Cristina Hurtado, una de las presentadoras más queridas de Colombia, abrió su corazón para hablar sobre el origen de su hijo mayor, Daniel Narváez, revelando que José Narváez no es su padre biológico y describiendo el abandono y la pobreza que enfrentó siendo apenas una adolescente de 15 años.

La modelo confesó que el padre de Daniel es un ciudadano común de Medellín totalmente ajeno al mundo del espectáculo, quien nunca se hizo cargo de su responsabilidad, obligándola a ella y a su familia a pedir comida a los vecinos para sobrevivir mientras la expulsaban del colegio por su embarazo.

La imagen de familia perfecta que proyectan Cristina Hurtado y José Narváez ha sido, durante años, un referente de estabilidad en la farándula colombiana.

Sin embargo, detrás de esa felicidad actual, se esconde una historia de lucha, superación y un secreto que Cristina decidió compartir: la identidad y el papel del padre de su hijo mayor, Daniel Narváez.

Daniel, quien hoy tiene 22 años y es un exitoso piloto comercial, nació cuando la presentadora era solo una quinceañera, enfrentando una realidad que casi la quiebra emocional y económicamente.

MADRE A LOS 15 AÑOS: ENTRE EL HAMBRE Y LA EXPULSIÓN

La infancia de Daniel no estuvo rodeada de lujos.

Cristina Hurtado relató con crudeza los días difíciles que vivió como madre primeriza a una edad en la que ni siquiera había terminado el bachillerato.

“En muchas oportunidades no teníamos qué comer y yo con un bebé en el vientre”, confesó la presentadora, recordando la angustia de ver a su propio padre haciendo lo imposible por conseguir una bolsa de leche.

La situación llegó a tal extremo que Cristina admitió que, en sus momentos más oscuros, tuvieron que recurrir a la solidaridad de sus allegados.

“Incluso hasta le pedíamos a los vecinos que nos regalaran agua de panela, un platico de arroz, lo que sea”, reveló.

A la precariedad económica se sumó el estigma social de la época.

Cristina se encontraba cursando décimo grado cuando fue expulsada de su institución educativa debido a su embarazo, una decisión que complicó aún más su futuro académico y profesional.

“Fue terrible, justo en décimo empezaba a ver materias nuevas… fue sumamente duro”, recordó sobre aquel golpe que la dejó desamparada en el sistema escolar.

EL ABANDONO DEL PADRE BIOLÓGICO Y EL MISTERIO DE SU IDENTIDAD

Uno de los puntos más impactantes de su relato fue la confirmación del abandono total por parte del progenitor de Daniel.

Cristina Hurtado afirmó que el hombre, a pesar de tener pleno conocimiento de que tenía un hijo, nunca se encargó de él ni brindó apoyo alguno.

La dejó sola, con un niño en brazos, siendo ella apenas una adolescente sin recursos.

Sobre la identidad del sujeto, Cristina ha sido enfática en mantenerla bajo reserva, pero dio detalles clave para disipar rumores.

No se trata de ninguna figura pública ni de alguien vinculado al entretenimiento.

“Es un ciudadano común de la ciudad de Medellín”, explicó, asegurando que prefiere ocultar su nombre por tratarse de alguien que no pertenece al mundo del espectáculo y para proteger la privacidad de su familia.

Este vacío fue llenado años después por José Narváez, a quien Cristina conoció en un reality y quien asumió el rol de padre de Daniel desde que era muy pequeño, dándole incluso su apellido y tratándolo como su propio hijo.

UN PRESENTE DE ÉXITO Y RESILIENCIA

Hoy, la realidad de Cristina Hurtado es el polo opuesto a esos años de carencia.

Se ha consolidado como una exitosa mamá, modelo y empresaria, construyendo un hogar sólido junto a José Narváez y sus otros hijos.

Daniel, por su parte, ha demostrado un futuro brillante.

Además de su carrera como piloto, se muestra en redes sociales como un joven culto, fanático de la lectura, el rugby y el rock.

El público no ha dudado en enaltecer la fortaleza de Cristina, quien logró transformar un panorama de abandono y pobreza en una historia de éxito y unión familiar.

La verdad sobre el padre biológico de su hijo mayor cierra un capítulo de misterio, dejando claro que para Daniel y para Cristina, el verdadero padre es aquel que estuvo presente en el camino, y no quien simplemente dio la vida y luego desapareció.