Tras meses de negociación, los cinco hijos del difunto marqués de Griñón han adquirido el 50 % de la bodega que aún pertenecía a su antiguo socio.

Tras meses de negociación, los cinco hijos del difunto marqués ya son dueños de la bodega Marqués de Griñón al adquirir el 50% de la parte que aún pertenecía a su antiguo socio. Ahora la empresa vuelve a estar en manos completamente familiares. Así lo han anunciado Manolo, Xandra, Tamara, Aldara y Duarte Falcó, cumpliendo la promesa que hicieron tras la muerte de su padre de mantener vivo su proyecto vitícola.
La bodega Marqués de Griñón fue fundada por Carlos Falcó revolucionó la viticultura española. Fue pionero a la hora de introducir variedades internacionales, el riego por goteo y la idea de un vino de pago en su finca de Dominio de Valdepusa, en Toledo. Aunque los hijos del Carlos ya participaban en el negocio, hasta ahora no controlaban la totalidad. La figura del socio, que poseía el 50 %, complicaba las decisiones estratégicas de la bodega.
Según ha explicado el primogénito Manolo Falcó, quien lideró las negociaciones, la operación responde a una motivación muy clara: «recuperar el control para que sea un proyecto familiar, liderado por nosotros». Sus palabras reflejan un compromiso personal profundo con el legado de su padre: «Mi compromiso personal es continuar la empresa que mi querido e irrepetible padre fundó hace ya medio siglo… manteniendo vivo su espíritu emprendedor y el compromiso con la calidad que nos ha transmitido».

Los Falcó no solo quieren seguir produciendo vino de alta gama, sino también impulsar la línea de aceite de la bodega. Tal como ha indicado Manolo, actualmente la producción está muy equilibrada entre vino y aceite, y planean hacer crecer ambos negocios con una visión familiar y de largo recorrido.
Más allá de la parte empresarial, esta operación simboliza un homenaje a su padre. Carlos Falcó fue mucho más que un aristócrata: convirtió su finca en un referente técnico y cultural, y sus hijos quieren honrarlo no solo manteniendo su nombre, sino proyectando su visión hacia el futuro.
De hecho, ya han dado muestras de esa ambición con un lanzamiento reciente muy emotivo: a mediados de 2025, Tamara Falcó y sus hermanos presentaron un vino ecológico Rueda en memoria de su padre. Un vino fresco y ligero, que según la propia Tamara refleja «la caricia de las flores blancas y la pureza de la naturaleza», y que busca unir autenticidad con elegancia, tal como lo hacía él.
Un legado familiar

La operación marca un cambio de rumbo importante para Marqués de Griñón: ya no dependerá de un socio externo, sino que se convierte en un proyecto totalmente familiar, gestionado por los hijos del marqués con diferentes perfiles. Manolo, con su experiencia financiera, será clave en la gestión y Xandra, Tamara, Aldara y Duarte aportan cada uno su propia mirada, desde lo público hasta lo privado.
«Estamos muy contentos», revela el hijo mayor de Carlos Falcó. «Todos somos accionistas y este es un primer paso. Tenemos muchas ideas y hay que pulirlas», avanza. «Durante años tuvimos un socio que lógicamente tenía mucho poder en las decisiones estratégicas y que gozaba de muchas sinergias con otras bodegas, ahora tenemos que buscar nuevos proveedores, distribuidores y diseñar nuevos caminos que nos ayuden a hacer crecer esto, pero estamos entusiasmados porque ahora podemos hacerlo a nuestra manera».
Para ellos, no es solo un negocio: es el cumplimiento de una promesa y, sobre todo, la manera de mantener vivo el espíritu de Carlos Falcó, un pionero al que consideran inspiración y modelo para proyectar Marqués de Griñón hacia las próximas décadas.