Carlos Goyanes, el hombre que enamoró a Marisol, y encontró el amor eterno en Cari Lapique
De su intensa y mediática relación con la niña prodigio a un amor discreto pero sólido que duró casi cinco décadas.
Así fue la vida sentimental del fallecido empresario que marcó un antes y un después en la crónica social de España.
El fallecimiento de Carlos Goyanes, el reconocido empresario y productor musical, ha dejado una profunda huella en el mundo de la crónica social.
Aunque su vida estuvo marcada por su exitosa carrera y su amor por la familia, es imposible no recordar su tumultuosa relación con la icónica Pepa Flores (76 años), conocida artísticamente como Marisol.
Esta historia de amor, que comenzó bajo los reflectores y terminó en sombras, sigue siendo un capítulo inolvidable en la historia del espectáculo español.
Carlos, hijo del productor cinematográfico Manuel Goyanes, conoció a Marisol cuando ambos eran apenas unos adolescentes.
La actriz había sido acogida en el hogar de los Goyanes, donde fue educada y moldeada como la futura estrella que llegó a ser.
El ambiente controlado y la constante proximidad entre ambos jóvenes hicieron que su relación evolucionara de una amistad inocente a un amor que, aunque intenso, nunca logró ser completamente libre.
«Empezamos a coquetear como los críos», confesó Marisol años después, describiendo una relación que se desarrolló en un entorno donde sus interacciones estaban estrictamente controladas por los intereses de la familia Goyanes.
Un amor fugaz
El 16 de mayo de 1969, la pareja se dio el «sí, quiero» en la iglesia de San Agustín de Madrid, en una boda que congregó a más de 4,000 personas.
La ceremonia, que fue un evento social de gran magnitud, representó para muchos el paso de Marisol de niña prodigio a mujer adulta.
Sin embargo, la relación que parecía perfecta desde afuera comenzó a mostrar grietas rápidamente.
Tras una luna de miel aparentemente idílica en Marbella y el Algarve, Marisol sufrió un aborto, un golpe que la sumió en una profunda depresión.
Los problemas de salud y la presión mediática terminaron por desgastar la relación, llevándolos al divorcio apenas tres años después.
A pesar de la ruptura, Marisol y Carlos Goyanes mantuvieron una relación cordial.
Marisol incluso facilitó la nulidad eclesiástica para su exmarido, permitiéndole empezar de nuevo.
Carlos, por su parte, encontró el amor de su vida en Cari Lapique, con quien se casó en 1975, iniciando un matrimonio sólido y duradero que contrastaba con su breve y turbulenta unión con Marisol.
La historia de Carlos Goyanes y Marisol es un reflejo de las presiones y expectativas que recaen sobre las figuras públicas.
Su amor, aunque real, estuvo siempre condicionado por las circunstancias y el entorno que los rodeaba.
Años después, Marisol se reencontró con la felicidad al lado del bailarín Antonio Gades, con quien formó una familia, mientras que Carlos encontró en Cari Lapique una compañera para toda la vida.
La muerte de Carlos
Carlos Goyanes, quien falleció esta semana a los 79 años en su hogar en Marbella, deja un legado en el mundo empresarial y un recuerdo imborrable en la crónica social española.
Su segunda esposa, Cari Lapique, y sus hijas, Caritina y Carla, junto con sus nietos, fueron el centro de su vida hasta el último momento.
Cari y Carlos estuvieron a punto de celebrar sus bodas de oro el próximo septiembre, un hito que lamentablemente no podrán compartir.
Su unión de casi 49 años fue un ejemplo de amor, comunicación y resiliencia, valores que transmitieron a sus hijas y nietos, quienes lloran su partida.
El empresario vivió intensamente, rodeado de los suyos, y aunque su historia de amor con Marisol terminó hace mucho tiempo, esa etapa de su vida sigue siendo una de las más recordadas.
Un hombre que supo amar, reponerse y encontrar la felicidad, primero en el turbulento mundo del espectáculo y luego en la tranquilidad de su hogar junto a su verdadera compañera de vida.