El Tribunal Superior de Medellín dejó en firme una condena en segunda instancia contra el famoso cantante Nelson Velásquez Díaz, hallándolo culpable de violar los derechos de autor de su antigua agrupación, Los Inquietos del Vallenato.
La pena de cuatro años de cárcel, aunque excarcelable, y una multa de 26 salarios mínimos legales vigentes, ponen fin a un doloroso pleito legal que se extendió por catorce años, exponiendo el alto costo de los conflictos de propiedad intelectual en la música regional colombiana.

La tarde del miércoles se cimbró el panorama de la música vallenata en Colombia con una noticia que puso fin a más de una década de incertidumbre legal.
La Fiscalía General de la Nación, a través de un comunicado oficial, informó al país que el Tribunal Superior de Medellín había tomado una decisión definitiva.
El Tribunal dejó en firme una severa condena de cuatro años de prisión en contra del aclamado cantante Nelson Velásquez Díaz.
El delito que motivó este fallo tan contundente fue la violación a los derechos de autor, un crimen que la justicia encontró probado más allá de toda duda razonable.
La víctima de esta violación de la propiedad intelectual no es otra que la agrupación que lo vio nacer y crecer como estrella: Los Inquietos del Vallenato.
EL LARGO PLEITO QUE DURÓ CATORCE AÑOS

La trascendencia de esta condena radica en su carácter de fallo en segunda instancia, lo que le otorga una solidez legal difícil de revertir y marca el punto culminante de un conflicto que se arrastró por casi tres lustros.
Junto a la pena privativa de la libertad, aunque con la posibilidad de no cumplirse en prisión (siendo excarcelable), el Tribunal impuso a Velásquez el pago de una cuantiosa multa.
Esta sanción económica fue fijada en el equivalente a 26 salarios mínimos legales mensuales vigentes, un castigo financiero que subraya la gravedad con la que la justicia colombiana ha tomado este delito.
La Fiscalía logró demostrar en juicio que el artista usó, de forma reiterada y sin contar con la debida autorización legal, el material discográfico y las canciones propiedad de Los Inquietos del Vallenato, la agrupación a la que el cantante perteneció durante muchos años clave de su carrera.
El proceso judicial en contra de Velásquez no era nuevo.
El cantante ya había sido condenado en una primera instancia judicial en agosto del año pasado por ese mismo delito, una sentencia que sentó el precedente de su culpabilidad.
En aquel fallo inicial, además de la pena de prisión y la multa de 26 salarios mínimos legales, el artista había sido beneficiado con una posibilidad de suspensión condicional de la pena.
Para acogerse a este beneficio legal, que lo libraría de ir a la cárcel, se le había impuesto la condición de pagar una caución, cuyo valor fue fijado en un salario mínimo mensual.
Sin embargo, la ratificación en segunda instancia por el Tribunal Superior de Medellín pone un peso mucho mayor sobre la cabeza del cantante, confirmando que la violación de los derechos de propiedad intelectual fue un hecho probado y que la ley no dará marcha atrás.
EL ACUERDO DE 2005 Y LA RUPTURA DE LOS “CÓDIGOS”

La raíz de este doloroso conflicto legal se remonta a un acuerdo crucial que Nelson Velásquez firmó en el año 2005, poco después de separarse de la banda.
El grupo, representado en aquel entonces por la empresa Music Dreams, y Nelson Velásquez como solista, llegaron a una serie de compromisos contractuales que establecían límites claros al uso de la propiedad intelectual.
Entre los acuerdos que se establecieron, resaltaba de manera específica el permiso que se le otorgaba al artista.
Velásquez podía usar un total de 12 canciones icónicas de Los Inquietos del Vallenato dentro del repertorio de sus conciertos.
Este uso, sin embargo, estaba condicionado.
El artista solo podía utilizar las canciones de manera independiente y durante un determinado periodo de tiempo, claramente estipulado en el contrato.
La controversia surgió porque, según se demostró en el juicio, Nelson Velásquez ignoró por completo los términos de ese acuerdo legal.
El cantante continuó utilizando los sencillos de su antigua agrupación en su repertorio mucho después de que el tiempo estipulado en el contrato se hubiera agotado.
Fue esta violación continuada y deliberada de los límites contractuales lo que motivó la acción legal definitiva.
En el año 2012, Jair López, una de las figuras clave detrás de la agrupación, tomó la dolorosa decisión de demandar a Nelson Velásquez por incumplimiento de contrato y violación a los derechos de autor.
Esa demanda se convirtió en el inicio formal de un pleito que consumiría catorce años de la vida y la carrera de ambas partes, una cifra que refleja la lentitud y la complejidad de los procesos judiciales que involucran la propiedad intelectual en la industria musical.
LA DEFIANZA DEL ARTISTA CONTRA LA DETERMINACIÓN DE LA LEY

Antes de que el fallo en segunda instancia llegara, Nelson Velásquez se había mostrado públicamente desafiante y confiado en que el apoyo de su público lo blindaría ante cualquier revés legal.
En su momento, cuando el proceso aún estaba en curso, el cantante le dijo a la cadena Tropicana que su prioridad era el respaldo incondicional de sus seguidores.
“Lo importante es que estoy feliz de seguir trabajando, de que haya Nelson para mucho rato”, declaró el artista en un tono optimista.
Velásquez insistió en que la voz de su público era la única que realmente le importaba en ese momento: “La gente está apoyándonos como siempre, y por supuesto, eso es lo que a mí más me importa”, indicó el cantante, minimizando implícitamente la seriedad de la batalla legal que enfrentaba.
En un acto de absoluta determinación, Velásquez incluso prometió a sus fans que nadie lograría sacarlo del mundo de la música vallenata.
“Aquí estoy, aquí me quedo y nadie hará que Nelson Velásquez se rinda”, sentenció en su momento.
No obstante, la ley ha demostrado ser una fuerza mucho más determinante y poderosa que la popularidad.
En esta ocasión, el fallo del Tribunal Superior de Medellín es determinante y concluyente.
El cantante no solo fue hallado culpable de un delito de gran trascendencia legal, sino que la condena y la multa fueron ratificadas en su totalidad.
El pleito legal que duró catorce años ha llegado a su amargo final.
Este caso se erige ahora como un precedente crucial y una advertencia para todos los artistas en Colombia.
La ley es inflexible con la propiedad intelectual, y la popularidad o el apoyo del público, aunque valiosos para la carrera, no eximen a nadie de la obligación de cumplir con los términos de los contratos y respetar los derechos de autor de las creaciones ajenas.
Nelson Velásquez Díaz, el ícono del vallenato, deberá ahora enfrentar y pagar por su delito, tal como lo ha dictado la justicia en segunda instancia.
El impacto de este fallo en su carrera y en el manejo de su repertorio musical será inmenso, cerrando un capítulo judicial que marcó una era en el género vallenato.