🎭💔 EL DÍA QUE PARAGUAY LLORÓ: LA TRÁGICA PARTIDA DE MÓNICA SPEAR Y SU ESPOSO QUE MARCÓ UN ANTES Y UN DESPUÉS EN LA HISTORIA DEL PAÍS 😢✨

Pienso que tengo una vida por delante porque estás aquí, fue una de las frases que resonó en la mente de muchos tras la trágica partida de una de las figuras más queridas de la televisión venezolana.

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La participación de la actriz Mónica Spear en la vida pública no fue solo un paso fugaz por las pasarelas y los sets de grabación, sino una huella imborrable que culminó en un evento que sacudió los cimientos de una sociedad entera.

Uno de los culpables de la muerte de la ex Miss y actriz venezolana Mónica Spear y de su esposo Thomas Berry habló por primera vez para dos periodistas venezolanos y lo que confesó dejó a todo un país impresionado, revelando la crudeza y la frialdad con la que opera la delincuencia en las carreteras de la nación caribeña.

Después explotó lo otro que era el demonio y ellos montaron el ataque porque ya el carro estaba sobre la grúa, son palabras que describen el momento exacto en que la fatalidad se cruzó con el destino de una familia que solo buscaba la reconciliación y el amor.

Mónica Spear decidió que era el momento oportuno para conceder una segunda oportunidad a su matrimonio después de estar separada de su marido Thomas Berry durante un año y medio.

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Consideró que era importante volver a confiar en su relación y él estuvo de acuerdo, proponiendo sellar la reconciliación en su tierra natal, Venezuela, donde Mónica tenía fuertes vínculos afectivos debido a sus recuerdos de infancia y a su exitosa trayectoria como Miss Venezuela.

A pesar de haber sido víctima de cinco asaltos en sus visitas anteriores al país, Mónica, impulsada por el amor y la esperanza de un futuro unido para su familia, se ilusionó y preparó su equipaje sin saber que sería la última vez que lo haría.

El cuerpo de Mónica y su acompañante fue trasladado a la morgue del hospital Adolfo Prince Lara de Puerto Cabello, una imagen que contrastaba dolorosamente con la vitalidad y la belleza que siempre la caracterizaron.

Los cuerpos de ambos fueron localizados en el interior del automóvil en el que se trasladaban el fatídico 6 de enero de 2014, una fecha que quedó marcada en el calendario negro de la historia contemporánea de Venezuela.

Mónica fue asesinada en un asalto en la autopista, y su muerte conmovió a miles de venezolanos quienes, indignados y dolidos, salieron a marchar en su honor, logrando momentáneamente cambiar la agenda política del país y poniendo sobre la mesa el tema de la inseguridad desbordada.

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La vida de Mónica Spear no fue muy diferente a la de otras mujeres venezolanas en cuanto a sus sueños y aspiraciones, afirmando en entrevistas que soñaba con todo eso y que disfrutaba cada momento, creyendo firmemente en disfrutar el presente.

Nació en Maracaibo el primero de octubre de 1984 y creció feliz junto a sus cuatro hermanos en un entorno familiar lleno de amor.

Desde su infancia destacó por su belleza exótica; era morena de ojos oscuros y rasgos armónicos, lo que la hacía destacar en cualquier lugar que pisaba.

Al igual que muchos venezolanos de su generación, Mónica viajaba regularmente a Miami, Estados Unidos, buscando oportunidades y expansión.

Fue precisamente mientras caminaba por las calles de Florida que su altura de un metro setenta y cinco y su porte elegante llamaron la atención del entonces presidente de la Organización Miss Venezuela, Osmel Sousa, quien tenía un ojo clínico para detectar el talento y la belleza.

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Sousa la alentó a participar en el concurso de belleza más importante del país, un evento que paraliza a la nación cada año.

Venezuela es conocida internacionalmente por ser el país con la mayor cantidad de concursos de belleza per cápita, con unos setecientos certámenes al año en diferentes categorías y regiones.

Muchas niñas y adolescentes son entrenadas desde temprana edad para participar y ganar como una forma legítima y admirada de ascenso social y éxito profesional.

El país es una verdadera fábrica de reinas, habiendo ganado el título de Miss Universo en varias ocasiones, lo que ha generado una cultura en torno a la estética y la preparación integral de la mujer.

Hay más de doscientas cincuenta academias de modelaje que entrenan a niñas desde los cuatro años en maquillaje, glamour, oratoria, poses para fotografías y expresión corporal, y Mónica Spear fue el producto refinado y carismático de esta maquinaria de sueños, aunque ella siempre le imprimió su sello personal de humildad y cercanía.

