Finalmente se revela los audios de Donald Trump y la relación secreta que mantuvo con Erika Kirk

Las declaraciones de Donald presumiendo en medio de risas y burlas, cómo aprovechó ser el dueño de la franquicia de Miss Universo para meterse tras bambalinas en el escenario y ver a las candidatas sin ropa han desatado gran controversia.

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any and I’m allowed to go in because I’m the owner of the pagant and therefore I’m inspecting it.

You know, I’m inspecting I want to make everything.

Lo acaban de escuchar.

Sí, esa voz, esa risa inconfundible.

Donald Trump en sus propias palabras hablando con descaro de las mujeres que participaban en sus certámenes.

Los audios que durante años se intentaron esconder hoy por fin salen a la luz.

Su tono burlón, su forma de presumir poder y esa sensación de que todo lo que decía no era una broma.

Detrás de esas palabras hay una verdad mucho más oscura de lo que muchos imaginaban.

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Trump contaba sin pudor cómo se metía en los camerinos de las participantes, cómo según él tenía el derecho de observarlas porque era el dueño del show y lo decía entre risas como quien cuenta una travesura, pero con la seguridad de que nadie jamás se atrevería a enfrentarlo.

Nadie, excepto el tiempo.

En 2012, entre esas jóvenes que se preparaban para cumplir su sueño, estaba una mujer que cambiaría su destino para siempre.

Erika Kirk, laura Miss Arizona, brillante, elegante, carismática, pero también según muchos demasiado cercana al entonces propietario del certamen.

Desde ese año, su carrera comenzó a despegar de una manera casi inexplicable.

Aparecía en eventos políticos, en cenas privadas, en círculos reservados para gente con poder.

Y todos comenzaron a hacerse la misma pregunta.

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¿Cómo lo logró tan rápido? Algunos dicen que fue talento, otros suerte, pero hay quienes aseguran que fue otra cosa.

Algo que comenzó con una llamada, un mensaje, una conversación que nunca debió existir.

Eres diferente a todas, le habría dicho Trump según una fuente cercana.

Tienes un brillo especial.

Podrías ser más que una reina de belleza.

podrías ser parte de mi mundo.

Y esas palabras, según las mismas fuentes, fueron el inicio de una conexión que con el tiempo se volvió cada vez más personal, más íntima y más peligrosa.

Trump, con su encanto y su poder, sabía cómo envolver.

Era un hombre acostumbrado a que todos dijeran que sí y cuando veía a una mujer que le interesaba, movía cielo y tierra para conseguir lo que quería.

Lo que empezó como mensajes llenos de alagos se convirtió en conversaciones más atrevidas.

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En una de ellas se escucha un tono seductor y dominante.

“Ya tengo todo listo, cariño.

Este año será tuyo”, dice él riendo.

Palabras que hoy al escucharlas cobran un nuevo significado.

Porque poco después de esas supuestas conversaciones, Erika Kirk fue coronada Miss Arizona 2012.

Una coincidencia que para muchos no lo fue.

Desde entonces comenzó su ascenso.

Contratos, entrevistas, invitaciones exclusivas.

Todo parecía abrirse a su paso.

Pero lo más curioso es que a medida que su fama crecía, también lo hacía su silencio.

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Nunca habló de Trump, nunca mencionó su nombre en público, como si hubiera algo que debía mantenerse bajo llave.

Y es aquí donde aparecen los otros audios.

Voces de personas del entorno de Trump, expticipantes de Miss Universo, asistentes, incluso una ex maquilladora, que aseguran haber escuchado y visto cosas que prefieren callar.

Una de ellas lo dijo con miedo.

No puedo decir su nombre.

Él puede acabar con mi carrera.

Otra agregó.

Todas sabíamos que si le gustabas él te lo hacía saber.

Y si aceptabas el éxito era inmediato.

Palabras duras, pero que coinciden con los testimonios que hoy comienzan a salir a la luz.

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Porque este caso ya no se trata solo de rumores, es un patrón que se repite.

Trump, el empresario poderoso, el hombre de influencia, el dueño del espectáculo y ellas, jóvenes con sueños dispuestas a todo por cumplirlos.

Un juego de poder, seducción y secretos que durante años se ocultó tras luces, coronas y aplausos.

En uno de los audios más perturbadores se escucha a Trump decir, “Si tienes el poder, lo usas.

Así es este mundo.

Y esa frase resume lo que muchos han descrito como el verdadero mecanismo del certamen.

No ganaba la más talentosa, sino la que mejor sabía agradar.

Y ahí es donde el nombre de Erik Kirk vuelve a aparecer.

Desde el 2012, su relación con Trump habría continuado, aunque de forma discreta.

No en público, no en los medios, pero sí en los círculos donde las decisiones más importantes se toman sin cámaras.

Lo sorprendente es que tras la muerte de su esposo Charlie Kirk, muchas personas comenzaron a recordar esos rumores.

Y lo que antes parecía un simple chisme, hoy se siente como una historia demasiado bien construida para ser casualidad.

Algunos testigos afirman que Trump y Erika mantuvieron comunicación durante años, que la invitaba a eventos políticos, que incluso la ayudó a abrir puertas en el mundo empresarial.

lo hacía, dicen, como muestra de agradecimiento o de algo más.

Porque cuando el poder y la intimidad se mezclan, los límites se vuelven difusos y las promesas se convierten en cadenas invisibles.

Lo que más inquieta de estos audios es el tono.

No suenan como un recuerdo de un pasado inocente, sino como la confesión de un hombre que sabía exactamente lo que hacía.

Las risas, los silencios, los comentarios sarcásticos, todo revela una mentalidad de dominio.

Y en ese contexto, el nombre de Erika Kirk aparece una y otra vez como una sombra que lo sigue, como un secreto que él nunca quiso que se conociera.

Y hay más.

En los últimos días se filtraron nuevas grabaciones donde otras mujeres aseguran haber recibido mensajes parecidos.

Una de ellas entre lágrimas dice, “Todos sabíamos que era inútil resistirse.

Si decías que no, desaparecías.

” Y otra, con voz temblorosa, añade, si decías que sí, el éxito era inmediato.

Pero después no podías hablar nunca más.

Entonces, ¿qué fue lo que realmente ocurrió entre Trump y Erika? ¿Fue un simple acercamiento amistoso o hubo algo más? ¿Fue ella una víctima, una cómplice o solo una pieza más dentro de un sistema donde el poder lo compra todo, incluso el silencio.

Lo cierto es que después de escuchar estos audios, nadie puede seguir creyendo que todo fue coincidencia.

Su tono, sus palabras y sus gestos revelan un comportamiento que muchos han descrito como manipulador y calculado.

Y lo más inquietante es que hasta el día de hoy nadie se atreve a acusarlo directamente.

Nadie quiere enfrentarse a un hombre que puede destruir carreras con una sola llamada.

Porque Trump no solo tenía dinero, tenía contactos, tenía influencia, tenía miedo a su favor, lo usaba como un arma.

Y mientras muchos callaban, Erika seguía brillando, convertida en símbolo de éxito, en modelo de superación, pero también, según algunos, en testimonio viviente de lo que el poder puede comprar.

Esta historia no termina aquí porque los audios que ya escuchamos son solo el comienzo.

Existen otros aún más perturbadores, donde la voz de Donald Trump se escucha hablando de otras mujeres, de otras reinas, de otras noches que él describe como momentos de oportunidad.

 

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