El caso de Valeria Afanador, la niña de 10 años con síndrome de Down hallada muerta en Cajicá, sigue generando conmoción y ahora un nuevo detalle podría cambiar el rumbo de la investigación.
Lo que parecía un objeto insignificante, una simple gelatina, podría convertirse en la clave para descubrir qué sucedió realmente el 12 de agosto, el día en que la pequeña desapareció de su colegio.

Valeria había sido vista por última vez jugando cerca de la cancha durante el descanso.
Minutos después, nadie supo más de ella.
Tras 18 días de búsqueda angustiosa, su cuerpo fue encontrado en circunstancias que aún no logran esclarecerse del todo.
El dictamen forense inicial no arrojó rastros de violencia física ni signos claros de agresión, algo que generó más preguntas que respuestas.
La familia, lejos de aceptar la versión de un accidente o un desenlace natural, insiste en que hubo intervención de terceros.
Y dentro de esa teoría aparece un elemento inesperado: las gelatinas.
La revelación del tendero
En la acción de tutela presentada por la defensa, se señala que un tendero del supermercado Paisa declaró que el día de la desaparición un hombre desconocido compró dos gelatinas.
Lo inusual de la compra, unida al hallazgo de una gelatina en la zona donde desapareció Valeria, encendió las alarmas.
El abogado de la familia, Julián Quintana, pidió a la Fiscalía que se revisen de inmediato las facturas e inventarios de ese día, además de las grabaciones de las cámaras de seguridad.
La hipótesis es clara: ese adulto habría usado la gelatina como un señuelo para acercarse a la niña y sacarla del colegio.
“Sabemos que a Valeria le encantaban las gelatinas.
Si alguien le ofreció una, es muy posible que ella se acercara sin sospechar.
Creemos que pudo haber sido manipulada con ese engaño, y existe la posibilidad de que la gelatina contuviera alguna sustancia para adormecerla”, declaró Quintana a los medios.
La voz del padre
El papá de Valeria rompió el silencio y dio una declaración desgarradora:
“Yo conozco a mi hija, sé lo que le gustaba y cómo actuaba.
A Valeria le brillaban los ojos cuando veía una gelatina.
No puedo aceptar que alguien haya usado esa inocencia para hacerle daño.
Pido a la justicia que investigue a fondo, porque mi hija no murió sola ni por accidente.
Aquí hubo manos oscuras y necesitamos saber quién está detrás”.
El testimonio del tendero

Aunque con reservas, el tendero aceptó contar lo que vio:
“Ese día recuerdo bien que un señor entró y pidió dos gelatinas.
No era del barrio, nunca lo había visto.
No pidió nada más.
Se fue rápido.
Al principio no me pareció raro, pero cuando me enteré de lo de la niña, sentí escalofríos.
Lo que compró puede estar relacionado”.
Una investigación que se complica
La Fiscalía aún no se pronuncia de manera oficial sobre la posible relevancia de las gelatinas, pero fuentes extraoficiales indican que ya solicitaron copia de los registros de venta y están en proceso de ubicar las grabaciones.
Sin embargo, la defensa advierte que el tiempo es crucial: muchas cámaras borran automáticamente sus registros pasados cierto número de días.
El abogado Quintana insiste: “No es una coincidencia.
Una gelatina hallada en la zona y una compra extraña el mismo día no pueden pasarse por alto.
Si hubo un tercero que planeó todo, este pudo ser el mecanismo para atraer a Valeria fuera de la seguridad del colegio”.
Indignación en la comunidad

Mientras tanto, los vecinos de Cajicá no ocultan su rabia y dolor.
Frente al colegio, se han organizado vigilias con velas y carteles que exigen justicia.
Algunos padres reclaman que la institución educativa no tenía protocolos de seguridad suficientes para proteger a una menor vulnerable como Valeria.
Una madre de familia expresó:
“Hoy fue Valeria, mañana puede ser cualquier otro niño.
No podemos permitir que la verdad quede enterrada.
Si alguien usó esa gelatina para engañarla, tiene que pagar”.
El trasfondo emocional
En redes sociales, la madre de Valeria compartió un mensaje que refleja la angustia de la familia:
“Mi niña amaba las cosas dulces, su inocencia era su mayor tesoro.
Que no digan que fue un accidente, porque no lo fue.
A mi hija la sacaron de aquí con engaños, y la justicia tiene que escuchar nuestra voz”.
El símbolo de una gelatina
Lo que alguna vez fue un simple dulce infantil ahora se ha convertido en el símbolo de un caso que mantiene a Colombia en vilo.
Una gelatina, pequeña e inofensiva, puede contener la respuesta a un misterio que ha dejado dolor en una familia y preguntas sin resolver en todo un país.
El país entero espera que las autoridades esclarezcan este enigma.
La historia de Valeria no puede quedar como una página inconclusa.
Y quizás, entre inventarios, cámaras y el recuerdo de un dulce, se encuentre la verdad que todos reclaman.