A pesar de su ajetreada carrera entre telenovelas, sesiones de fotos y compromisos sociales, Mónica encontró tiempo para lo más importante: el amor.

Se enamoró del empresario irlandés Thomas Berry, un hombre que amaba Venezuela tanto como ella, y se casó con él en 2008.

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Fruto de ese amor dio a luz a su hija Maya, expresando su felicidad con frases como mi barriguita feliz.

La niña nació a las cinco y cincuenta de la tarde y Mónica se portó demasiado bien durante el parto, el cual fue excelente según los reportes médicos y familiares.

Mónica estaba tan contenta con su papel de madre que decidió poner en pausa su carrera artística durante un año para dedicarse enteramente a su bebé, demostrando que para ella la familia era la prioridad absoluta por encima de la fama.

Sin embargo, en 2014 la vida de Mónica dio un giro trágico e irreversible.

La ex Miss venezolana y actriz Mónica Spear y su esposo de origen irlandés Berry Thomas fueron asesinados un lunes en horas de la noche en la autopista Valencia Puerto Cabello, una vía conocida por su peligrosidad pero transitada obligatoriamente por quienes desean conocer las bellezas turísticas del estado Carabobo y Falcón.

Tras el ataque, Mónica, Thomas y su hija Maya fueron trasladados a un hospital, pero la realidad era devastadora.

Mónica y Thomas fallecieron en el lugar o poco después debido a la gravedad de las heridas de bala, mientras que la pequeña Maya sobrevivió con una herida en la pierna, quedando huérfana en una noche oscura y solitaria.

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El fallecimiento de Mónica Spear conmocionó a Venezuela y al mundo del espectáculo internacional.

Muchos actores, productores y personalidades expresaron su pesar y su solidaridad con la familia de la actriz y ex Miss, recordando su profesionalismo y su dulzura.

También se renovaron los llamados a la lucha contra la violencia y la inseguridad en el país, exigiendo justicia y un cambio en las políticas de seguridad ciudadana.

El gobierno y la sociedad civil se comprometieron, al menos en el discurso, a tomar medidas para prevenir estos hechos y proteger a los ciudadanos, especialmente a los más vulnerables, aunque para Mónica y Thomas ya era demasiado tarde.

Mónica Spear fue recordada como una mujer talentosa, hermosa y luchadora que supo enfrentar los desafíos de la vida con determinación y alegría.

Su legado sigue vivo en su familia, sus amigos y sus fans que la recuerdan con cariño y admiración, rememorando sus palabras cuando decía que le tocaba el momento de ir por ese sueño que siempre había buscado.

Mónica era encantadora y no le hacía daño a nadie; era un ser de paz que amaba su ciudad y su país.

Tres días después de la muerte de la pareja, y bajo una presión mediática sin precedentes, siete individuos fueron arrestados por el incidente.

Las autoridades desplegaron un operativo masivo para dar con los responsables, sabiendo que el mundo entero tenía los ojos puestos en Venezuela.

En mayo de 2015, un tribunal de Venezuela sentenció a Gerardo Contreras, de 19 años en ese momento, a 25 años de prisión después de haber confesado que fue él quien disparó y acabó con la vida de Spear.

Otros tres jóvenes ya habían sido declarados culpables de este hecho y recibieron condenas que varían entre 24 y 26 años de prisión, mientras que dos menores de edad recibieron sentencias de cuatro años de reclusión, penas que para muchos resultaron insuficientes dada la magnitud del crimen.

Gerardo José Contreras Álvarez, mejor conocido como alias El Gato, quien se autodenomina el autor material de este terrible hecho, habló tiempo después desde la cárcel para dos periodistas venezolanos, Deivis Ramírez y María Isoliett Iglesias, encargados de escribir un libro de investigación periodística que se llama Capítulo Final.

Esto fue lo que dijo para aquel momento, encontrándose recluido en el penal El Rodeo, una de las cárceles más peligrosas del país.

Al ser cuestionado sobre por qué estaba allí y cuál fue su participación, sus respuestas fueron escalofriantes por la naturalidad con la que narraba el horror.

Con grabaciones y testimonios de los propios escritores, El Gato fue descrito como una personalidad frívola y sin ningún ápice de arrepentimiento por el acto que cometió.

Alias El Gato señaló no estar arrepentido y ser consciente de que solo paga condena por haberse tratado de una figura pública, revelando una verdad incómoda sobre el sistema de justicia: la impunidad suele ser la norma a menos que la víctima sea famosa.

