En 1993, la cantante española Marta Sánchez lanzó su primer álbum en solitario titulado Mujer, un trabajo que no solo marcó el inicio de su carrera como solista, sino que también consolidó su lugar como una de las artistas más queridas y admiradas de los años 90.
Entre las canciones más destacadas de este álbum se encontraba Desesperada, una balada poderosa que se convirtió en un himno de la época.
Su emotiva letra y la interpretación única de Marta hicieron de esta canción un éxito rotundo, tanto en España como en América Latina.
Sin embargo, lo que muchos no saben es que Desesperada no fue originalmente cantada por Marta, y estuvo a punto de no ser parte de su repertorio.
La historia de Desesperada comienza a principios de 1993, cuando Marta Sánchez estaba seleccionando las canciones para su primer disco en solitario.
En este proceso, la cantante trabajó estrechamente con el compositor español Carlos Toro, quien fue responsable de la letra de muchas de las canciones de Mujer.
En una de las sesiones de grabación, Carlos Toro le presentó a Marta una canción llamada Desesperada, que él había compuesto.
Sin embargo, cuando Marta escuchó la canción, no quedó convencida.
Según sus propias palabras, Desesperada le parecía muy simplona y no veía cómo su voz podría brillar con esa melodía.
A pesar de que la canción ya había sido grabada por la cantante taitiana Baitiare, quien la había lanzado meses antes, Marta no estaba interesada en interpretarla.
Baitiare, conocida por su romance con Julio Iglesias, había promocionado la canción en varios escenarios, incluso en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar en 1993.
Sin embargo, la versión de Baitiare no alcanzó el éxito esperado.
Fue entonces cuando Carlos Toro insistió a Marta para que le diera una oportunidad a Desesperada.
A pesar de su inicial desinterés, Marta decidió finalmente cantar la canción, pero solo si se le hacían algunos cambios en los arreglos musicales.
Marta pidió que la canción tuviera un toque más reggaetón y más bailable, algo que la hiciera destacar en las discotecas y conectar mejor con el público.
Carlos Toro aceptó los cambios y, junto con el equipo de producción, hicieron los ajustes necesarios para darle a Desesperada el giro que Marta deseaba.
El resultado final fue un tema con un ritmo mucho más movido y dinámico, que encajaba perfectamente con la estética de la música pop de los 90s.
Marta, con su gran belleza y presencia en el escenario, logró transformar la canción en un éxito masivo.
Cuando Desesperada fue lanzada como primer sencillo de su álbum Mujer, se convirtió en un fenómeno, vendiendo casi un millón de copias y catapultando a Marta Sánchez a la fama internacional.
El lanzamiento de Desesperada no solo fue un éxito en España, sino que también alcanzó gran popularidad en América Latina, donde Marta ya había ganado seguidores gracias a su participación en el grupo Olé Olé.
Con su voz poderosa y su presencia arrolladora, Marta se posicionó como una de las artistas más bellas y sensuales de la época.
La canción se convirtió en un himno de la década de los 90 y, aunque otros artistas intentaron versionarla, la interpretación de Marta se mantuvo como la más representativa de Desesperada.
Curiosamente, antes de que Marta grabara la canción, Desesperada había sido ofrecida a otra cantante española, Eva Santa María, quien en 1993 representó a España en el Festival de Eurovisión.
Eva, sin embargo, rechazó la canción, lo que dejó el camino libre para que Marta se adueñara de ella.
Sin duda, el destino jugó un papel crucial en la carrera de Marta Sánchez, ya que si no hubiera aceptado interpretar Desesperada, su carrera como solista podría haber tomado un rumbo muy diferente.
El éxito de Desesperada fue tal que, poco después de su lanzamiento, Marta Sánchez se convirtió en un referente de la música pop en España y en varios países de América Latina.
Su primer álbum Mujer no solo fue exitoso en ventas, sino que también cimentó su lugar en la historia de la música pop en español.
Además, el impacto de Desesperada trascendió más allá de la música, ya que Marta se convirtió en un ícono de la belleza y el talento en la época, siendo una de las figuras más admiradas y buscadas por los medios de comunicación.
Una de las curiosidades del álbum Mujer es que, además de la versión en español de Desesperada, se grabaron dos versiones en inglés.
La primera de ellas conservó el título Desesperada, y la segunda fue titulada Spirit Lovers, una versión que Marta interpretó a dúo con el cantante brasileño Paulo Ricardo.
Estas versiones en inglés también fueron bien recibidas en algunos mercados internacionales, lo que demostró el alcance global de la canción y de la carrera de Marta Sánchez.
A pesar de su éxito con Desesperada, el segundo álbum de Marta, lanzado en 1994, no tuvo el mismo impacto.
Aunque Desesperada permaneció como su mayor éxito, el resto de su carrera como cantante pasó por altibajos.
Marta optó por dedicarse principalmente a la actuación, participando en telenovelas y otras producciones televisivas, aunque siempre mantuvo su conexión con la música.
Sin embargo, la sombra de Desesperada siempre estuvo presente, siendo esta canción el punto más alto de su carrera musical.
En cuanto a la vida personal de Marta, se especula que su alejamiento del mundo del espectáculo estuvo relacionado con su vida privada.
Rumores indicaron que su pareja en ese momento, el cantante y actor Eduardo Capetillo, habría influido en su decisión de alejarse de la música para dedicarse a la familia.
Sin embargo, Marta siempre ha mantenido su vida personal en un perfil bajo, priorizando su carrera y sus hijos.
Hoy en día, Desesperada sigue siendo uno de los clásicos más recordados de los años 90.
A pesar de los altibajos de la carrera de Marta Sánchez, la canción sigue siendo una de las más representativas de esa década, y su legado perdura.
La historia de cómo Desesperada llegó a ser el éxito que es hoy, es un testimonio de cómo las decisiones de los artistas y la influencia de los colaboradores adecuados pueden cambiar el curso de una carrera.
En conclusión, Desesperada es mucho más que una canción de amor.
Es un himno de la década de los 90, una pieza musical que, gracias a la visión de Marta Sánchez y a la insistencia de Carlos Toro, se convirtió en un fenómeno global.
A lo largo de los años, la canción ha trascendido generaciones y sigue siendo un referente del pop en español.
La historia detrás de su creación es un recordatorio de que a veces las oportunidades llegan de formas inesperadas, y que, en el mundo de la música, los astros pueden alinearse para crear algo verdaderamente memorable.
