De Diva del Cine a Viuda Millonaria: La Trágica Historia de Sacha Montenegro
La vida de Sacha Montenegro es un relato lleno de luces y sombras, un viaje que comenzó en Italia y que la llevó a convertirse en una de las actrices más icónicas de México.
Nacida el 20 de enero de 1946 en Bari, Italia, Sacha llegó al mundo en el seno de una familia de origen yugoslavo.
Desde pequeña, su vida estuvo marcada por el movimiento, ya que su familia emigró a Argentina, donde pasó gran parte de su juventud.
En un ambiente que, aunque estable, no dejaba de ser un tanto austero, Sacha siempre mostró un interés profundo por el arte y el espectáculo.
A los 21 años, tomó la decisión que cambiaría su vida para siempre: dejar Argentina y establecerse en México, un país donde la industria cinematográfica comenzaba a florecer.
En 1969, Sacha llegó a México con la esperanza de hacer realidad su sueño de ser actriz.
Su belleza, elegancia y carisma la hicieron destacar de inmediato, abriéndole las puertas de la industria cinematográfica.
En 1971, debutó en la pantalla grande con la película “Un sueño de amor”, donde compartió créditos con el famoso cantante José José y la actriz Verónica Castro.
Su talento y presencia escénica la llevaron rápidamente a consolidarse como una de las actrices más prometedoras del momento.
A lo largo de los años 70, Sacha participó en diversas producciones, entre ellas “Santo contra los asesinos de otros mundos”, incursionando en el cine de acción y aventuras.
Sin embargo, su carrera daría un giro decisivo en 1975 cuando se adentró en el género que la convertiría en una verdadera estrella: el cine de ficheras.
Este tipo de películas, caracterizadas por su tono picaresco y su carga de erotismo, se convirtieron en un fenómeno en México.
Sacha Montenegro encontró en ellas un espacio donde su imagen de mujer sensual y poderosa la catapultó al estrellato.
Su primera cinta en este género fue “Bella de noche”, donde compartió pantalla con Jorge Rivero y Carmen Salinas.
A partir de ese momento, su nombre se volvió sinónimo de éxito en taquilla, y su popularidad creció exponencialmente.
Más allá de su carrera en el cine, la vida personal de Sacha comenzó a llamar la atención de los medios.
A inicios de los años 70, mientras brillaba en la pantalla grande, conoció a José López Portillo, un político en ascenso que años después se convertiría en presidente de México.
Lo que comenzó como un romance discreto pronto se transformó en uno de los escándalos más comentados del país.
En 1976, López Portillo asumió la presidencia, marcando el inicio de un sexenio lleno de excesos y controversias.
Su matrimonio con Carmen Romano ya estaba fracturado, pero mantenían las apariencias por conveniencia política.
Mientras la primera dama se vinculaba con otros políticos, el presidente comenzó una relación con Sacha Montenegro.
El romance no pasó desapercibido y rápidamente se convirtió en tema de conversación en la prensa y la sociedad mexicana.
La diferencia de edad entre ambos y el hecho de que él fuera el hombre más poderoso del país solo hicieron que el escándalo creciera.
A pesar de la polémica, la relación entre Sacha y López Portillo se mantuvo a lo largo de los años, y de esta unión nacieron dos hijos.
El divorcio del expresidente y Carmen Romano no se concretaría hasta 1991, mucho después de que él dejara el poder.
En 1995, Sacha y López Portillo formalizaron su relación y contrajeron matrimonio civil.
A pesar de los años de relación, la noticia causó revuelo, pues el expresidente tenía 75 años y Sacha 49.
La ceremonia religiosa se llevó a cabo en el año 2000, tras el fallecimiento de Carmen Romano.
Aunque el matrimonio entre Sacha Montenegro y José López Portillo parecía ser la culminación de una larga relación, en realidad marcó el inicio de una serie de conflictos familiares.
Desde el primer momento, los hijos del expresidente mostraron su rechazo hacia la actriz, acusándola de tener intereses económicos más que amor verdadero.
Las tensiones fueron en aumento con el paso del tiempo, y las acusaciones de maltrato no tardaron en aparecer.
La familia de López Portillo aseguró que en sus últimos años de vida, el exmandatario fue víctima de abusos físicos y emocionales por parte de Montenegro.
