Famosa actriz habla tras contagiarse de COVID-19.
Acompáñennos a ver esta noticia y quédense hasta el final de este video para que se enteren de todos y cada uno de los detalles.
La artista publicó un video en sus redes sociales en el que agradece los mensajes de apoyo.

Luly Bossa regresó a su casa tras pasar unos días hospitalizada por COVID-19.
Por medio de un mensaje publicado en sus redes sociales, la artista comentó que el tratamiento y la recuperación no ha sido fácil y que, especialmente, las noches son muy difíciles.
“Hola, estoy pasando por aquí para agradecer todos los mensajes que me han mandado.
Muchas gracias por sus oraciones, por su preocupación”, dijo Bossa en un video en el que se ve que está conectada a un tanque de oxígeno.
“Ángelo está muy bien.
A mí fue la que me dio muy duro.
Me cuesta trabajo hablar, pero ahí voy.
Les mando un abrazo muy grande”, comentó la artista, quien la semana pasada tuvo que ingresar al hospital tras sufrir neumonía.
Finalmente, Luly Bossa recomendó a sus seguidores cuidarse del COVID-19 porque “no respeta absolutamente nada”.
Esta triste y preocupante noticia, que ha mantenido en vilo a sus seguidores y a la opinión pública, subraya la continua vulnerabilidad ante la pandemia global, incluso para figuras públicas que ya enfrentan desafíos personales monumentales.
El regreso a casa de Luly Bossa, si bien es un paso positivo en su recuperación, está lejos de ser el final de su batalla contra las secuelas del virus.
La actriz, conocida por su resiliencia y su franqueza, ha compartido con el mundo la dureza del proceso, ofreciendo una perspectiva cruda y honesta sobre lo que significa luchar contra el COVID-19 en el entorno doméstico.
Su mensaje, grabado con dificultad y la necesidad de apoyo respiratorio, es un recordatorio sombrío de la seriedad de la enfermedad.
El agradecimiento de Bossa por las oraciones y el apoyo no es un simple formalismo; es el testimonio de una mujer que se apoya en la solidaridad de su comunidad para superar un trance de salud complicado.
La mención de que “las noches son muy difíciles” resuena con la experiencia de miles de pacientes que sufren de dificultad respiratoria y ansiedad nocturna, síntomas comunes de la neumonía asociada al COVID-19.
La actriz no solo está luchando por su propia salud, sino que también está protegiendo a su hijo menor, Ángelo, quien padece una enfermedad huérfana incurable.
La preocupación por Ángelo es palpable en sus palabras, destacando la entereza de una madre que, incluso en su lecho de enferma, se asegura de que su hijo esté bien.

Este doble desafío —enfrentar el COVID-19 mientras se es la principal cuidadora de un hijo con una condición médica compleja— ilustra la fuerza inquebrantable de Luly Bossa.
La historia de Luly Bossa es, de hecho, un relato de batallas constantes y triunfos silenciosos.
Recientemente, la actriz fue protagonista de la portada de la revista Vea, publicación en la que detalló todo lo que ha tenido que enfrentar para sacar adelante a Ángelo.
Su testimonio es un faro de empoderamiento y determinación.
La enfermedad de Ángelo es una Distrofia Muscular de Duchenne, una condición genética degenerativa que afecta los músculos y que no tiene cura.
La lucha de Luly Bossa para obtener un diagnóstico preciso para su hijo fue una odisea médica de años.
“Él nació normal, pero a los cuatro años y medio empezó a tener problemas con la marcha.
Porque veíamos que para levantarse del piso no lo hacía común y corriente, sino que tenía que ir haciendo ‘escalas’ de las rodillas a los muslos, una mano, luego la otra, hasta que se paraba.
Caminaba bien, pero con el tiempo se cansaba.
Pasaron los años y de pronto se caía en el colegio.
A veces alguien le pasaba por el lado y lo tumbaba.
Los médicos no me decían nada hasta que a los once años y medio le dieron el diagnóstico”, aseguró la actriz.
Este proceso de diagnóstico tardío y la posterior aceptación de una enfermedad incurable han marcado la vida de Luly Bossa, transformándola en una voz incansable por los derechos de los pacientes con enfermedades raras y sus familias.
Ella se mantiene fortalecida y empoderada, dispuesta a realizar metas y alcanzar sueños a pesar de los contratiempos, demostrando una valentía que trasciende la pantalla.
La vida de Luly Bossa (nacida en Cartagena, Colombia, el 14 de mayo de 1964, y criada en Barranquilla) siempre ha estado bajo el escrutinio público, desde sus inicios en los concursos de belleza hasta su consolidación como una de las actrices más reconocidas de la televisión colombiana.
En 1984, hizo parte de la selección de su departamento y estuvo en la búsqueda de ser la sucesora de Susana Caldas Lemaitre por la corona departamental de Señorita Bolívar, la cual Sandra Buelvas obtuvo ese título.
A los 23 años, hizo su debut en la televisión colombiana al protagonizar la serie de TV “Navarro”, dirigida por Carlos De La Rúa, junto al fallecido Carlos Muñoz, Luis Eduardo Ardila y Germán Escallón.
Su carrera despegó rápidamente, consolidándola como una figura prominente en la farándula nacional.
Sin embargo, su vida privada se vio afectada a finales de la década de los 90 debido a una polémica que la llevó a los estrados judiciales.
La publicación sin autorización de un video íntimo, un acto que hoy se conoce como “violencia de género digital” o “sextorsión”, causó un perjuicio inmenso a nivel personal y profesional.
Luly Bossa demandó a la periodista Graciela Torres, más conocida como ‘La Negra Candela’, por difundir ese material, un caso que se convirtió en un hito en la legislación colombiana sobre la privacidad y la dignidad de las mujeres en los medios.
Este episodio, lejos de doblegarla, la hizo más fuerte, y su capacidad para levantarse de la adversidad es, quizás, su papel más inspirador.

