¡ESCÁNDALO EN RTVE! Antonio David Flores señalado otra vez tras polémica intervención sobre Rocío Carrasco: “¿Justicia o venganza televisiva?”
La televisión pública española, financiada con los impuestos de todos, se ha visto envuelta en una polémica que ha dejado a muchos espectadores atónitos.
En el telediario de RTVE, un espacio que se presume de rigor y objetividad, se ha reabierto un debate que parecía cerrado: el caso de Antonio David Flores y su relación con Rocío Carrasco.
Pese a que la justicia archivó en todas sus instancias las acusaciones contra Antonio David, considerándolo inocente y sin base para un juicio, el informativo de RTVE presentó declaraciones que han sido interpretadas como una nueva señalización contra él.
Anaís Peces, experta en género y directora del documental sobre Rocío Carrasco, afirmó que el documental cambió la percepción sobre las mujeres famosas víctimas de violencia de género, quienes hasta entonces eran ignoradas o no creídas.

Estas palabras, emitidas en un espacio público, han generado un fuerte rechazo por parte de defensores de Antonio David, que recuerdan que la justicia nunca encontró indicios para condenarlo.
Py, colaboradora cercana al entorno de Antonio David, criticó duramente a RTVE y a sus responsables, exigiendo una rectificación pública y advirtiendo sobre posibles consecuencias legales por lo que consideran un ataque injusto a la imagen y vida personal del ex Guardia Civil.
La tensión aumenta cuando se contrasta este episodio con la reciente entrevista en RTVE a Antonia Dell’Atte, víctima reconocida de malos tratos, quien ofreció un testimonio desgarrador sobre su experiencia de violencia doméstica y la complicidad que sufrió por parte de ciertos medios y figuras públicas.
Su relato, lleno de dolor y valentía, ha sido un contrapunto que ha puesto en evidencia las complejidades y contradicciones del tratamiento mediático sobre la violencia de género.
En esta línea, la polémica también ha puesto bajo la lupa a figuras como Carlota Corredera y María Patiño, quienes en el pasado mostraron actitudes contradictorias respecto a casos similares.

Corredera, por ejemplo, fue señalada por haber defendido a Alessandro Lequio, acusado de comportamientos violentos, mientras ahora se presenta como una voz feminista.
Estas contradicciones han generado críticas sobre la selectividad con que ciertos personajes mediáticos abordan la defensa de las víctimas.
El caso de Antonio David Flores, por tanto, no solo es un asunto legal sino también un reflejo de la batalla mediática que se libra en España sobre la violencia de género, la responsabilidad de los medios y la presunción de inocencia.
La reaparición de este debate en RTVE, una cadena pública, ha generado preguntas sobre el papel que deben jugar los medios estatales en temas tan sensibles y la necesidad de equilibrio y rigor en sus contenidos.

Mientras tanto, el público permanece dividido.
Algunos defienden la libertad de expresión y el derecho a visibilizar la violencia de género, mientras otros exigen respeto por la presunción de inocencia y denuncian la manipulación mediática.
Este episodio pone en evidencia que, a pesar de los avances en la conciencia social, la televisión sigue siendo un campo de batalla donde se entrecruzan intereses, emociones y verdades a medias.
RTVE, como medio público, enfrenta el desafío de mantener la confianza de la audiencia y garantizar un tratamiento justo y equilibrado de los temas que afectan a la sociedad.

En definitiva, la polémica sobre Antonio David Flores y Rocío Carrasco en RTVE no solo habla de un caso particular, sino que refleja las tensiones profundas en la manera en que España aborda la violencia de género, la justicia y el poder de los medios.
La pregunta que queda en el aire es si la televisión pública está preparada para manejar estos debates con la responsabilidad que el público merece o si seguirá siendo escenario de confrontaciones que solo alimentan divisiones y resentimientos.
Mientras tanto, las redes sociales y los comentarios del público continúan acalorados, demostrando que la controversia está lejos de apagarse.
La historia sigue, y con ella, la necesidad de un diálogo sincero y respetuoso que permita avanzar hacia una sociedad más justa y consciente.