Una inmensa y absoluta tristeza ha envuelto a la comunidad musical y al país entero: se ha decretado luto en la música por el trágico fallecimiento de un reconocido cantante de vallenato, Jaime Molina.
El famoso artista y empresario, de tan solo 35 años, perdió la vida de manera violenta en medio de un atraco a mano armada en la ciudad de Riohacha.

El crimen, que ha generado una ola de indignación y rechazo en toda La Guajira y el ámbito nacional, ocurrió cuando un delincuente que se movilizaba en una motocicleta interceptó al cantante para despojarlo de sus pertenencias.
Este suceso, que subraya la alarmante escalada de inseguridad, se registró específicamente en el barrio Libertador de Riohacha.
Las circunstancias del asalto fueron narradas con profundo dolor por testigos presenciales.
Rubiela Sánchez, una residente del sector, relató la impotencia vivida en el momento del atraco: “Lo tiraron en el suelo y la socia de él gritaba y decía: ‘¡Ayúdenme, auxilio!’ y corrimos a ayudar, pero lastimosamente la inseguridad es terrible”.
Este testimonio gráfico pinta un panorama desolador de la vulnerabilidad de los ciudadanos ante la criminalidad itinerante.
Jaime Molina no era solamente un cantante de vallenato; era un reconocido empresario y un joven lleno de sueños y planes truncados por la violencia.
En el momento de su asesinato, el artista se encontraba en plena preparación para un evento crucial: su próximo concierto, que estaba programado para realizarse en las paradisíacas playas de La Guajira, marcando su reactivación como intérprete y compositor.
La familia de Molina ha expresado un dolor inconmensurable.
Jorge Fonseca, cuñado de la víctima, manifestó la profunda tristeza que embarga a sus seres queridos: “Este es un dolor muy grande, la familia está muy dolida. Jaime era una persona muy amable, muy querida, él no tenía reparo para darle la mano a cualquiera. Estamos muy dolidos, era un joven muy soñador, emprendedor”.
Fonseca destacó la calidad humana y el espíritu trabajador del joven asesinado, haciendo aún más dolorosa la pérdida.

Cristian Sotillo, amigo de Molina, confirmó la visión de futuro del artista al mencionar los planes inmediatos que quedaron inconclusos: “Él tenía con nosotros un evento en la playa, una ‘fiesta blanca’ de despedida de Semana Santa, que iba a ser su reactivación como cantante y compositor”.
Este trágico suceso ha galvanizado a la ciudad de Riohacha, que clama por justicia.
En respuesta a la conmoción social, la Alcaldía de Riohacha ha tomado una medida enérgica y directa, ofreciendo una cuantiosa recompensa para dar con el paradero y la captura del responsable de este crimen.
Gosen Rojas, secretario de Gobierno de Riohacha, se pronunció con firmeza, asegurando el compromiso de la administración local: “Hemos ofrecido 20 millones de pesos para capturar a este criminal que acabó con la vida de Jaime Molina, este gran amigo, el amigo de todos”.
El secretario enfatizó que la búsqueda será incesante: “No vamos a permitir, hasta capturarlo, no vamos a descansar hasta capturar a todos los criminales que hacen parte de estas organizaciones en la ciudad de Riohacha”.
La muerte de Jaime Molina se ha convertido en un símbolo de la urgente necesidad de las autoridades de reforzar la seguridad en las ciudades, donde la vida de un artista prometedor puede ser arrebatada en cuestión de minutos por un simple robo.
El vallenato pierde a uno de sus jóvenes valores, y Colombia lamenta la pérdida de otro ciudadano valioso a manos de la delincuencia desmedida.
La promesa de los $20 millones de pesos refleja la gravedad del crimen y la determinación de las autoridades por restaurar la ley y el orden, honrando la memoria del cantante con justicia.
El país entero permanece atento al desenlace de la investigación, esperando que el criminal sea llevado ante la justicia.