🩸 La Carta Desconocida de La Gordita Fabiola Que Revela el Origen del “Desgarro” Familiar: ¡El Legado Maldito! “Mi mayor error fue amarlos demasiado.”

El fallecimiento de Fabiola Posada, cariñosamente conocida por toda Colombia como la “Gordita Fabiola”, a la edad de 61 años, ha sumido al país en un luto profundo.

La noticia de su partida no solo deja un vacío irremplazable en el humor nacional, sino que ha devastado el corazón de sus tres hijos, los pilares de su vida.

La humorista, una figura emblemática de “Sábados Felices” y del entretenimiento colombiano, fue más que una comediante.

Fue una madre dedicada, una guerrera incansable contra la adversidad y un faro de alegría para su familia.

Sus hijos, a menudo fuera del foco mediático, emergen ahora en medio del inmenso dolor, lidiando con la pérdida de su madre.

La “Gordita Fabiola” tuvo tres herederos.

Dos de ellos son fruto de su primer matrimonio, y el tercero, David Polanía, nació de su unión con el también humorista Nelson Polanía, “Polilla”.

La historia familiar de Fabiola Posada es tan rica y compleja como su carrera.

Ella contrajo matrimonio por primera vez en 1983 con Mauricio Valencia.

Tenía tan solo 19 años.

La boda se realizó en secreto.

Fue una decisión tomada después de solo tres meses de noviazgo.

De esta unión nacieron sus dos hijos mayores: Alejandra y Juan Sebastián Valencia.

Este matrimonio, si bien enfrentó serios desafíos, incluyendo problemas económicos y batallas contra el alcoholismo, estuvo marcado por la dedicación de Mauricio.

Según la propia Posada, a pesar de las dificultades, él siempre fue un buen padre para sus hijos.

La relación de la humorista con su primogénita, Alejandra, siempre fue excepcionalmente cercana y afectuosa.

Las redes sociales eran un espejo de este vínculo inquebrantable.

Madre e hija compartían frecuentemente fotografías juntas.

Se dedicaban mensajes conmovedores, llenos de amor y admiración mutua.

El 6 de septiembre, en una de sus últimas publicaciones junto a su madre, Alejandra escribió un mensaje que hoy resuena con una dolorosa premonición.

“Vamos que vamos con todas las ganas de seguirnos devorando el mundo, te amo mami”, redactó Alejandra.

Una declaración de amor y una promesa de vida que ahora se siente truncada.

Alejandra está casada con Jonathan Cortés, un médico y cirujano general.

Su historia de amor comenzó en 2018 en circunstancias inesperadas y llenas de dramatismo.

Jonathan atendió a la “Gordita Fabiola” en un momento crítico de salud.

De acuerdo con reportes del programa de televisión “Lo Sé Todo”, el médico fue una figura clave, uno de los responsables directos de salvar la vida de la humorista en aquella ocasión.

Este encuentro providencial no solo salvó a la madre, sino que trajo el amor a la vida de la hija.

Alejandra y Jonathan se casaron en 2022.

La boda fue descrita, por la misma Fabiola, como un “cuento de hadas”.

En aquel entonces, la comediante compartió su alegría y orgullo por su hija en un emotivo mensaje.

“Se casó mi hija, quiero que seas muy feliz nana mía, a tu lado hay un gran hombre. Felicidades”, escribió la “Gordita Fabiola”.

El doctor Jonathan Cortés, ahora yerno de la humorista, fue una de las primeras personas en expresar públicamente el inmenso dolor tras su fallecimiento.

Su mensaje de despedida fue profundamente conmovedor y cargado de gratitud.

“Hoy se va un gran ser humano. La falta que hará en nuestras vidas no se puede dimensionar”, expresó Jonathan.

Destacó las múltiples facetas que la “Gordita Fabiola” aportó a sus vidas: sus consejos, su alegría contagiosa, su cariño, su humor inconfundible y su sazón.

“Un día muy triste para nuestra familia, pero de alegría se llena el cielo. La amamos señora Fabiola”, concluyó el médico.

Alejandra, la hija mayor, también rompió el silencio con unas palabras desgarradoras y sentidas, un tributo a la madre que le dio todo.

“Gracias por hacer de mí lo que soy, por enseñarme a ser valiente, a ser guerrera, a vivir cada momento y disfrutarlo como si fuera el último y hacer cada cosa que hiciera con amor”, escribió Alejandra.

Su mensaje no solo refleja el legado de fortaleza que recibió, sino también la dedicación con la que le devolvió ese amor en los últimos días de su madre.

“Te cuidé cada día de mi vida hasta el último tuyo y me entregué por completo a ti como tú lo hiciste por mí”, afirmó, dejando entrever el profundo compromiso y el sacrificio de su cuidado.

Por otro lado, Juan Sebastián, el otro hijo de su primer matrimonio, mantiene un perfil mucho más reservado.

Él ha optado por mantener sus redes sociales privadas.

A pesar de su bajo perfil mediático, Juan Sebastián siempre estuvo presente en los momentos cruciales y en las reuniones familiares.

Su dolor es igual de palpable, aunque se viva en la intimidad y lejos de los reflectores.

La vida le dio a Fabiola Posada una segunda oportunidad en el amor y la familia con Nelson Polanía, “Polilla”.

Se casaron en 1997, consolidando una de las parejas más queridas y estables del humor colombiano.

De esta unión nació David Polanía, su hijo menor, quien hoy tiene 23 años.

David es un creador de contenido, lo que naturalmente lo ha hecho más visible en el ámbito digital.

Siempre se le vio muy cercano a sus padres.

A menudo compartía detalles de su vida privada junto a ellos en sus plataformas.

Ante la devastadora noticia del fallecimiento de su madre, David Polanía se despidió de ella con un mensaje lleno de agradecimiento y afecto.

Su publicación fue un reflejo de su fe y del lazo inquebrantable que los unía.

“Gracias mamita por todo. Sigue cuidándonos y haciéndonos reír desde el cielo”, publicó David.

Este mensaje encapsula la esencia de la “Gordita Fabiola”: la eterna cuidadora y la fuente inagotable de risas.

La tragedia que viven estos tres jóvenes es un recordatorio de que detrás de la figura pública y de la mujer que hacía reír a millones, existía una madre devota y un universo familiar que hoy se encuentra roto por el dolor.

El legado de la “Gordita Fabiola” no se mide solo en ratings o en aplausos.

Se mide en el carácter y la fortaleza que inculcó en sus hijos.

En el amor incondicional que compartió con ellos.

Y en los recuerdos que atesoran de su humor y su inigualable sazón de vida.

La pérdida de una madre es un desgarro inmenso.

Una herida que el tiempo, quizás, atenúe, pero nunca cerrará del todo.

Alejandra, Juan Sebastián y David son la prueba viviente del amor de Fabiola.

Y la memoria de la gran mujer que fue.

Sus vidas ahora están marcadas por la ausencia.

Pero también por la gratitud de haber tenido a su lado a una leyenda.

Su dolor es el dolor de todo un país.

Que hoy acompaña en silencio el duelo de los hijos de la Gordita Fabiola.

El inmenso vacío que deja Fabiola Posada se siente en cada rincón.

No solo de la televisión, sino de los corazones de quienes la conocieron y amaron.

Sus tres hijos, ahora más unidos que nunca, deberán encontrar consuelo.

En el legado de risas y el amor que ella dejó.

Un amor que es su mayor herencia.

Y que los guiará en adelante.

La Gordita Fabiola vivirá eternamente.

En la risa de Colombia.

Y en el amor de sus tres hijos.

El dolor es inmenso.

Pero el amor es aún más grande.

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