¡Escándalo en el Bernabéu! El Madrid roba al Barça con un arbitraje de película y un codazo que nadie vio… ¿Y ahora quién le pone el cascabel al gato?
El partido más esperado del fútbol español terminó envuelto en una nube de controversia que eclipsó cualquier análisis deportivo.
Desde los primeros segundos, el árbitro Soto Grado se convirtió en protagonista, no por su imparcialidad, sino por decisiones que parecían dictadas desde otro guion, uno donde el Barça era la víctima y el Real Madrid el beneficiado.
Apenas habían transcurrido dos minutos cuando Soto Grado señaló un penalti que para muchos fue clarísimo a favor del Madrid tras una falta de Vinicius sobre un jugador del Barça.
Sin embargo, la polémica no se detuvo ahí.

Minutos después, el defensa madridista Huijsen propinó un codazo brutal en la cara de Kubasí, una acción que debería haber supuesto una expulsión inmediata.
Pero ni siquiera una tarjeta amarilla fue mostrada.
La incredulidad se apoderó de los espectadores y comentaristas, que vieron cómo la justicia en el campo parecía haberse puesto de vacaciones.
Algunos intentaron minimizar el codazo, argumentando que no era para tanto, pero quienes conocen el fútbol saben que un golpe así es una falta grave.
Curiosamente, en otras jugadas similares, jugadores del Barça han sido sancionados severamente, lo que evidencia la doble vara de medir que reina en el Bernabéu.
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Esta desigualdad arbitraria no es nueva, pero cada vez resulta más insoportable para los seguidores del Barça y amantes del fútbol limpio.
El recital arbitral de Soto Grado continuó con decisiones incomprensibles.
Un penalti señalado a favor del Madrid tras un doble rebote fue otro punto de inflexión, mientras que las faltas y codazos cometidos contra jugadores del Barça quedaban impunes.
Valverde, una de las figuras del Barça, fue víctima de múltiples agresiones que el árbitro ignoró olímpicamente.
En contraste, cualquier mínima infracción del Barça era castigada con rigor, como la expulsión de Pedri en una jugada discutible.

La tensión en el campo llegó a tal punto que hubo enfrentamientos físicos entre jugadores del Madrid y el Barça, con la policía teniendo que intervenir para calmar los ánimos.
Este espectáculo lamentable ensució lo que debería haber sido un duelo deportivo y dejó un sabor amargo en todos los amantes del fútbol.
El VAR, que debería ser un árbitro adicional para corregir errores claros, tampoco ayudó.
En varias jugadas polémicas, como un gol anulado al Madrid o una mano no sancionada, el videoarbitraje pareció más un instrumento para favorecer al equipo local que una herramienta de justicia deportiva.
La impotencia y frustración de los jugadores y aficionados del Barça son palpables.

No se trata solo de perder un partido, sino de sentir que el juego limpio ha sido pisoteado.
La temporada pasada, el Barça logró victorias pese a estas circunstancias, pero este año la situación parece aún más desesperante.
Al final del partido, Vinicius, protagonista indirecto de muchas de las polémicas, se mostró desafiante ante las críticas, mientras el Barça se retiraba con la sensación de haber sido víctimas de un atraco monumental.
Las redes sociales y medios de comunicación no tardaron en calificar el arbitraje como uno de los peores de la historia reciente en un Clásico.

Este episodio ha reavivado debates sobre la necesidad de reformas profundas en el arbitraje español y la transparencia en el uso del VAR.
Mientras tanto, el Madrid sigue acumulando victorias en el Bernabéu bajo una sombra de sospecha que no parece tener fin.
En conclusión, el partido entre Madrid y Barça en el Bernabéu no solo fue un duelo deportivo, sino un espectáculo cargado de drama, injusticias y decisiones arbitrales que han dejado una herida abierta en el fútbol español.
Los amantes del buen juego esperan que estos episodios no se repitan y que el fútbol recupere la pureza que tanto se merece.