La presentadora de Noticias RCN se sinceró sobre el contagio masivo en su hogar, desmintiendo mitos sobre el virus y elogiando la labor “heroica” de los médicos. Los síntomas de sus hijos, Elena y Nicolás, fueron tan críticos que sus propios dolores pasaron a un segundo plano.
Laura Acuña, una de las presentadoras más reconocidas del panorama televisivo colombiano, rompió el silencio que la había mantenido alejada de sus plataformas digitales para compartir una noticia de impacto personal: su familia entera, incluyendo a sus hijos y su esposo, había dado positivo para la enfermedad que ha marcado la agenda mundial.
La revelación, hecha a través de una serie de historias en su cuenta de Instagram, se convirtió en un testimonio de primera mano sobre la realidad del virus en el entorno doméstico, la frustración por el contagio y el drama de ver a sus pequeños padecer la enfermedad.

La Caída de la Fortaleza y el Descuido Silencioso en Casa
La presentadora de Noticias RCN explicó que su silencio en redes se debió a que todos en su casa padecieron el virus que aqueja al planeta.
El relato de Acuña desmintió una creencia común: que solo se contagian quienes se descuidan. Por el contrario, la presentadora afirmó que su familia siempre fue “rigurosa con las medidas de bioseguridad”.
La angustia provino de la certeza de que el contagio ocurrió en el lugar que consideraban seguro. “Pensamos que íbamos a llegar a la vacuna sin tenerlo y no fue así, nos estamos contagiando en las casas”, lamentó Laura Acuña.
Según su análisis, el hogar es el espacio donde, inconscientemente, se relajan los protocolos.
Acuña, quien en diciembre había celebrado una fiesta privada para su hija, agregó que en los ambientes familiares “se olvida del uso del tapabocas y el lavado de manos”, lo que demuestra cómo la confianza puede ser la mayor vulnerabilidad.
La conductora aprovechó su plataforma para lanzar un mensaje directo a los escépticos.
Quiso dejarles claro a sus seguidores que el virus “no es ninguna mentira como dicen muchas personas en redes”.
Acuña insistió en que la enfermedad existe y tiene la capacidad de comportarse de forma “distinta en cada cuerpo”.
En el caso de los adultos en su familia, los síntomas fueron variados pero manejables. Varios de sus seres queridos presentaron:
Síntomas respiratorios: Gripa y congestión.
Dolores sistémicos: Dolor de cuerpo.
Pérdida sensorial: Pérdida del olfato y algunos del gusto.
Laura Acuña agradeció profundamente que ninguno de los adultos “tuvo afectaciones graves”. Sin embargo, la historia de sus hijos fue una batalla emocional y física que la dejó sintiéndose completamente impotente.
El Dolor de los Pequeños y la Búsqueda Desesperada de Ayuda

El sufrimiento de sus hijos, Elena y Nicolás, fue tan intenso que Acuña confesó que sus propios dolores pasaron a “un segundo plano”.
La presentadora, usualmente fuerte, se sintió desarmada ante la incapacidad de aliviar el malestar de sus pequeños.
Los síntomas presentados por los niños fueron particularmente alarmantes:
Elena: Padeció dolores significativos en varias partes del cuerpo: las piernas, la cabeza, la garganta y la cadera.
Nicolás: Su caso fue catalogado como “más grave”. Nicolás no pudo conciliar el sueño durante cinco días consecutivos, un periodo de agonía que se sumó a una dolorosa inflamación en sus encías.
La angustia llevó a Laura Acuña a buscar a varios médicos pediatras para que los atendieran a domicilio, dada la condición de su hogar como foco de contagio. La presentadora encontró resistencia, pero un médico aceptó el riesgo.
En este punto crucial de su relato, Acuña hizo una pausa para reconocer la valentía de los profesionales de la salud. “Hay que reconocer el trabajo heroico de los médicos”, enfatizó, destacando el sacrificio personal que implica ir a atender a pacientes en estas condiciones.
Recuperación y la Persistencia del Virus
Laura Acuña confirmó que ella logró superar el virus y se encuentra en la etapa final de su recuperación.
Sin embargo, el virus demostró su persistencia en la familia. La presentadora de Noticias RCN reveló que su padre aún sigue “experimentando síntomas”, lo que subraya la naturaleza impredecible de la enfermedad, que afecta a cada persona de manera diferente.
El testimonio de la presentadora, cargado de sinceridad, se convierte en un valioso recordatorio de que la enfermedad está lejos de ser controlada y que la única defensa sigue siendo la conciencia, la bioseguridad y el reconocimiento del trabajo de quienes luchan en la primera línea de atención.
Acuña utilizó su experiencia para exhortar a sus seguidores a no bajar la guardia en sus casas y a tomar en serio los riesgos, especialmente cuando hay niños de por medio.
Su historia, que combina la fama con la vulnerabilidad, es un capítulo de dolor superado que resuena con la experiencia de miles de familias en todo el mundo.