La relación entre Mary Austin y Freddie Mercury es una de las historias más intrigantes y emotivas en el mundo de la música.

Freddie Mercury, el carismático líder de Queen, encontró en Mary una conexión especial que desafió las convenciones y perduró a través de los momentos más oscuros de su vida.

A sus 73 años, Mary Austin ha revelado detalles sobre su relación con Freddie que arrojan nueva luz sobre este amor eterno y la complejidad de su vínculo.

A continuación, exploraremos esta historia desde sus inicios en los años 60 hasta el legado que aún persiste.

Todo comenzó en 1969, cuando Freddie Mercury, un joven de 24 años en busca de su camino en la música, conoció a Mary Austin, de 19 años, en una boutique de Londres.

Su encuentro fue posible gracias a Brian May, guitarrista de Queen y amigo mutuo, quien facilitó el primer acercamiento entre ellos.

La conexión entre Freddie y Mary fue inmediata, marcada por la energía y el encanto inusual que ambos irradiaban.

La atracción entre ellos fue tal que, después de cinco meses de noviazgo, decidieron vivir juntos.

En aquel momento, el apartamento que compartían era modesto, pero para ambos representaba un espacio de libertad y apoyo.

Durante los primeros años de su relación, Mary fue un pilar fundamental para Freddie.

Mientras él intentaba abrirse paso en el mundo de la música, ella lo apoyaba económicamente, trabajando arduamente para asegurar que no les faltara lo esencial.

La fuerza de su conexión los mantuvo unidos, y, a medida que Queen comenzaba a ganar notoriedad, ambos enfrentaron juntos los desafíos de la vida en pareja.

El momento decisivo llegó en la Navidad de 1973.

Freddie, impulsado por el profundo cariño que sentía por Mary, le propuso matrimonio en una ceremonia privada, casi como un juego entre ellos.

Esta propuesta llegó en el mismo año en que Queen lanzaba su primer álbum y comenzaba a hacerse un lugar en la escena del rock.

Para Freddie, este era un sueño hecho realidad, y Mary era parte crucial de ese sueño.

Sin embargo, la fama trajo consigo nuevas dinámicas y presiones. A pesar del compromiso y del éxito que disfrutaban, los deseos y expectativas de ambos comenzaron a divergir.

Freddie, quien siempre se había caracterizado por su espíritu libre y su creatividad sin límites, comenzaba a explorar aspectos de su identidad que hasta entonces había mantenido ocultos, lo que añadiría complejidad a su relación.

El estrellato de Queen y el proceso de autodescubrimiento de Freddie coincidieron en 1976, cuando él, en un acto de honestidad, compartió con Mary que era bisexual.

En aquellos tiempos, la orientación sexual de Freddie era algo que no se discutía abiertamente, por lo que su confesión fue impactante.

Esta revelación fue decisiva y llevó al fin de su relación romántica después de seis años juntos.

Sin embargo, lo que podría haber sido una ruptura definitiva se transformó en una amistad sólida y duradera.

Mary aceptó la verdad de Freddie, y juntos encontraron una nueva manera de estar el uno para el otro, sin importar los cambios en sus vidas.

A pesar de que su relación amorosa terminó, Mary continuó siendo una figura importante en la vida de Freddie.

Su conexión se mantuvo inquebrantable, y ella siguió acompañando a la banda en sus giras y proyectos, incluso después de formar su propia familia.

Mary se casó y tuvo dos hijos, pero la lealtad que sentía por Freddie no disminuyó.

Para él, Mary seguía siendo una figura insustituible en su vida, a quien incluso llegó a considerar como su esposa de facto, aunque su relación ya no era romántica.

Por su parte, Freddie optó por vivir una vida más abierta y libre, explorando su sexualidad sin restricciones.

Su carisma, sumado a su atracción por el estilo de vida hedonista, lo llevó a relaciones con diversas personas, tanto hombres como mujeres, aunque ninguna logró ocupar el lugar especial que Mary tenía en su corazón.

La enfermedad de Freddie fue otro capítulo desgarrador en esta historia.

Su diagnóstico de SIDA, que finalmente se hizo público en 1991, afectó profundamente no solo su carrera, sino también sus relaciones más cercanas.

Enfrentar una enfermedad tan devastadora en una época en que el estigma social era alto fue una batalla solitaria para Freddie, pero Mary estuvo presente, brindándole apoyo y comprensión.

Aunque su comunicación era limitada, ambos mantenían la conexión a través de llamadas y visitas esporádicas, mostrando el profundo cariño que aún compartían

La contribución de Freddie al rock es incuestionable, y su influencia en la música ha sido inmensa.

Pero además de sus logros musicales, su historia es un símbolo de valentía frente al estigma y la adversidad, especialmente en relación con el SIDA.

Freddie abrió el camino para que otros enfrentaran su sexualidad y enfermedades con dignidad.

Su legado continúa vivo no solo en sus canciones, sino también en su impacto cultural y en la lucha por los derechos de las personas con VIH.

La importancia de Mary en la vida de Freddie quedó plasmada en su testamento.

Mercury le dejó una gran parte de su fortuna y su mansión en Londres, un gesto que evidenció el afecto inquebrantable que sentía por ella.

Con el paso de los años, Mary ha tratado de honrar la memoria de Freddie, aunque recientemente decidió subastar varios de sus objetos personales.

Esta decisión ha generado diversas reacciones en los fanáticos, pero para Mary es una forma de cerrar un capítulo y compartir con el mundo fragmentos de la vida de Freddie.

La historia de Freddie y Mary es un recordatorio de que el amor verdadero no siempre sigue el camino convencional.

A través de la fama, la adversidad y las diferencias personales, su vínculo demostró ser inquebrantable.

El legado de Freddie Mercury no solo está en su música, sino también en la manera en que vivió su vida: desafiando normas, explorando su identidad y encontrando en Mary una compañera fiel y constante.