El escándalo oculto en Telecinco: ¿Qué hay detrás de la caída de Montoya y la campaña contra Supervivientes 2025?
El caos en Telecinco se ha vuelto palpable tras la salida inesperada de Montoya, uno de los rostros más controvertidos y a la vez populares de la cadena.
Lo que parecía una promesa de continuidad tras su éxito en Supervivientes 2025, se tornó rápidamente en una campaña en su contra que ha generado división y polémica.
Montoya, conocido por su carácter explosivo y su capacidad para generar audiencia, ha pasado de ser el “niño de oro” a convertirse en el blanco de una maquinaria mediática que parece no tener piedad.
El propio Montoya emitió un comunicado emotivo en el que revela la presión y el desgaste psicológico que ha sufrido durante su paso por la televisión.

En sus palabras, expresa haber perdido la voluntad y la alegría, víctima de una “maquinaria forzada” que lo llevó a un punto límite.
Denuncia el uso de mentiras y manipulaciones en su contra, así como la explotación de su vulnerabilidad para mantener el espectáculo a costa de su salud mental.
Este comunicado no solo refleja el malestar personal de Montoya, sino que también pone en evidencia un problema mayor dentro de Mediaset.
La cadena, que enfrenta una crisis de audiencia y de imagen, parece estar tomando decisiones internas que generan descontento entre sus talentos.
La situación de Montoya no es un caso aislado; otros nombres como Terelu también han visto frustradas sus expectativas dentro del canal, lo que sugiere un ambiente laboral tenso y poco transparente.

La reacción de terceros dentro del mundo televisivo tampoco se ha hecho esperar.
Carmen Alcaide, amiga cercana de Montoya, ha mostrado distancia y cierto desencanto, mientras que otros concursantes han criticado públicamente su actitud fuera del reality.
Sin embargo, el único apoyo visible ha venido de Borja González, ganador de esta edición de Supervivientes, quien ha expresado comprensión y ánimo hacia Montoya.
Lo que más llama la atención es la aparente estrategia de Mediaset para minimizar la presencia de Montoya en sus programas.
Mientras otros participantes reciben oportunidades y promoción, Montoya parece estar siendo relegado y hasta atacado mediáticamente.
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La cadena incluso ha anunciado la emisión de un especial con imágenes inéditas de Montoya, que algunos interpretan como un intento de dañar aún más su imagen pública.
Los medios afines a Mediaset han difundido artículos que pintan a Montoya como una figura problemática, sacando a relucir episodios de su pasado, algunos descontextualizados, para reforzar esta narrativa negativa.
Se habla de frases controvertidas y supuestos comportamientos inapropiados, todo ello en medio de un clima que muchos califican de “mafia mediática”.
Este episodio pone sobre la mesa la dura realidad del mundo televisivo, donde la lealtad y el apoyo pueden cambiar rápidamente según intereses comerciales y de audiencia.
Montoya, que logró revitalizar un reality que estaba perdiendo brillo, ahora se encuentra prácticamente excluido y cuestionado en su integridad.

Además, la crisis de Telecinco no se limita a un solo rostro.
El canal enfrenta un verano complicado con audiencias bajas y una programación que genera incertidumbre sobre el futuro de varios presentadores y colaboradores.
La situación de Terelu, que esperaba un nuevo programa que aún no se ha concretado, es otro ejemplo de esta inestabilidad.
En este contexto, la salud mental de los talentos mediáticos cobra especial relevancia.
Montoya ha dejado claro que su prioridad ahora es recuperarse y encontrar un entorno sano, lejos de la presión y el desgaste que ha vivido.

Su caso evidencia la necesidad de un cambio en cómo se manejan las figuras públicas dentro de las cadenas de televisión, especialmente cuando se enfrentan a situaciones difíciles.
El público y los seguidores de estos realities también se ven afectados por estas dinámicas.
La percepción de favoritismos, campañas en contra y manipulación de la información puede erosionar la confianza en los programas y en la propia cadena.
La polémica alrededor de Montoya y Supervivientes 2025 es un reflejo de estas tensiones y del desafío que representa mantener la credibilidad en un mercado saturado de contenidos.
Finalmente, la pregunta que queda en el aire es qué futuro le espera a Montoya y a Telecinco.

¿Podrá el canal superar esta crisis interna y recuperar su imagen?
¿Logrará Montoya rehacer su carrera y volver a conectar con la audiencia?
Lo cierto es que la maquinaria mediática parece estar en marcha, y solo el tiempo dirá quién sale realmente ganado o perdido en esta batalla.
En definitiva, el caso Montoya es mucho más que la salida de un concursante de reality; es un síntoma de problemas estructurales dentro de Mediaset y un llamado a reflexionar sobre el trato que se da a las figuras públicas en la televisión española.
La “cloaca” que algunos denuncian podría tener consecuencias profundas para todos los involucrados, y la audiencia está atenta a cada movimiento en esta historia que aún está lejos de concluir.