueden tener mis hijos ahora, sin maquinitas, buscando babosas, cortando ortigas para pinchar a mi hermana…

Sonsoles Ónega recibiendo el premio Igualdad Mujer y Hombre de Femur

-¿Sientes la llamada de volver al pueblo o en el fondo es una utopía de moda?

¡La siento todo el rato! Es una idea que siempre ha estado, fíjate. Esa querencia al pueblo la he tenido ahí. Nunca me he desvinculado. Creo que todos tenemos esa ensoñación. Antiguamente decíamos “pondré una mercería cuando me retire” y ahora es “me iré a vivir al campo”. Eso está ahí. Hay una especie de éxodo hacia ciudades más pequeñas, que ojalá sea la solución para el problema de la España vaciada.

“Escribo en mi casa. Me recluyo es una biblioteca muy bonita”, dice Sonsoles Ónega

-¿Qué vínculos te quedan en el pueblo?

La verdad que allí no tengo amigos, porque es una aldea de 400 habitantes. Pero conservamos la casa de mi abuela. Eso sí, con necesidad de hacerla habitable. Ese es un reto o una asignatura pendiente de la familia.

Sonsoles Ónega recibió el premio de manos de Juana Ortega, presidenta de FEMUR

-¿Te ves en unos años retirada allí escribiendo?

La verdad es que yo escribo en mi casa, donde he conseguido tener un espacio muy chulo e íntimo. Una biblioteca muy bonita. Y la verdad es que ahí me recluyo.

“Me digo que no puedo perder la cabeza”, asegura la periodista y escritora

-¿Tienes alguna meta concreta?

No le pido mucho más a la vida que poder haciendo lo que me gusta y conservando los sueños que vas postergando porque el presente no te va del todo mal. Mientras pueda seguir trabajando en lo que más me gusta, que es la tele, y escribiendo novelas que me evaden, que me ‘destaconan’ y me permiten pisar acera, soy inmensamente feliz.

-¿Cómo llegas a todo?

Tengo poco tiempo para cogerme fines de semana largos… El periodismo es estresante. Un programa diario es exigente y requiere de válvulas de escape bien reguladas… Pero yo creo que las tengo.

-Eso será porque tienes la cabeza en tu sitio…

¡De momento! (risas) Todo el rato me digo: “No puedo perder la cabeza”.

 

 

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