¡Gil Manzano y su manzana podrida! El escándalo arbitral que ESPN no quiere que veas: ¿Un complot contra el Barça o solo mala suerte?
El fútbol español vive una nueva tormenta, y esta vez el epicentro está en el arbitraje.
Gil Manzano, el hombre que muchos llaman “la manzana más podrida del arbitraje”, vuelve a estar en el ojo del huracán tras un partido donde, según denuncian, sus decisiones han perjudicado gravemente al FC Barcelona.
Lo que parecía un encuentro rutinario contra uno de los últimos clasificados tras el parón de selecciones, terminó convirtiéndose en un verdadero espectáculo de controversias y polémicas que han puesto en jaque la integridad del campeonato.
Las imágenes inéditas, que hasta ahora no habían sido difundidas por los grandes medios, muestran con claridad las expresiones de frustración y descontento en el banquillo blaugrana, especialmente en la figura del entrenador Hans Flick, quien fue expulsado en el minuto 90 por aplaudir, una sanción que muchos consideran desproporcionada y arbitraria.

Pero, ¿qué hay detrás de esta expulsión y las decisiones polémicas de Manzano?
El árbitro, en sus más de 40 partidos arbitrados al Barça, acumula una estadística inquietante: 12 expulsiones contra el club catalán, una cifra que levanta sospechas sobre un posible sesgo o una anomalía en su forma de dirigir los encuentros.
Los críticos no solo señalan la cantidad, sino la calidad de las decisiones.
En el último partido, se anuló un gol legítimo del Barça y se pitó una falta dudosa a favor del Girona, además de ignorar un claro manotazo que pudo haber cambiado el curso del juego.
Estas decisiones no solo afectaron el resultado, sino que sembraron dudas sobre la imparcialidad del arbitraje en La Liga.

La prensa tradicional ha optado por minimizar el escándalo, enfocándose en la supuesta mala forma del Barça o en las reacciones viscerales del entrenador expulsado.
Sin embargo, en las redes sociales y entre los aficionados, la indignación crece.
Muchos ven en estas acciones un patrón recurrente de manipulación que favorece a ciertos equipos, especialmente al Real Madrid, y que perjudica sistemáticamente al Barcelona.
Hans Flick, conocido por su compostura y serenidad, no pudo ocultar su frustración y explotó públicamente, convirtiéndose en un símbolo de resistencia contra lo que muchos califican como un “atraco” arbitral.
Su gesto de hacer un “corte de mangas” tras la expulsión fue interpretado por algunos medios como una falta de respeto, pero para otros fue un acto de rebeldía ante la injusticia.

El contraste con la permisividad mostrada hacia jugadores y técnicos de otros equipos, como el Real Madrid, es evidente.
Por ejemplo, Vinicius Jr. protagonizó incidentes que no fueron sancionados con la misma severidad, y en ocasiones el club blanco ha mostrado gestos polémicos que no han tenido consecuencias disciplinarias.
Este doble rasero alimenta la teoría de que existe un relato controlado por ciertos medios y organismos que buscan proteger intereses específicos, mientras silencian o minimizan las quejas del Barça y sus seguidores.
La pancarta exhibida en el estadio, criticando la falta de valores en el arbitraje, fue aplaudida por algunos y censurada por otros, reflejando la polarización que vive el fútbol español.
Además, la ausencia de figuras clave en el Barça debido a lesiones y cansancio, como Robert Lewandowski, Ferrán Torres, y Pedri, sumó dificultad al equipo para superar un arbitraje tan adverso.

A pesar de ello, el conjunto blaugrana mostró carácter y logró la victoria, lo que hace aún más frustrante para sus seguidores las decisiones arbitrales que intentaron frenar su avance.
El impacto de esta polémica va más allá del partido en cuestión.
Con el clásico a la vuelta de la esquina, la expulsión de Hans Flick significa que el Barça afrontará uno de los encuentros más importantes de la temporada sin su entrenador principal en el banquillo, una situación que puede influir decisivamente en el resultado.
Por otro lado, la Comisión Técnica de Árbitros (CTA) y otros organismos encargados de supervisar el arbitraje parecen mantenerse al margen, sin pronunciarse sobre las jugadas polémicas ni sobre la conducta de Manzano.
Esto genera desconfianza y alimenta la sensación de que hay una “nevera” para ciertos árbitros que perjudican al Barça.

En conclusión, el escándalo Gil Manzano contra el Barça no es solo un episodio aislado, sino un síntoma de un problema mayor en el fútbol español.
La falta de transparencia, la posible parcialidad arbitral y la manipulación mediática están minando la credibilidad de la competición.
Mientras tanto, los aficionados y el cuerpo técnico del Barcelona luchan no solo en el campo, sino también fuera de él, para que se reconozca la injusticia y se garantice un arbitraje justo y equitativo.
La temporada continúa, y con ella, la batalla por la verdad y la justicia en el deporte rey.
¿Será este el punto de inflexión para que se acabe la sombra de la sospecha en La Liga?
Solo el tiempo lo dirá.
Pero una cosa es segura: la manzana podrida ya ha dejado su marca, y el Barça no está dispuesto a callar.