La historia se repite con una crueldad que estremece a Colombia.
Primero fue la madre, ahora el hijo.
Ambos asesinados en el punto más alto de sus carreras con tres décadas de diferencia, dejando a un niño huérfano a la misma edad que tenía su padre cuando perdió a la suya.
El 11 de agosto de 2024, Colombia amaneció con una noticia que estremeció al país.
Miguel Uribe Trubay, senador de la República y uno de los candidatos favoritos para las próximas elecciones presidenciales había muerto.
Llevaba más de dos meses en cuidados intensivos tras ser baliado en plena calle durante un evento de su campaña política.
en en Colombia.
Tenía 39 años y deja a un hijo de casi 5 años, misma edad que tenía él cuando perdió a su madre.
El dolor que hoy golpea a la familia Turbai no es nuevo.
Tres décadas antes, esa misma familia sufrió una pérdida casi idéntica.
La víctima entonces fue su madre, la periodista Diana Turbay, asesinada también en el punto más alto de su carrera y dejando a su pequeño Miguel, que por entonces estaba a punto de cumplir la misma edad que hoy tiene su hijo.
Era enero de 1991.
Colombia vivía una época oscura, marcada por la guerra contra el narcotráfico y la violencia política.
Diana Turbay, hija del expresidente Julio César Turbay y de Nidia Quintero, era una periodista reconocida.
Soñaba con la paz y aceptó entrevistar a un líder guerrillero del ELN en lo que parecía un gesto de diálogo, pero resultó ser una trampa que le tendió el llamado grupo de extraditables conformado por varios narcotraficantes, entre los que se encontraba Pablo Escobar.
Los capos secuestraron a varias personalidades para presionar al gobierno y que no aceptara extraditarlos, pues decían preferir una tumba en Colombia a una celda en una cárcel de Estados Unidos.
Diana Turbay de esa macabra estrategia.
Estuvo secuestrada durante 5 meses y murió durante un fallido operativo de rescate el 25 de enero de 1991 a los 40 años.
Según informó la prensa local, Diana y su compañero camarógrafo intentaron huir al escuchar el sobrevuelo de un helicóptero, pero sus captores tenían la orden de no dejar que fuera rescatada con vida, pese a haber llegado con vida al hospital más cercano.
Diana falleció luego de recibir varios impactos de bala.
Miguel tenía apenas 4 años cuando perdió a su madre.
Años más tarde convertiría el dolor en motivación.
estudio derecho, obtuvo una maestría en políticas públicas y se forjó un nombre propio.
Fue concejal de Bogotá, presidente del Consejo, secretario en la alcaldía y más recientemente senador de la República.
Su meta, llegar a la presidencia de Colombia, inspirado, según él mismo decía, por el ejemplo de su madre y su lucha por un país mejor.
Les confieso que no es fácil estar aquí, pero lo hago para honrar a mi mamá y a su legado.
Ella vivió y murió buscando la paz.
Su lucha no quedará en vano.
Desde el sitio donde todo comenzó para mí, desde donde aprendí el verdadero valor de la vida y desde donde mi más profundo dolor y mi propósito de vida se unen, quiero anunciar que he tomado la decisión de ser candidato a la presidencia por el Centro Democrático.
Voy a liderar un poderoso movimiento que convoque a todos los colombianos de bien y que gane las elecciones en 2026 para que en Colombia vuelva la seguridad.
Pero la historia de Colombia tiene una manera cruel de repetirse.
El 7 de junio de 2025, mientras saludaba a Ciudadanos durante un acto de campaña, un adolescente de apenas 15 años le disparó a quemarropa.
El ataque generó indignación nacional y las autoridades capturaron a seis personas como presuntos responsables.
Miguel fue trasladado a una clínica en Bogotá donde permaneció en coma durante más de 2 meses.
El 11 de agosto, su familia confirmó la noticia que nadie quería escuchar.
Había muerto con casi la misma edad que su madre y dejando huérfano a un niño de casi 5 años.
La imagen del pequeño Alejandro ahora se suma a la memoria de aquel otro niño, Miguel, que tres décadas atrás despedía a su mamá en un funeral cubierto por las cámaras de todo el país.
La abuela, doña Nidia Quintero, que en 1991 enterró a su hija, falleció apenas seis semanas antes de que su nieto perdiera la vida.
murió sin saber el desenlace y en medio de ambas tragedias queda un hombre que las vivió en carne propia, Miguel Uribe Londoño, padre del senador, que hace 33 años vio como la violencia la arrebataba su esposa y ahora enfrenta el dolor inconcebible de enterrar a su único hijo.
La esposa de Miguel, María Claudia Trazona, estuvo a su lado desde el atentado y prometió cuidar de Alejandro y de las tres hijas que criaban juntos.
Sé que si Miguel estuviera aquí, me diría, “Necesito que estés con Alejandro”, confesó en una entrevista.
La tragedia de los Turbay es un espejo de muchas familias colombianas que generación tras generación enfrentan el mismo enemigo, la violencia política y armada.
En vida, Miguel dijo que perdonar a los asesinos de su madre le había permitido vivir sin carga.
Hoy esas palabras se convierten en un eco que su familia tendrá que sostener para seguir adelante.
María Carolina, hermana de Miguel, lo despidió con un mensaje que une las dos tragedias.
Estoy segura de que nuestra mamá te recibe con los brazos abiertos y nuestra abuela también te espera con ternura infinita.
