💥 ¡SEVILLA HUMILLA 4-1 A UN BARÇA SIN ALMA NI ACTITUD! PRIMERA PARTE DESASTROSA Y ESCÁNDALO VAR INCLUIDO — ¿Quién dijo que el fútbol era justo?
El partido entre Sevilla y Barcelona quedará grabado en la memoria de los aficionados culés como una de las jornadas más oscuras de la temporada.
Desde el pitido inicial, el Barça mostró una actitud que rozó la indiferencia, como si hubiera salido al campo a echarse una siesta en lugar de luchar por los tres puntos.
La advertencia había sido clara: “Cuidado con el Sevilla, cuidado con el arbitraje, cuidado con la actitud”.
Nada de eso se vio en el césped.
El Sevilla tomó el control absoluto del partido y el Barcelona parecía completamente desorientado.
La polémica estalló pronto.
En una jugada confusa, Araujo fue señalado por una supuesta zancadilla a Isaac Romero dentro del área.
Sin embargo, las imágenes mostraban claramente que fue el sevillista quien puso la pierna por delante y terminó cayendo.
Pero, como bien se sabe, el VAR y los árbitros parecían tener un guion escrito: penalti para Sevilla.
Un golpe brutal para la moral del Barça que ya estaba tambaleándose.
El gol desde el punto penal fue celebrado con euforia por Alexis Sánchez, dejando claro que para él el pasado culé no importa cuando se trata de castigar al equipo que lo vio crecer.
Esa celebración fue un símbolo de lo que se vivió en el campo: un Barça sin alma, sin reacción y sin la chispa necesaria para competir.
Mientras el equipo azulgrana no encontraba ni precisión ni conducción de balón, el Sevilla aprovechaba cada error para asestar golpes demoledores.
Kundé, en una jugada en el centro del campo, fue objeto de una clara falta por detrás que el VAR ignoró por completo.
Esa acción fue el reflejo de un arbitraje que parecía decidido a favorecer a los locales.
En la segunda parte, el Barça intentó reaccionar.
Rashford fue el jugador más destacado, generando peligro constante y conectando con Pedri en algunas jugadas que dieron esperanza a los seguidores culés.
Sin embargo, la falta de contundencia condenó a un equipo que apenas pudo maquillar el resultado.
Uno de los momentos más dolorosos fue el penalti fallado por Robert Lewandowski.
Con la portería a su merced, el delantero polaco quiso ajustar demasiado y envió el balón fuera.
Fue la guinda amarga a una actuación colectiva pobre y desordenada.
El entrenador Hans Flick tendrá mucho en qué pensar tras esta derrota.
La defensa mostró graves carencias, y la ausencia de jugadores clave como Fermín López se nota más que nunca.
Eric García, que ingresó en la segunda mitad, fue uno de los pocos que dejó destellos de calidad y entrega.
Pero la sensación general es que el Barça está perdido.
La combinación de mala actitud, errores arbitrales y falta de acierto ha dejado al equipo tocado y sin liderato en la Liga.
La polémica del VAR volvió a poner en entredicho la justicia del fútbol, con decisiones que parecían dictadas desde la sala de video y no desde el terreno de juego.
Para colmo, el Sevilla terminó el partido con una agresión deliberada a un jugador culé que fue inicialmente sancionada con tarjeta roja, pero que tras la intervención de los árbitros fue anulada.
Un gesto que refleja la confusión y la falta de coherencia en el arbitraje que marcó todo el encuentro.
Los aficionados y expertos coinciden: el Barcelona necesita una profunda reflexión.
No basta con talento individual si falta compromiso colectivo y una defensa sólida que sea el pilar del equipo.
Los próximos días serán cruciales para que el cuerpo técnico y los jugadores encuentren la fórmula para salir de esta crisis.
El parón de selecciones llega en un momento complicado, pero puede ser una oportunidad para resetear y volver con fuerzas renovadas.
Sin embargo, la sombra del arbitraje y la polémica VAR seguirá presente, recordando que en el fútbol moderno la batalla se libra tanto dentro como fuera del campo.
En definitiva, el 4-1 ante Sevilla no es solo un marcador.
Es una llamada de atención para un Barcelona que debe recuperar el alma y la actitud si quiere aspirar a grandes cosas esta temporada.
Porque, como bien dijo el comentarista, “cuando no es el día, no es el día”, y hoy no fue el día del Barça.
