Impactantes imágenes y revelaciones en el tanatorio de Michu: un reencuentro frío y la batalla por la custodia de Rocío
El miércoles 9 de julio, el tanatorio donde se velan los restos mortales de Michu Rodríguez se convirtió en un escenario cargado de emociones, revelaciones y tensiones palpables.
La llegada del clan Ortega Cano —con José Ortega Cano, José Fernando, Gloria Camila y Rocío Flores— puso en evidencia la compleja red de relaciones familiares que ahora se enfrentan a una tragedia irreparable.
Ortega Cano apareció visiblemente afectado, consciente del dolor que implica despedir a una joven que deja tras de sí a una hija pequeña.
Sin embargo, lo que más llamó la atención fue el frío reencuentro entre Ortega y la madre de Michu, quien entró acompañada y se fundió en un abrazo con otro familiar, pero no con Ortega Cano.

Hasta el momento no existen imágenes ni declaraciones que confirmen que ambos se hayan saludado o intercambiado palabras en el velatorio, lo que añade una tensión silenciosa pero palpable en el ambiente.
La madre de Michu se mostró valiente y clara al ofrecer explicaciones sobre la causa del fallecimiento de su hija.
Desmintió rumores que circulaban en varios medios acerca de que la custodia de la pequeña Rocío, de tan solo ocho años, pasaría a manos de Ortega Cano.
Según sus palabras, la niña permanecerá con ella, tal como Michu habría querido.
Esta declaración contradice informaciones previas que apuntaban a un testamento donde se indicaba que la custodia debía recaer en la familia paterna.
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La historia médica de Michu fue también revelada en este contexto.
Su madre explicó que Michu sufría una grave malformación congénita del corazón y que llevaba tiempo esperando un marcapasos que nunca llegó a implantarse.
La joven había sido intervenida en 2018 y necesitaba un trasplante, pero lamentablemente su corazón no resistió.
La muerte fue súbita: mientras se preparaba para un viaje a Marbella, comenzó a sentir fatiga, se recostó y dejó de respirar.
Fue su hija Rocío quien, con valentía, llamó a los vecinos para pedir ayuda.

La pequeña Rocío enfrenta ahora una pérdida inmensa.
Según relata su abuela, la niña ha mostrado una fortaleza admirable, aunque se pregunta constantemente por qué la gente les dice “lo siento” y busca consuelo en la presencia y el cariño de su familia.
Lleva consigo una foto de su madre y reza todas las noches, intentando encontrar paz en medio del dolor.
En el tanatorio, José Fernando y Gloria Camila también estuvieron presentes, brindando apoyo a la familia materna y a la pequeña.
La madre de Michu destacó que la relación entre Gloria Camila y Michu era buena, especialmente por el bienestar de Rocío, desmintiendo rumores que señalaban distanciamientos.

Esta aclaración es importante, dado que la custodia de la niña es un asunto que ahora genera incertidumbre y posibles disputas.
La situación de José Fernando es delicada.
Actualmente está bajo tutela debido a sus problemas personales y de salud, por lo que no puede asumir la responsabilidad legal de su hija.
Esto deja en manos de la familia materna la tarea de cuidar a Rocío, un reto que la madre de Michu parece dispuesta a asumir con determinación.
La polémica sobre la custodia se intensifica cuando se recuerda que medios como la revista Semana habían publicado que Michu habría dejado por escrito que su hija quedara bajo la tutela de Ortega Cano.

La madre de Michu ha desmentido esto categóricamente, lo que sugiere que aún queda mucho por aclarar en cuanto a documentos legales y voluntades reales.
La atención mediática ha sido implacable, y aunque la madre de Michu ha mostrado una actitud muy abierta y generosa al hablar con la prensa, también ha pedido respeto por la intimidad de la familia en un momento tan delicado.
Su valentía al enfrentar preguntas difíciles y desmentir falsedades merece reconocimiento.
Este episodio pone en evidencia las dificultades que enfrentan muchas familias cuando la tragedia golpea inesperadamente, y cómo las disputas legales y personales pueden enturbiar aún más el duelo.

La prioridad absoluta debe ser el bienestar de la pequeña Rocío, quien necesita un entorno estable y lleno de amor para superar esta pérdida.
En conclusión, el velatorio de Michu Rodríguez no solo fue un momento para despedir a una joven llena de vida truncada, sino también un reflejo de las complejas relaciones familiares y los retos que quedan por delante.
La madre de Michu, Ortega Cano, José Fernando, Gloria Camila y Rocío Flores están ahora en el centro de un escenario donde la unión y la comprensión serán claves para proteger a la niña que todos desean cuidar.
Mientras la familia intenta recomponerse, la sociedad observa con atención y espera que, pese a las diferencias y tensiones, prevalezca el cariño y la responsabilidad hacia Rocío, para que pueda crecer rodeada de apoyo y seguridad.