¡La Caída en Picado de María Patiño! Fulminada por un Bulo Sobre Antonio David Flores y el Padre de su Hijo: “Cuando te crees el cuento antes de leerlo, el ridículo es gratis…”
La mañana comenzó con un aire de incredulidad tras la denuncia que María Patiño lanzó contra Antonio David Flores al iniciar su programa.
La presentadora afirmó que Antonio David había ejercido violencia contra ella a través de YouTube, pero una revisión rápida mostró que Flores no había realizado ningún directo durante el fin de semana, lo que hacía la acusación difícil de sostener.
La sospecha empezó a tomar forma cuando se descubrió que el origen de todo este revuelo podría ser una noticia falsa viralizada en Facebook, una noticia fabricada que afirmaba cosas que jamás sucedieron.
Aunque parezca increíble que una periodista de renombre se trague una fake news y la convierta en denuncia pública, no es la primera vez que María Patiño comete semejante error.
Recordemos el caso de los carteles en Málaga, donde también se precipitó con acusaciones sin fundamento que más tarde tuvieron que ser rectificadas.
Hoy, en un silencio absoluto, María Patiño no ha hecho ninguna declaración para aclarar o rectificar su denuncia.
Mientras tanto, las redes sociales no paran de expresar su indignación ante lo que consideran una falta de responsabilidad y profesionalismo.
La periodista Ángela Portero, colega del medio, inicialmente creyó en la historia y hasta publicó un tuit respaldando la denuncia, afirmando que muchos sabían quién era el padre del hijo de María Patiño y que Antonio David había perdido la cabeza.
Sin embargo, tras verificar los hechos, tuvo que admitir que todo era un bulo y pedir disculpas públicas, reconociendo que se había dejado llevar por una noticia falsa.
Este episodio ha dejado a la audiencia y a profesionales del medio cuestionando la ética periodística de Patiño, quien no solo no rectificó públicamente, sino que tampoco ofreció explicaciones ni disculpas, alimentando aún más la polémica.
El silencio de Patiño contrasta con la contundencia de sus palabras iniciales, y muchos consideran que su actitud refleja una falta de respeto hacia la verdad y hacia las personas implicadas, especialmente Antonio David Flores, a quien acusó de algo que no ocurrió.
Entre los comentarios críticos destaca el de la “bruja Cotilla”, quien señala que Patiño mantiene silencio tras lanzar una “humareda” desde “el lado correcto”, una expresión que la propia presentadora utiliza para justificar sus posturas, pero que a estas alturas ha perdido toda credibilidad.
El debate también ha alcanzado a otras figuras del medio, como Carlota Corredera, quien ha mostrado públicamente su apoyo a Patiño con un mensaje contundente contra “la gentuza indecente”, aunque la imagen de ambas está cada vez más cuestionada por el público.
Además, Francisco Rodríguez, colaborador habitual del canal de Antonio David, ha planteado una reflexión sobre la necesidad de implementar un carnet por puntos para periodistas que se dejan engañar por bulos y fakes, señalando la reincidencia de Patiño en estos errores y su papel en la violencia mediática y la difamación.
Este nuevo tropiezo se suma a una larga lista de meteduras de pata de María Patiño, desde acusaciones infundadas hasta cambios de opinión radicales que han erosionado su credibilidad y la confianza del público.
En un repaso a su trayectoria reciente, se recuerdan momentos en los que Patiño dudaba públicamente del relato de Rocío Carrasco, generando tensiones con sus compañeros y mostrando un perfil que ha ido perdiendo coherencia y rigor.
La periodista ha pasado de cuestionar a sus colegas a abrazar un “lado correcto” que, según muchos, no es más que un dogma que la ha llevado a cometer errores graves y a perder la objetividad necesaria para ejercer el periodismo con responsabilidad.
Los ejemplos abundan y muestran un patrón preocupante: declaraciones sin contrastar, acusaciones infundadas y una defensa férrea de posiciones que no siempre coinciden con la verdad.
Este caso también pone en evidencia la fragilidad de la prensa del corazón, donde la búsqueda de audiencia a veces prima sobre el compromiso con la información veraz y el respeto a las personas involucradas.
En definitiva, la caída en picado de María Patiño tras este bulo evidencia la importancia de la verificación rigurosa antes de hacer acusaciones públicas, especialmente cuando se trata de temas delicados y personas conocidas.
El público espera ahora una respuesta clara y sincera de Patiño, que restaure al menos algo de la confianza perdida y demuestre que el periodismo puede ser mucho más que espectáculo y polémica.
Mientras tanto, la historia sigue generando debate y críticas, recordándonos que en el mundo mediático, la verdad no siempre es la protagonista, pero debería ser la prioridad.