Según El Gato, él y sus amigos pusieron unas piedras en medio de la carretera, un modus operandi común en las autopistas venezolanas para obligar a los conductores a detenerse.

Después subieron a un pequeño monte a esperar a su próxima víctima, acechando en la oscuridad como depredadores.

El vehículo de Mónica y Thomas impactó contra los obstáculos y se detuvo.

En ese momento, una grúa que pasaba por el lugar se detuvo para auxiliarlos, lo que parecía ser un golpe de suerte en medio de la noche.

Sin embargo, después explotó lo otro que era el demonio, refiriéndose a la violencia desatada.

Ellos, los delincuentes, bajaron del monte cuando ya el carro estaba montado arriba de la plataforma de la grúa.

Según su relato, ya no los iban a robar porque el carro estaba montado, pero la situación se salió de control.

En una de las grabaciones, el hombre conocido como El Gato confirmó su participación en lo sucedido y afirmó que, al momento del asalto, no sabían quiénes eran las víctimas.

Fue después, al enterarse por las noticias de que se trataba de Mónica Spear, que supo la magnitud de lo que había ocurrido.

Contreras relató que revisaron el vehículo y no encontraron casi nada de valor inmediato.

Yo sí agarré una cámara, confesó, detallando que la actriz se quedó quieta ante la amenaza.

Según su percepción distorsionada, fue un robo normal donde las víctimas no se resistieron inicialmente.

Nosotros los robamos normal, no le conseguimos prendas, entonces bueno, los robamos y ya está listo, vámonos, narró con una frialdad pasmosa.

El punto de quiebre ocurrió cuando los delincuentes ya se retiraban hacia el monte.

En la oscuridad, vieron las luces de la grúa y las confundieron con las cocteleras de un carro policial.

La paranoia y el instinto criminal los llevaron a disparar.

Las luces de la grúa aparentaban ser un carro policial y ellos, que iban a desistir, al final decidieron abrir fuego.

No se detona, nosotros nos quedamos quietos y nos vamos relajando, fue la confusa explicación que dio sobre la dinámica del tiroteo.

Según la versión de los acusados, fue durante ese fuego cruzado o unilateral contra el gruero y la pareja que resultaron muertos Thomas Berry y Mónica Spear.

Los disparos atravesaron los vidrios del vehículo donde la familia se había refugiado por seguridad, alcanzando mortalmente a los adultos y hiriendo a la niña.

Los periodistas que entrevistaron al asesino comentaron con amargura que si la víctima no hubiese sido Mónica Spear, es decir, una persona famosa, probablemente no hubiese pasado nada a nivel judicial y ellos quedarían libres, continuando con su vida delictiva en las carreteras.

El destino final de Gerardo José Contreras Álvarez, alias El Gato, fue tan trágico como la vida que escogió llevar.

Falleció el lunes 13 de julio del 2020 en la cárcel de El Dorado, en el estado Bolívar, un recinto penitenciario conocido por sus condiciones infrahumanas y su lejanía.

El hombre presentó un cuadro clínico de afección pulmonar severa y murió por tuberculosis, una enfermedad que prolifera en las cárceles venezolanas debido al hacinamiento y la falta de atención médica.

Su muerte cerró un ciclo de violencia, pero no borró el dolor causado.

La historia de Mónica Spear es un recordatorio constante de la fragilidad de la vida y de las deudas pendientes que tiene la sociedad venezolana en materia de seguridad y justicia.

Su hija Maya, quien sobrevivió al ataque, se convirtió en un símbolo de resiliencia, criada por sus abuelos en Estados Unidos, lejos de la violencia que le arrebató a sus padres pero rodeada del amor que ellos sembraron en ella.

La narrativa de este crimen no es solo la crónica de un suceso policial, sino el reflejo de un país que devora a sus hijos más brillantes.

Mónica regresó a Venezuela buscando el calor de su hogar y encontró la frialdad de la muerte, pero su recuerdo permanece intacto, no como una víctima más de la estadística, sino como la reina eterna que intentó unir a su familia en el lugar que más amaba.

Cada vez que se menciona su nombre, se evoca su sonrisa, su talento y esa trágica noche en la autopista que cambió para siempre la percepción de la inseguridad en Venezuela.

La confesión de El Gato, desnuda y cruel, sirve como un documento histórico de la descomposición social, donde la vida humana vale menos que una cámara fotográfica o un par de prendas.

Al final, queda la memoria de una mujer que vivió intensamente, amó profundamente y dejó un legado de luz que ni la oscuridad de esa carretera pudo apagar completamente.

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