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La Fiscalía colombiana ha intensificado significativamente las investigaciones en torno a Juan Guillermo Zapata Noreña, universalmente conocido por su nombre artístico Carroloco.

Esta figura emblemática del humor nacional se encuentra en el centro de un grave escándalo por presuntos vínculos con actividades ilícitas y una posible relación de testaferrato con individuos pertenecientes a organizaciones criminales de alto perfil.
Una investigación exhaustiva, iniciada por la Unidad Investigativa de El Tiempo, reveló que Carroloco ha estado bajo el escrutinio de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) desde 2017.
Las primeras señales de alarma se encendieron debido a serias irregularidades detectadas en sus operaciones de importación.
Esta fase inicial de la investigación se concretó con una operación en la que mercancía importada de China fue incautada en una bodega de su propiedad, ubicada en el sector de Puerto Príncipe, en el centro de Bogotá.

Entre los artículos confiscados se encontraban kits médicos y protectores de USB que carecían de los soportes y documentos adecuados para su importación legal.
La presión judicial sobre Zapata Noreña se disparó tras un incidente ocurrido el 17 de junio de 2022, donde fue detenido por violencia contra un servidor público.
Aunque la Fiscalía optó por no imponer una medida de aseguramiento de privación de la libertad en ese momento, el humorista aún debe enfrentar una audiencia crucial de formulación de acusación, pautada para el próximo 26 de junio de 2024.
El análisis de su patrimonio reveló la posesión de una bodega, vehículos de lujo y varias empresas, incluyendo una dedicada al comercio minorista de prendas, además de su más reciente emprendimiento, el restaurante Don Sincero Café, inaugurado en octubre de 2023.
Sin embargo, el caso escaló a una dimensión mucho más grave cuando la Fiscalía investigó la conexión directa entre Carroloco y Rosenberg Sánchez Ahumada, alias “Rodrigo”, identificado como un integrante clave del Clan del Golfo.
Las autoridades señalan a Juan Guillermo Zapata Noreña como un posible testaferro de Ahumada.
Esta acusación culminó con una medida drástica: el embargo de dos apartamentos y una hacienda de su propiedad.
El valor total de estos activos supera los 12.000 millones de pesos colombianos, lo que equivale aproximadamente a 3.2 millones de dólares, según los informes.
Uno de los apartamentos embargados, situado en el exclusivo sector El Country en Bogotá, fue adquirido en 2023 por 610 millones de pesos.
La otra propiedad residencial, comprada en 2020, se valoró en casi 300 millones de pesos, mientras que la hacienda rural se encuentra en la Vereda El Novillero, Fusagasugá.

El humorista ha mantenido un hermético silencio ante estos señalamientos, a pesar de las contundentes evidencias que lo relacionan con presuntos delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos al servicio de una de las organizaciones criminales más poderosas del país.
El escándalo de Carroloco no ha tardado en generar un “efecto dominó” en el sector del entretenimiento.
El también comediante Peter Albeiro se vio envuelto en una controversia en redes sociales (X), donde una usuaria cuestionó abiertamente el origen de su riqueza, sugiriendo un posible paralelismo con los hechos atribuidos a Zapata Noreña.
Albeiro respondió de manera vehemente, ofreciendo una recompensa por la información personal de su crítica y anunciando acciones legales por difamación.
Este incidente refleja la creciente sospecha pública hacia la acumulación de fortunas en el ámbito de la farándula colombiana.
Legalmente, el proceso de extinción de dominio sobre los bienes de Carroloco es una herramienta fundamental que busca desmantelar la infraestructura financiera del Clan del Golfo, demostrando que la fama no protege contra la justicia.
La audiencia de formulación de acusación programada para junio de 2024 será un momento crucial, donde se espera que la Fiscalía formalice los cargos por enriquecimiento ilícito de particulares y lavado de activos.
Este desenlace judicial no solo determinará el futuro personal y legal de Juan Guillermo Zapata Noreña, sino que también deja una mancha profunda en la imagen de la televisión y el humor colombiano, obligando a una seria reflexión sobre la ética y la transparencia en el mundo del espectáculo.
La sociedad espera una resolución clara y ejemplar ante un caso que ha fusionado la comicidad de la pantalla chica con la oscuridad del crimen organizado.