El éxito y caída de Andrés Calamaro: su pelea con Charly García, huída de Miguel Abuelo

La Montaña Rusa de Andrés Calamaro: Éxitos, Desafíos y Renacimiento

Andrés Calamaro, un nombre que resuena con fuerza en la música argentina, comenzó su carrera a una edad temprana.

A los 21 años, mientras formaba parte de Los Abuelos de la Nada, escribió canciones que se convertirían en clásicos.

Sin embargo, su viaje no fue lineal; estuvo lleno de altibajos, polémicas y reinvenciones.

Esta es la historia de un artista que desafió las adversidades y dejó una huella imborrable en el rock en español.

En 1978, Andrés Calamaro dio su primer gran paso en la música al unirse al grupo Raíces, recomendado por el músico Sergio Makarov.

Con ellos grabó el álbum “B Don B”, que tuvo un éxito notable en Argentina, marcando el inicio de su trayectoria profesional.

Para 1982, impulsado por las recomendaciones de Alejandro Lerner, Calamaro se integró a Los Abuelos de la Nada, una banda que rápidamente se convirtió en un fenómeno.

Bajo el liderazgo de Miguel Abuelo, el disco producido por Charly García incluyó “Singa Mulan”, el primer gran éxito compuesto por Andrés.

A pesar de su éxito, Calamaro no se detuvo.
Colaboró con bandas como Dickson Power Trio y trabajó con artistas reconocidos como Gustavo Cerati.
Sin embargo, su composición “Mil Horas” se destacó, y Calamaro la escribió a una edad temprana, lo que demuestra su talento innato.

En 1984, lanzó su primer álbum solista, “Hotel Calamaro”, producido por Charly García.

Aunque no tuvo gran repercusión, dejó joyas como “No me pidas que no sea un inconsciente”.

El año 1985 trajo consigo “Vida Cruel”, un trabajo más personal que incluyó canciones como “La Raya”.

A pesar de su calidad, no alcanzó el nivel de éxito obtenido con Los Abuelos de la Nada.

Los años 1988 y 1989 marcaron un punto de inflexión en su carrera.

Colaboró con Ariel Rot en discos que se convirtieron en clásicos del rock argentino, consolidando su lugar en la escena musical.

En 1990, Calamaro tomó la decisión de mudarse a España, donde fundó Los Rodríguez.

La banda, que mezclaba rock, pop y ritmos latinos, logró un gran éxito tanto en España como en América Latina.

El nombre “Los Rodríguez” tiene un significado particular en España, haciendo referencia a aquellos que se quedan en la ciudad mientras sus familias están de vacaciones.

Esta conexión personal resonó con Calamaro, quien había dejado su vida en Argentina para perseguir sus sueños.

Con Los Rodríguez, Calamaro lanzó clásicos como “Mi Enfermedad” y “Engánchate Conmigo”.

A pesar de los desafíos con su sello discográfico, la banda se mantuvo firme y alcanzó un gran reconocimiento.

Sin embargo, la relación entre Calamaro y Miguel Abuelo comenzó a deteriorarse debido a disputas sobre el control creativo.

Calamaro sentía que no recibía el reconocimiento adecuado por sus composiciones, lo que llevó a su decisión de dejar Los Abuelos de la Nada.

La muerte de Miguel Abuelo en 1988 fue un momento trágico y significativo para Calamaro.

Fue un golpe duro, pero también un punto de inflexión en su carrera.

A pesar de la separación, Calamaro nunca olvidó su legado.

En 2016, durante el Personal Fest en Buenos Aires, reunió a exintegrantes de Los Abuelos de la Nada en un emotivo concierto, celebrando su historia compartida.

Los Rodríguez alcanzaron su punto más alto con éxitos como “Sin Documentos” y “Dulce Condena”.

Su estilo fresco y energía en el escenario consolidaron a la banda como una de las más importantes del rock en español.

Tras la disolución de Los Rodríguez en 1996, Calamaro retomó su carrera en solitario, marcando un antes y un después con el lanzamiento de “Alta Sociedad” en 1997.

Este álbum incluyó icónicas canciones como “Loco” y “Flaca”, que se convirtieron en himnos de su repertorio.

“Alta Sociedad” se convirtió en el segundo disco más vendido en la historia de Argentina, solo superado por “El Amor Después del Amor” de Fito Páez.

El éxito comercial de Calamaro llevó a altas expectativas para su próximo lanzamiento, “Honestidad Brutal”.

En 1999, Calamaro rompió moldes al lanzar un álbum doble con 37 canciones, un hecho sin precedentes en la industria.

A pesar de las controversias, este álbum se convirtió en un símbolo de su creatividad y libertad artística.

A lo largo de su carrera, Calamaro ha enfrentado críticas y polémicas, pero siempre ha mantenido su autenticidad.

Su historia es un testimonio de la perseverancia y la pasión por la música.

A través de los años, Andrés Calamaro ha demostrado que, a pesar de los desafíos, siempre hay un camino hacia adelante.

Su legado perdura en cada nota y en cada letra, inspirando a nuevas generaciones de músicos y amantes de la música.

La montaña rusa de su vida es un recordatorio de que el arte puede surgir de la lucha y la resiliencia, y que cada caída puede llevar a un renacer aún más poderoso.

 

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