La actriz ha canalizado su dolor y sus luchas en su arte, participando en numerosas producciones de televisión, cine y teatro, demostrando una versatilidad actoral que la ha mantenido relevante a lo largo de las décadas.
Su reciente contagio de COVID-19 y la neumonía subsiguiente añaden otro capítulo a su historia de supervivencia, pero también arrojan luz sobre la necesidad crítica de la empatía y el apoyo comunitario.
El mensaje final de Bossa, “cuidarse del COVID-19 porque no respeta absolutamente nada”, es una súplica que va más allá de un simple consejo de salud pública.
Es la advertencia de alguien que ha visto de cerca la indiferencia del virus y sus consecuencias devastadoras.
La recuperación de Luly Bossa será un proceso largo, que requerirá paciencia y el monitoreo constante de su salud respiratoria, especialmente dada su historia reciente de neumonía.
La presencia de un tanque de oxígeno en su casa es un recordatorio constante de la seriedad de su condición.
Sin embargo, la actriz cuenta con una red de apoyo invaluable, no solo de sus seguidores, sino también de sus seres queridos.
La preocupación por Ángelo ha sido, sin duda, una motivación poderosa para su lucha por la recuperación.
La fortaleza de Luly Bossa no reside solo en su capacidad para actuar o para enfrentar la adversidad legal, sino en su transparencia al compartir sus vulnerabilidades.
Al hacerlo, se convierte en un espejo para miles de personas que enfrentan batallas similares, ya sea contra el COVID-19, enfermedades crónicas o el escrutinio público injusto.
Su vida es un testimonio de que la perseverancia y la fe son herramientas esenciales para navegar los momentos más oscuros.
En un momento en que las noticias a menudo se centran en el escándalo o el éxito superficial, la historia de Luly Bossa nos recuerda la importancia de la humanidad, la salud y la familia.

Su regreso a casa es un pequeño triunfo, pero la batalla continúa.
Los mensajes de apoyo de sus seguidores son el combustible que alimenta su esperanza y su proceso de sanación.
La comunidad artística y el público en general siguen de cerca su evolución, deseando una pronta y completa recuperación.
La noticia de su alta hospitalaria ha generado un alivio generalizado, pero la preocupación por su delicado estado de salud se mantiene.
El mundo de la farándula se une en un deseo colectivo de bienestar para una de sus figuras más queridas y combativas.
La recomendación de Luly Bossa de no bajar la guardia ante el virus debe ser escuchada y replicada.
El COVID-19 sigue siendo una amenaza real, y su testimonio es una prueba fehaciente de que nadie es inmune a sus efectos.
La actriz, ahora en la intimidad de su hogar, enfrenta el desafío de la rehabilitación, un proceso que requiere tiempo y dedicación.
La necesidad de tener un tanque de oxígeno a la mano subraya la gravedad de la insuficiencia respiratoria que sufrió.
Esta etapa de su recuperación será un desafío mental y físico, pero su historial de lucha es el mejor indicador de que saldrá adelante.
Luly Bossa, la actriz, la madre, la sobreviviente, nos da una lección de vida inestimable.
Su lucha es nuestra lucha, y su recuperación es un motivo de esperanza para todos.
La noticia de su contagio y su posterior batalla contra la neumonía nos recuerda que la vida de las celebridades, al igual que la nuestra, está marcada por desafíos de salud y personales que requieren la máxima fortaleza y apoyo.
La valentía de Luly al compartir su estado es un acto de servicio público.
La farándula tiene en ella un ejemplo de coraje y dignidad.
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La historia de Luly Bossa es un recordatorio constante de la fragilidad de la vida y la inmensidad del espíritu humano.
¡Fuerza Luly!