Incluso intentaron llevar el caso a los tribunales con la intención de conseguir un divorcio forzado, aunque la demanda no prosperó.
Mientras tanto, la salud del expresidente se deterioraba rápidamente, sufriendo varios infartos y otros problemas médicos que lo dejaron en un estado vulnerable.
La situación dentro del hogar se volvió aún más tensa, y las disputas familiares se intensificaron, especialmente en torno a los bienes y la herencia de López Portillo.
A medida que su estado empeoraba, la familia se vio envuelta en una lucha constante.
Algunos intentaban proteger la fortuna del exmandatario, mientras que otros señalaban que Sacha Montenegro solo estaba esperando el momento de quedar como legítima viuda.
El conflicto llegó a su punto más crítico en 2003, cuando comenzaron los trámites de divorcio entre Montenegro y López Portillo.
Sin embargo, este proceso nunca pudo concluirse, ya que el expresidente falleció el 17 de febrero de 2004, dejando a la actriz como su viuda legal y heredera de sus bienes.
Este desenlace solo agravó la disputa familiar, desatando una de las batallas por herencia más polémicas en la historia de México.
Tras la muerte de José López Portillo, Sacha Montenegro quedó como su viuda legítima, lo que le otorgó derechos sobre la herencia del exmandatario.
Sin embargo, esto encendió aún más la disputa con los hijos del expresidente, quienes la acusaban de haber manipulado a su padre en sus últimos años.
Uno de los puntos más polémicos de la herencia fue la pensión que Montenegro comenzó a recibir tras el fallecimiento de López Portillo.
Como viuda de un expresidente, se le otorgó el equivalente al 50% del salario de un secretario de estado, lo que representaba más de 28 millones de pesos a lo largo de los años.
Esta situación generó fuertes críticas en la opinión pública, incluso en 2022, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador criticó las pensiones que seguían recibiendo las viudas de expresidentes.
Más allá de la pensión, la verdadera lucha se centró en la propiedad más emblemática de López Portillo: la Colina del Perro, una lujosa residencia construida durante su mandato.
Esta propiedad, ubicada en una zona exclusiva, se convirtió en un símbolo del despilfarro de su sexenio.
Tras su fallecimiento, parte de la Colina del Perro fue vendida en 2018, mientras que otra sección fue demolida.
El plan original era construir complejos de apartamentos en el terreno, pero el proyecto quedó en pausa debido a problemas legales.
Mientras la batalla legal por la herencia continuaba, la salud de Sacha Montenegro comenzó a deteriorarse.
A pesar de los millones que recibió como viuda legítima, su vida no estuvo exenta de dificultades.
En 2022, a sus 76 años, se sometió a una cirugía de cadera, lo que limitó aún más su movilidad.
Poco después, se supo que había sufrido un derrame cerebral, lo que agravó su estado de salud.
Para 2023, nuevas noticias sobre su estado alarmaron a quienes aún recordaban su legado en el cine.
Se confirmó que padecía cáncer de pulmón, una enfermedad que la dejó postrada en cama durante meses.
Finalmente, el 14 de febrero de 2024, Sacha Montenegro falleció a los 78 años en Cuernavaca, Morelos.
La causa oficial de su muerte fue un derrame cerebral como consecuencia del cáncer de pulmón que la aquejaba.
Tras su fallecimiento, su amiga y colega, la actriz Ln Marie, expresó su sorpresa y tristeza por la noticia, destacando que Montenegro tenía una fuerte adicción al tabaco, llegando a fumar hasta tres cajillas de cigarrillos al día.
Para muchos, esta adicción pudo haber sido un factor clave en el desarrollo de su enfermedad.
Así terminó la vida de una de las figuras más polémicas y fascinantes del espectáculo mexicano.
Desde sus inicios en el cine hasta su relación con el poder, Sacha Montenegro dejó una huella imborrable en la historia del entretenimiento y la política del país.
Su legado sigue vivo, marcado por el brillo de la pantalla grande y las sombras de los escándalos que la persiguieron hasta el final.
La historia de Sacha Montenegro es un recordatorio de que, a veces, el éxito puede venir acompañado de tragedias y controversias.
Su vida, llena de éxitos y disputas, nos invita a reflexionar sobre el precio de la fama y el amor en un mundo donde las apariencias a menudo engañan
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