La tragedia de Cromañón es uno de los incidentes más trágicos en la historia del rock argentino y sigue siendo un tema de conversación y reflexión en todo el país.
Este hecho ocurrió en la víspera de Año Nuevo en 2004, cuando una de las bandas más populares del momento, Callejeros, se encontraba presentándose en el local de la discoteca República Cromañón en Buenos Aires.
La banda había llenado el lugar con miles de fanáticos, quienes esperaban disfrutar de una de las últimas presentaciones del año.
Sin embargo, esa noche acabaría siendo recordada por un suceso trágico que dejaría huella en la historia del país.
La tragedia comenzó cuando un miembro del público encendió una bengala en un lugar donde su uso estaba estrictamente prohibido.
Este acto aparentemente insignificante terminó provocando un incendio que rápidamente se descontroló.
La sala estaba llena de personas atrapadas, ya que el lugar no contaba con las salidas de emergencia adecuadas y las pocas que había estaban bloqueadas.

El pánico se desató cuando el fuego comenzó a propagarse a gran velocidad debido a los materiales inflamables que decoraban el lugar.
A medida que la multitud intentaba escapar, muchos quedaron atrapados en el caos, y la tragedia dejó un saldo de más de 190 personas fallecidas y cientos de heridos.
El local, República Cromañón, había sido inaugurado como un centro de entretenimiento, pero sus medidas de seguridad eran deficientes.
La falta de control sobre la cantidad de personas que ingresaban y el hecho de que las salidas de emergencia estuvieran bloqueadas fueron factores cruciales que contribuyeron a la magnitud del desastre.
Omar Chabán, dueño del local, fue señalado como el principal responsable del incidente, ya que permitió que se sobrepasara la capacidad máxima del lugar y no cumplió con las mínimas normas de seguridad.
A pesar de las advertencias, el concierto se llevó a cabo, y las consecuencias fueron fatales.
Los procesos judiciales posteriores determinaron que varias personas eran responsables del incidente, incluyendo al propio Chabán y a los miembros de la banda Callejeros, quienes también enfrentaron acusaciones.
La justicia se encargó de investigar las causas del desastre y, finalmente, Omar Chabán fue condenado por homicidio culposo.
Los miembros de Callejeros, aunque absueltos en un primer veredicto, también recibieron penas, y la relación entre los integrantes de la banda comenzó a deteriorarse debido a los conflictos internos.
Después de la tragedia, la banda intentó retomar su carrera, pero enfrentó muchas dificultades para hacerlo.
El escándalo les pasó factura y muchas puertas se cerraron en su camino.
A pesar de esto, lanzaron un álbum titulado *Señales*, que se convirtió en un éxito de ventas.
Sin embargo, la tragedia de Cromañón había dejado una marca imborrable en sus vidas, y la banda, aunque exitosa, nunca volvió a alcanzar el mismo nivel de popularidad.
La tragedia no solo afectó a los músicos, sino a las víctimas, sus familiares y amigos, quienes aún siguen luchando con las consecuencias de ese día fatídico.
El proceso judicial siguió su curso y, después de varios años de lucha, se establecieron las responsabilidades de cada parte involucrada.
El gobierno de la Ciudad de Buenos Aires decidió construir un paseo peatonal en memoria de las víctimas, ubicado en la calle Bartolomé Mitre, como un homenaje a las vidas perdidas en la tragedia.
En cuanto a Omar Chabán, después de haber pasado años en prisión, su salud se deterioró debido al cáncer, y fue liberado para cumplir con su condena en prisión domiciliaria.
Lamentablemente, falleció en 2021 debido a la enfermedad, poniendo fin a la vida de un hombre que fue responsable de uno de los eventos más trágicos en la historia del rock argentino.
La tragedia de Cromañón dejó lecciones que aún resuenan en la sociedad argentina, especialmente en cuanto a la importancia de la seguridad en los conciertos y la responsabilidad de quienes gestionan estos espacios.
Este evento también provocó un cambio en la forma en que se organizan los shows y cómo se perciben las medidas de seguridad en lugares de este tipo.
La tragedia dejó una marca imborrable en el rock argentino, en la música y en las vidas de quienes vivieron esa noche fatídica, pero también es un recordatorio de que la ambición no debe prevalecer sobre la vida y la seguridad de las personas.