El Ascenso y Caída de Las Ketchup: La Historia Detrás de “Aserejé”
Las Ketchup son un fenómeno que marcó una época en la música pop española.
Su éxito deslumbrante con la canción “Aserejé” las catapultó a la fama mundial, pero su historia es mucho más compleja de lo que parece.
Todo comenzó con un juego entre Francisco Manuel Ruiz, conocido como Keco, y su hijo.
En un intento de parodiar una famosa canción de hip-hop llamada “Rapper’s Delight” del grupo estadounidense The Sugarhill Gang, crearon una letra en spanglish que resultó ser un trabalenguas hilarante.
La letra, que no tenía sentido alguno, se convirtió en una broma familiar, pero Keco vio el potencial de su creación.
Decidió transformar esta broma en una canción y ofrecérsela a varias estrellas del momento.
Sin embargo, ninguna de ellas mostró interés en grabarla.
Finalmente, Keco decidió que sus hijas, Rocío, Lucía, Lola y Pilar Muñoz, hijas del célebre guitarrista cordobés Juan Muñoz, conocido artísticamente como Tomate, serían las intérpretes.
Las hermanas, conocidas como Las Ketchup, grabaron el disco bajo la pequeña compañía de su padre, Chaquetón Música.
El disco fue publicado y, sorprendentemente, antes de su lanzamiento oficial, ya estaba en el número uno de varias emisoras de radio.
Esto llamó la atención de Sony Music, que decidió hacerse cargo de la distribución.
Las negociaciones fueron rápidas, y Las Ketchup comenzaron a recorrer el mundo.
El éxito fue inmediato; en el primer año, vendieron más de 7 millones de copias de su disco.
Era un fenómeno que arrasaba en España, Latinoamérica, e incluso en Japón.
Las hermanas no paraban de viajar, llegando a decir que se subían a los aviones como si fueran taxis.
Sin embargo, a pesar del éxito, la realidad era diferente.
Las giras eran promocionales, y Las Ketchup no ganaban dinero.
Solo les pagaban los hoteles, las comidas y unas pequeñas dietas, confiando en que el futuro les traería mayores recompensas.
Pero como en el cuento de la lechera, el cántaro se rompió.
Las tensiones entre Chaquetón Música y Sony comenzaron a surgir.
Keco no estaba satisfecho con las liquidaciones que recibía de Sony y reclamaba más de lo que le estaban girando.
Aparentemente, de los 7 millones de discos vendidos, Sony solo reconocía 200,000.
Esto llevó a un enfrentamiento dramático entre las dos compañías.
Los pleitos se eternizaron, y el juicio duró cuatro años, durante los cuales Las Ketchup no pudieron grabar un nuevo disco.
Mientras tanto, el éxito de “Aserejé” comenzaba a desvanecerse.
Finalmente, el pleito se resolvió, pero no sin dejar secuelas.
Las hermanas estaban ansiosas por volver a grabar, y lo hicieron de la mano de Keco con un nuevo disco titulado “Un Bloody Mary”.
Con esta canción, se presentaron al Festival de Eurovisión, donde fueron elegidas para representar a España.
Sin embargo, su actuación dejó mucho que desear.
A pesar de que el disco había comenzado a venderse bien, su presentación en televisión fue un desastre.
La coreografía era confusa y poco atractiva, lo que llevó a que las ventas se detuvieran rápidamente.
Así comenzó la travesía del desierto para Las Ketchup.
No desaparecieron del todo; continuaron presentándose en conciertos en varios lugares del mundo.
Sin embargo, la sombra de “Aserejé” era difícil de superar.
A pesar de todo, mantenían la esperanza de conseguir una nueva canción que revitalizara su carrera.
Mientras tanto, Francisco Manuel Ruiz, conocido como Keco, continuó con su carrera como productor y cantante.
Sus discos comenzaron a venderse bien, y los derechos de autor de “Aserejé” le proporcionaban ingresos constantes.
A medida que pasaron los años, Las Ketchup se convirtieron en un símbolo de la cultura pop de los 2000.
Su estilo y su música seguían siendo recordados, y aunque el tiempo había pasado, su legado permanecía.
Las hermanas continuaron trabajando en nuevos proyectos, buscando siempre la manera de reinventarse.
En cada presentación, el público seguía cantando “Aserejé”, recordando aquellos días de gloria.
Las Ketchup demostraron que, aunque el éxito puede ser efímero, la pasión por la música y la conexión con los fans perduran.
Después de años de altibajos, lograron encontrar su lugar en el corazón de su audiencia.
Hoy, Las Ketchup son un recordatorio de que en la industria musical, el camino hacia el éxito está lleno de desafíos.
Su historia es un testimonio de perseverancia y creatividad.
A pesar de las dificultades, nunca dejaron de soñar con un nuevo éxito.
Y así, Las Ketchup continúan su viaje, siempre con la esperanza de que el próximo gran hit esté a la vuelta de la esquina.
La vida en la música es un constante vaivén, pero para Las Ketchup, cada nota es un paso más en su historia.
Su legado sigue vivo, y su música sigue resonando en los corazones de quienes crecieron con “Aserejé”.
A pesar de los altibajos, Las Ketchup son un ejemplo de cómo la música puede unir a las personas, sin importar el tiempo o el lugar.
Y así, su historia continúa, llena de sorpresas y nuevas oportunidades.
Las Ketchup son más que un solo éxito; son un símbolo de la música que trasciende fronteras y generaciones.
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