La inesperada ruptura de Compromís con Yolanda Díaz que sacude el gobierno de Pedro Sánchez
Compromís ha dado un paso decisivo que ha sorprendido a muchos en el panorama político español.
Con un 92,68% de apoyo en el Consejo Nacional, la formación valencianista mayoritaria ha decidido abandonar el grupo parlamentario de Sumar, liderado por Yolanda Díaz.
Águeda Micó, diputada de Compromís, confirmó que se integrará en el grupo mixto, lo que implica una pérdida directa para Díaz y un debilitamiento del frágil equilibrio del gobierno de Pedro Sánchez.
Esta ruptura no es un hecho aislado, sino el resultado de semanas de tensiones internas, especialmente relacionadas con la gestión de la comisión sobre la Dana, una crisis que ha puesto en evidencia la falta de firmeza del ejecutivo.

Pedro Sánchez se negó a comparecer ante dicha comisión, una actitud que fue duramente criticada por Águeda Micó y parte de Compromís, quienes demandan mayor responsabilidad y transparencia.
La nueva estrategia de Compromís, según Águeda Micó, se centrará en exigir responsabilidades por casos de corrupción, poniendo el foco en el Partido Popular Valenciano, liderado por Carlos Mazón, y presionando para que el presidente del gobierno comparezca ante el Congreso.
Esta postura marca un giro claro respecto a la colaboración previa con Sumar y Yolanda Díaz, evidenciando una fractura interna profunda dentro de la coalición valencianista.
Sin embargo, la división no solo afecta a la relación entre Compromís y Sumar, sino que también se refleja en el seno mismo de Compromís.
Mientras Águeda Micó opta por distanciarse de Yolanda Díaz, Alberto Ibáñez, representante de la pata ecosocialista de la coalición, ha decidido mantener su lealtad hacia Díaz, defendiendo el compromiso con la agenda progresista que se presentó en las elecciones del 23J.

Esta fractura vuelve a abrir heridas en el bloque de la izquierda, que ya había sufrido la salida de Podemos hace un año.
La pérdida de apoyos de Sumar, ahora con un matiz territorial sensible, debilita la voz valencianista en Madrid y afecta la cohesión del bloque de investidura que sostiene al gobierno de Pedro Sánchez.
Desde el entorno de Yolanda Díaz se intentaron frenar estas salidas con concesiones de última hora, incluyendo una interlocución directa con Moncloa y la promesa de una comparecencia pactada del presidente Sánchez.
Sin embargo, estas medidas no fueron suficientes para evitar la ruptura, lo que muestra la profundidad del descontento dentro de Compromís.
La decisión de Compromís de marcar perfil propio y ganar visibilidad por su cuenta llega en un momento complicado para el gobierno de Sánchez, que se encuentra debilitado por una serie de escándalos, pactos incómodos y una percepción generalizada de falta de liderazgo.

La salida de este apoyo clave es un nuevo golpe para la estabilidad del Ejecutivo.
La fractura pone en evidencia que el “barco” del gobierno empieza a mostrar señales de hundimiento, con las “ratas” como primeras en abandonar el navío, en una metáfora que refleja la preocupación creciente por la continuidad del proyecto político de Sánchez.
La ruptura de Compromís con Yolanda Díaz también tiene implicaciones territoriales importantes.
La voz valencianista, que antes se expresaba unida dentro de Sumar, ahora se fragmenta en Madrid, lo que puede traducirse en una menor influencia para las reivindicaciones valencianas y un debilitamiento del bloque progresista en el Congreso.
Este movimiento pone a prueba la capacidad de Yolanda Díaz para mantener la unidad de su proyecto político y la fortaleza de Sumar como fuerza parlamentaria.

La pérdida de un diputado y la fractura interna son señales de alerta que podrían complicar la estrategia política de Díaz en el futuro.
Por otro lado, Pedro Sánchez enfrenta un escenario cada vez más complejo.
La salida de Compromís reduce su margen de maniobra y pone en riesgo la estabilidad parlamentaria necesaria para gobernar.
Además, el desgaste provocado por escándalos y la falta de comparecencia en la comisión sobre la Dana alimenta la percepción de un gobierno débil y poco transparente.
En este contexto, la oposición, especialmente el Partido Popular, puede aprovechar esta crisis para presionar y cuestionar la legitimidad del gobierno.

La fractura dentro del bloque progresista abre una oportunidad para que la derecha intensifique su ofensiva política.
La ruptura de Compromís también refleja un problema más amplio dentro de la izquierda española: la dificultad para mantener la unidad ante diferencias estratégicas y territoriales.
La salida de Podemos ya había puesto en evidencia estas tensiones, y ahora la marcha de Compromís añade una nueva capa de complejidad.
A nivel político, esta situación obliga a una reflexión profunda sobre la capacidad de liderazgo, la gestión de alianzas y la necesidad de diálogo interno para evitar nuevas fracturas que puedan poner en riesgo la gobernabilidad.
El futuro inmediato del gobierno de Pedro Sánchez dependerá en gran medida de su capacidad para recomponer alianzas y recuperar la confianza de sus socios parlamentarios.

La salida de Compromís es un aviso claro de que la estabilidad política está en juego.
En definitiva, la ruptura de Compromís con Yolanda Díaz no solo hace temblar al gobierno de Pedro Sánchez, sino que también abre un debate sobre la cohesión del bloque progresista y la gobernabilidad en España.
En un momento marcado por la incertidumbre y la polarización, esta fractura es un síntoma de los desafíos que enfrenta la política española para construir consensos duraderos.
Este episodio invita a observar con atención cómo evolucionarán las relaciones entre los actores políticos y qué estrategias adoptarán para superar la crisis.
La política española entra en una nueva fase donde la unidad y la capacidad de diálogo serán claves para evitar un mayor desgaste institucional y avanzar hacia un futuro más estable.