Durante años, Jennifer Garner y Ben Affleck fueron la pareja perfecta, al menos en apariencia.
Su historia de amor parecía sacada de un cuento de hadas: dos estrellas de Hollywood, tres hijos hermosos, una casa de ensueño y sonrisas radiantes para las cámaras.
Sin embargo, detrás de esa imagen perfecta se ocultaba una realidad mucho más compleja y turbulenta, llena de adicciones, escándalos, traiciones y una niñera que, según muchos, fue el detonante de la ruptura.
Lo que parecía un amor verdadero, pronto se desmoronó bajo la presión de la fama, las adicciones y las dificultades personales.
Hoy, repasamos la historia completa de uno de los divorcios más mediáticos y dramáticos de Hollywood.
El inicio de la relación de Jennifer y Ben se remonta a 2001, durante el rodaje de Pearl Harbor.
En ese momento, ambos actores ya eran conocidos, pero no fue hasta 2003, cuando se reencontraron en el set de Daredevil, que comenzaron a desarrollar una relación más cercana.
A pesar de que ambos ya estaban en relaciones con otras personas, el destino les tenía preparado un encuentro que cambiaría sus vidas para siempre.
Ben estaba en medio de su tormentosa relación con Jennifer López, mientras que Jennifer Garner estaba casada con el actor Scott Foley.
Sin embargo, las conexiones entre los dos actores fueron más fuertes de lo que ambos esperaban.
Aunque la película Daredevil no fue un éxito rotundo, en el plano personal, fue el comienzo de una historia de amor.
Ambos actores terminaron sus respectivas relaciones y, a finales de 2004, comenzaron a salir oficialmente.
En 2005, se casaron en una ceremonia íntima en las Bahamas, lejos del bullicio mediático.
La relación parecía sólida, y Jennifer se convirtió en el pilar de la vida de Ben, ayudándolo a encontrar estabilidad tanto en su carrera como en su vida personal.
Ben, por su parte, expresó en varias entrevistas que conocer a Jennifer había sido uno de los momentos más importantes de su vida, pues ella le dio la base para seguir adelante en Hollywood.
Sin embargo, la vida de celebridad les trajo desafíos que resultaron ser casi imposibles de manejar.
El asedio constante de los paparazis fue una de las principales causas de tensión en su relación.
Vivir bajo el microscopio de los medios no solo afectó su vida personal, sino también su bienestar y el de sus hijos.
Jennifer, en una entrevista, explicó cómo durante años los paparazis los acosaban sin cesar, siguiéndolos hasta en los lugares más privados como las visitas al pediatra o las salidas familiares.:max_bytes(150000):strip_icc():focal(967x394:969x396)/Jennifer-Lopez-is-worth-a-fortune-01-e7e8533c2cf141bc93ad2cc482f65fa8.jpg)
Este nivel de invasión fue una constante presión que, con el tiempo, empezó a desgastar su matrimonio.
La situación se hizo aún más insoportable cuando, en 2013, Jennifer y Ben decidieron abogar por una ley en California, la Ley 606 del Senado, que buscaba proteger a los hijos de celebridades del acoso de los paparazis.
Junto a Halle Berry, Jennifer testificó ante el Comité de Seguridad Pública, lo que resultó en la aprobación de la ley que aumentaba las penas por acosar a menores.
Esta ley fue un avance significativo, pero también reflejaba lo que estaba ocurriendo en su vida personal.
La presión externa estaba afectando gravemente su matrimonio y su familia.
Los problemas en su relación no solo se debían al acoso mediático, sino también a los problemas internos de la pareja.
Ben Affleck, quien siempre había tenido problemas con las adicciones, comenzó a recaer en el alcohol, lo que complicó aún más las cosas.
Ben, en varias entrevistas, admitió que su lucha contra el alcoholismo fue una de las principales causas de sus dificultades personales.
La presión interna, sumada a las expectativas externas, hizo que Ben se refugiara en el alcohol como una forma de lidiar con sus emociones y frustraciones.
Esta adicción comenzó a afectar su relación con Jennifer, y aunque ella intentó apoyarlo durante años, el desgaste emocional fue inevitable.

La situación llegó a su punto máximo en 2015, cuando los rumores sobre una relación extramarital de Ben con la niñera de sus hijos, Christine Ouzounian, comenzaron a circular en los medios.
A pesar de las negaciones de Ben y su portavoz, la evidencia fotográfica y los testimonios cercanos a la pareja hicieron que la situación fuera insostenible.
En junio de 2015, Ben y Christine fueron fotografiados juntos en las Bahamas durante unas vacaciones familiares, pero cuando Jennifer se unió al viaje, Ben desapareció con la niñera, lo que provocó una gran cantidad de titulares mediáticos.
Solo un día después de su décimo aniversario de boda, Ben y Jennifer anunciaron oficialmente su separación.
El escándalo mediático que rodeó la relación de Ben y Christine fue solo el detonante de una separación que ya se venía gestando.
Aunque Jennifer negó que la niñera hubiera sido la causa de su divorcio, lo cierto es que este episodio marcó el fin de su relación.
Sin embargo, a pesar de su separación, Ben y Jennifer decidieron seguir adelante como un equipo en la crianza de sus hijos.
La prioridad para ambos fue siempre el bienestar de sus hijos, y aunque su matrimonio no sobrevivió, su compromiso con la paternidad nunca se quebró.
Tras su divorcio, Ben Affleck continuó luchando contra sus adicciones y sus problemas emocionales.
A lo largo de los años, ha recaído varias veces, pero también ha intentado rehabilitarse.
En 2020, Ben confesó públicamente que su divorcio con Jennifer fue uno de los mayores arrepentimientos de su vida.
Reconoció que, aunque el amor no fue suficiente para salvar su matrimonio, la relación que compartieron fue profunda y significativa.
Jennifer, por su parte, ha sido siempre respetuosa con Ben y su relación.
En varias entrevistas, ha hablado de su exesposo con cariño y comprensión, reconociendo tanto sus defectos como sus virtudes.
Hoy, a pesar de los altibajos en su relación, Ben y Jennifer siguen manteniendo una relación cordial por el bien de sus hijos.
Ambos han encontrado la manera de ser una familia, aunque ya no sean pareja.
En Hollywood, donde las separaciones suelen convertirse en batallas mediáticas, su historia se distingue por el respeto mutuo que mantienen.
Aunque su amor romántico terminó, su amor por sus hijos y su compromiso como padres sigue siendo la base de su relación.
La historia de Ben Affleck y Jennifer Garner es un ejemplo de cómo, a pesar de los escándalos, las adicciones y las dificultades, se puede encontrar una forma de mantener el respeto y la cooperación incluso después de una ruptura.
No todo en Hollywood es lo que parece, y esta historia demuestra que, más allá de las cámaras y los titulares, lo que realmente importa es la familia.