La historia del tango “Caminito” es una de las narrativas más cautivadoras de la música argentina, un relato que trasciende el tiempo y el espacio.
Este tango, que ha sido interpretado por grandes artistas como Carlos Gardel, no solo es famoso por su melodía pegajosa, sino también por la profunda historia de amor que lo inspira.
Aunque el tango está vinculado a Buenos Aires, su origen se encuentra en una provincia del interior de Argentina, específicamente en La Rioja.
La letra de “Caminito” habla de la ausencia de una bella mujer, cuya historia es tan real como el propio tango.
Esta mujer, María, probablemente escuchó alguna vez este tango sin saber que los versos estaban dedicados a ella.
En el año 1902, un joven llamado Gabino Coria Peñaloza, oriundo de Mendoza, se encontraba realizando su trabajo como cobrador de impuestos.
Durante uno de sus viajes, se vio obligado a quedarse en la localidad de Oltá debido a una crecida de un río.
Allí, Gabino no solo se encontró con un paisaje que lo inspiró, sino que también hizo nuevos amigos y fue invitado a una tertulia.
En esta reunión social, se presentó un piano, un instrumento raro en ese momento y lugar.
La dueña del piano, una profesora de música en duelo, no podía tocar, así que llamaron a una de sus alumnas, una joven de 15 años llamada María, quien deslumbró a todos con su talento.
La conexión entre Gabino y María fue instantánea y profunda.
A pesar de que María estaba comprometida con un militar, ambos jóvenes comenzaron a verse en secreto, escapando a un sendero conocido como “Caminito”.
Este lugar se convirtió en el testigo de su amor prohibido.
Sin embargo, la felicidad fue efímera.
Cuando Gabino regresó a Oltá con la intención de pedir la mano de María, se enteró de que ella había sido enviada lejos por sus padres al enterarse de su romance.
Desesperado, Gabino intentó averiguar su paradero, pero fue rechazado y echado de la casa.
La angustia de Gabino se intensificó cuando supo que María estaba embarazada y que su familia nunca revelaría su ubicación.
Con el corazón roto, Gabino se retiró a un lugar solitario y comenzó a escribir.
Así nació el poema “Caminito”, que reflejaba su dolor y nostalgia.
Este poema, que había estado guardando durante años, se convirtió en la base del tango que más tarde escribiría junto al músico Juan de Dios Filiberto.
En la década de 1920, Gabino se mudó a Buenos Aires y se adentró en el mundo artístico.
Colaboró con varios medios y se unió a artistas de renombre, creando tangos que serían grabados por Gardel.
La historia de “Caminito” comenzó a tomar forma cuando Filiberto le propuso a Gabino unir su melodía con sus versos.
A pesar de que “Caminito” ganó un concurso de tangos en 1926, su aceptación inicial fue tibia.
El público no estaba preparado para la dulzura de su melodía y la poesía nostálgica de Gabino.
Sin embargo, todo cambió cuando el actor y cantante Ignacio Corsini incluyó el tango en una obra teatral.
La ovación del público llevó a Corsini a grabar “Caminito”, lo que catapultó su popularidad.
Gardel, al ver el éxito de la nueva versión, decidió grabar el tango nuevamente, esta vez con mejor calidad de sonido.
Desde entonces, “Caminito” se convirtió en uno de los tangos más emblemáticos y reconocidos internacionalmente.
La confusión sobre el origen del tango “Caminito” ha persistido a lo largo de los años, con muchos creyendo erróneamente que se inspiró en la famosa calle del barrio de La Boca.
Sin embargo, el verdadero “Caminito” es un sendero en Oltá, donde Gabino y María vivieron su historia de amor.
A pesar de su fama, Gabino nunca pudo reencontrarse con su musa, María.
La historia de “Caminito” es un testimonio del amor perdido y la nostalgia que perdura a través del tiempo, un recordatorio de que, a veces, las historias de amor no tienen un final feliz, pero sí un eco que resuena en la música y en el corazón de quienes la escuchan.