🔥 “El zasca que paralizó a Ayuso: Óscar Puente la deja en evidencia usando Canadá como espejo 🌍”

El reconocimiento del Estado palestino por parte de Canadá marcó un hito en la diplomacia internacional, pero en España, la noticia tomó un giro inesperado.
Óscar Puente, conocido por su estilo directo y su habilidad para usar las redes sociales como arma política, compartió en su perfil oficial de X (antes Twitter) una publicación del primer ministro
canadiense Mark Carney firmando el histórico reconocimiento.
Sin embargo, lo que realmente encendió la polémica fue el comentario que acompañó la imagen: “Canada borroca”.
La ironía detrás de esas dos palabras no tardó en ser descifrada.
Era un dardo directo contra Isabel Díaz Ayuso, quien semanas atrás había utilizado el término “calvo roca” para describir las protestas propalestinas que interrumpieron la vuelta ciclista a España.
En una entrevista con Federico Jiménez Los Santos, Ayuso comparó las protestas con el asedio de Sarajevo, una tragedia que dejó miles de muertos y heridos.
Además, acusó al gobierno de Pedro Sánchez de instrumentalizar esas manifestaciones para mantenerse en el poder, utilizando tácticas que ella calificó como propias de “calvo roca”.
El comentario de Puente, cargado de sarcasmo, ridiculizaba esa narrativa.

Si el reconocimiento de Palestina por parte de Canadá, Francia y Reino Unido seguía la lógica de Ayuso, entonces esas democracias estarían practicando una especie de “Canada borroca”.
La ironía no solo desarmó el discurso de la presidenta madrileña, sino que expuso las incoherencias del Partido Popular en su postura frente al conflicto palestino-israelí.
La reacción en redes sociales fue inmediata y contundente.
Decenas de usuarios celebraron la ocurrencia de Puente, calificándola como un golpe maestro que resumía en dos palabras lo que requeriría largas explicaciones.
Otros aprovecharon la ocasión para multiplicar las bromas, sugiriendo que Ottawa debería cambiar su nombre a “Eteaba” en referencia al término usado por Ayuso.
La ola de sátiras reforzó el impacto del comentario y dejó claro que el humor puede ser una herramienta poderosa en la política contemporánea.
Pero detrás de la ironía había un trasfondo serio.
El reconocimiento de Palestina por parte de Canadá, Francia y Reino Unido representaba un giro significativo en la presión diplomática hacia Israel.
Estas potencias del G7, centrales en el orden global, enviaban un mensaje claro: el apoyo internacional a Israel ya no es incondicional.
Para la Autoridad Nacional Palestina, este respaldo simbolizaba una oportunidad de legitimidad en medio de la tragedia humanitaria que se vive en Gaza y Cisjordania.
En España, sin embargo, el debate seguía atrapado en la retórica incendiaria de Ayuso.

Su estrategia de vincular las protestas propalestinas con la violencia de ETA había sido criticada por su falta de proporción y por instrumentalizar un término cargado de historia para atacar al gobierno.
Puente, con su comentario, transformó esa carga simbólica en un chiste, despojándola de su fuerza política y convirtiéndola en material de burla colectiva.
La habilidad de Puente para sintetizar críticas complejas en frases irónicas no es nueva, pero esta vez el impacto fue mayor porque conectó un hecho internacional con la política nacional.
Mientras el mundo miraba el gesto de Canadá como una victoria simbólica para Palestina, en España el debate giraba hacia la exageración retórica de Ayuso.
Esa conexión entre lo global y lo local dio fuerza al mensaje de Puente y reforzó la postura del gobierno frente a las críticas de la oposición.
Sin embargo, no faltaron detractores.
Sectores cercanos al Partido Popular acusaron a Puente de banalizar un tema tan serio como el conflicto palestino-israelí mediante un chiste.
Para ellos, el reconocimiento de Palestina no debería usarse como arma arrojadiza en la política nacional.
Otros, en cambio, defendieron que precisamente la ironía era una herramienta válida para exponer la incoherencia del discurso conservador.
El choque discursivo también evidenció diferencias profundas entre el gobierno y la oposición respecto a Gaza.
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Mientras Sánchez y sus ministros han hablado abiertamente de genocidio y defienden la solución de dos estados, el Partido Popular evita esas expresiones y se alinea más con la postura de Israel.
Ayuso representa el sector más radical de esa postura, recurriendo a comparaciones extremas y negando términos como genocidio.
Puente, con su ironía, no solo respondió a ella, sino que subrayó que la comunidad internacional se acerca más a la posición del ejecutivo que a la del PP.
El episodio de “Canada borroca” también demostró el poder de las redes sociales como campo de batalla político.
En un entorno donde la brevedad es clave, comentarios como el de Puente tienen la capacidad de condensar ideas complejas y conectar con un público amplio, especialmente con los más jóvenes.
Su estilo directo y sarcástico contrasta con el tono más solemne y rígido de la oposición, lo que le permite marcar agenda y ganar terreno en el debate público.
Al final, lo que quedó fue la imagen de un ministro hábil en el manejo de redes y una presidenta madrileña atrapada en sus propias metáforas.
El humor, en este caso, funcionó como herramienta de desactivación simbólica, dejando en evidencia las contradicciones del discurso conservador y reforzando la narrativa del gobierno.