El Misterioso Caso de Sonia Iglesias: Una Desaparición que Conmocionó a España

El 18 de agosto de 2010, la ciudad de Pontevedra, en Galicia, se vio sacudida por la misteriosa desaparición de Sonia Iglesias, una mujer de 38 años, madre dedicada y empleada del grupo Inditex.
A más de una década de los hechos, el caso sigue rodeado de incógnitas, sospechas y frustración.
¿Qué ocurrió realmente ese día? Aquí desentrañamos todos los detalles de uno de los casos más enigmáticos de la crónica negra española.
El Último Día de Sonia

Sonia fue vista por última vez aquella mañana, cuando salió en su coche junto a su pareja, Julio Araujo, para hacer unos recados.
Según Julio, se dirigieron a una zapatería en el centro de Pontevedra, y tras recoger los zapatos, ella decidió bajarse del vehículo para ir caminando.
Esa fue, según él, la última vez que la vio.

Lo que siguió fue una serie de eventos desconcertantes.
Sonia no se presentó a su trabajo en Massimo Dutti, no recogió a su hijo en casa de su hermana y tampoco contactó a sus padres, algo completamente inusual.
Esa misma tarde, Julio denunció su desaparición, pero las dudas pronto recayeron sobre él.
La Sombra de las Sospechas
Desde el inicio, Julio Araujo se convirtió en el principal sospechoso.
La relación entre Sonia y Julio, según conocidos, atravesaba un momento crítico.
Julio no trabajaba, tenía problemas con el alcohol y era adicto a las máquinas tragamonedas, lo que generó tensiones constantes en la pareja.
Además, se supo que Sonia había visitado un centro para mujeres maltratadas meses antes, lo que reforzó la teoría de un posible conflicto doméstico.
Durante los interrogatorios, Julio presentó varias contradicciones en su relato.
Aunque afirmó que Sonia había bajado del coche debido al tráfico, las cámaras de seguridad en la zona mostraron que la circulación era fluida.
Cambió su versión, alegando que un vehículo pesado los había detenido, lo que aumentó aún más las dudas sobre su relato.
Evidencias y Frustración
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A pesar de los esfuerzos de las autoridades, el caso no avanzó.
Algunas pistas, como el hallazgo de la documentación de Sonia en un poblado cercano, no llevaron a conclusiones claras.
También se investigaron sus llamadas telefónicas, incluido un número que usaba para comunicarse con un empresario venezolano, pero esto tampoco arrojó resultados definitivos.
El cuerpo de Sonia nunca fue encontrado, y sin pruebas contundentes, Julio Araujo no pudo ser acusado formalmente.
En 2020, Julio falleció a causa de un cáncer de pulmón, llevándose a la tumba posibles respuestas sobre el caso.
Con su muerte, muchas incógnitas quedaron sin resolver.
Un Caso que marcó a una Ciudad

La desaparición de Sonia Iglesias dejó una profunda huella en Pontevedra.
La ciudad se movilizó en múltiples ocasiones con el lema “Todos somos Sonia”, exigiendo justicia y claridad sobre lo sucedido.
A pesar de los esfuerzos, el caso fue archivado provisionalmente, dejando a su familia y amigos sin respuestas.
En enero de 2021, Sonia fue declarada oficialmente muerta, permitiendo a su hijo Alejandro acceder a cuestiones legales y administrativas.
Sin embargo, la pregunta sigue latente: ¿Qué le pasó realmente a Sonia?
El Legado de un Misterio
El caso de Sonia Iglesias no solo es un ejemplo de las dificultades para resolver desapariciones, sino también un recordatorio de cómo estas tragedias afectan a las familias y comunidades enteras.
La historia de Sonia sigue siendo un llamado a la justicia y a no olvidar a quienes aún buscan respuestas.