😨 ¡UN RECORRIDO POR LOS BARRIOS MÁS PELIGROSOS DE EL SALVADOR: UN CAMBIO IMPRESIONANTE!🔍

Hasta hace unos meses, estos barrios eran prácticamente inaccesibles.

Ni siquiera la policía se atrevía a entrar.

Estos callejones se convirtieron en laberintos de vida y muerte, donde la población tenía que tener cuidado incluso con el tipo de ropa que usaba para no ser confundida con miembros de pandillas.image

Llevar muchos tatuajes significaba que podrías ser malinterpretado.

Hoy, vamos a visitar algunos de los barrios más peligrosos de El Salvador, en San Salvador, y en este video exploraremos lugares que solían ser extremadamente peligrosos, prácticamente inaccesibles para los forasteros, y que hoy han experimentado un extenso proceso de limpieza de pandillas.

Durante muchos años, El Salvador fue considerado, sin exagerar, como el país más peligroso de Centroamérica y probablemente de todo el continente americano.

Sin embargo, ahora el territorio ostenta una reputación completamente diferente.

Muchos de los criminales que emergieron como líderes de las pandillas más peligrosas, como la Mara 18 y la Mara Salvatrucha, están actualmente encarcelados.

De hecho, en un video anterior visitamos una de las grandes prisionimagees antiterroristas donde pudimos ver a algunos de estos criminales cara a cara.

En este informe, planeo caminar por las calles y hablar con los lugareños para obtener una mejor perspectiva de la situación actual.

Así que, ¡vamos! Los barrios de San Salvador nos están esperando.

Comenzamos en el barrio de Mejicanos, que es en realidad uno de los más grandes de San Salvador, con una población de más de ciento cuarenta mil personas.

En esta calle donde me encuentro, ocurrió la tan comentada masacre del minibús de Mejicanos, en la que diecisiete personas murieron calcinadas dentro de un minibús.

Este evento es considerado uno de los más sangrientos contra civiles en todo el territorio.

Se dice que fue resultado de un conflicto entre pandillas, aunque otros afirman que también fue una forma de aterrorizar a la población y enviar un mensaje a las autoridades.image

Un minibús que circulaba con pasajeros civiles fue incendiado, y las salidas fueron bloqueadas.

Se dice que aquellos que lograron escapar por una ventana fueron disparados.

No había forma de salvarse.

Aquí conocimos a Gloria, quien ha vivido en Mejicanos durante aproximadamente veintiséis años.

Ella recuerda que este municipio solía ser uno de los más peligrosos de El Salvador.

“Se decía que si pasabas por Mejicanos, era como si nadie pudiera venir aquí, que te asaltaban o de repente te sacaban”, relata.

Gloria compartió una experiencia impactante de su vida: “Tuve que bajarme del autobús a mitad de la calle, cuando de repente escuchamos gritos que decían que todos tenían que tirarse al suelo.

Era algo que si lo veías, te mataba.

Fue un evento muy difícil, algo trágico, un olor indescriptible.

” Sin embargo, hoy en día, ella puede decir que su familia y amigos se mueven con mucha más calma por el área.

“Ha tenido un cambio radical, está súper bien”, afirma.

En el cementerio municipal de Mejicanos están enterradas algunas de las víctimas del minibús incendiado, así como muchos cuerpos de miembros de la Mara Salvatrucha y de la Mara 18.

Sin embargo, algo que me ha llamado mucho la atención es que a la entrada del cementerio hay un gran letrero que dice “No se permiten armas”.

En este barrio, es común que los miembros de pandillas vengan a rendir homenaje a sus muertos.image

Este cementerio es enorme; un cuidador nos comentó que tiene más de nueve mil tumbas, de las cuales un porcentaje importante está directamente relacionado con eventos de pandillas.

El cuidador también mencionó que no se permite poner ningún símbolo relacionado con los nombres de las pandillas para evitar que vengan a rendir homenaje.

Un evento que ocurrió hace poco más de un año, cubierto internacionalmente por la prensa, relata que en el Día de los Muertos, las autoridades de El Salvador enviaron a miembros de pandillas, ahora en prisión, a destruir tumbas que aludían a grupos criminales.

Esto se hizo para que ya no existieran espacios físicos donde la gente pudiera rendir homenaje y así reducir los tributos y aspiraciones que los jóvenes pudieran tener para unirse a grupos terroristas.

Otro de los barrios que solía ser extremadamente peligroso es el barrio de Vista Lago, que recibe este nombre por la impresionante vista del lago.

Hoy en día, es común ver grupos armados de las autoridades circulando por las calles, algunos pertenecientes a la Policía Nacional, la Fuerza Aérea, el Ejército, entre otros.image

Los vehículos son detenidos a diario, cuestionando qué están haciendo aquí y por dónde circulan.

Hasta hace unos años, no era fácil para alguien de afuera entrar a este lugar; era prácticamente inaccesible.

Para recuperar el control de las calles dominadas por las pandillas, se recurrió a establecer barreras militares extensas y formidables.

Este estado de control se mantuvo hasta que las defensas de las pandillas se volvieron subordinadas.

En un incidente trágico, cuatro soldados fueron interceptados por un grupo de pandilleros que los tomó prisioneros y los mantuvo en un lugar por varias horas antes de que se diera la orden de matarlos.image

Este evento es un recordatorio escalofriante de la violencia que ha marcado la historia reciente de El Salvador.

Al visitar una casa comunal, un lugar donde operaban o solían operar grupos criminales, el ambiente es inquietante.

Se dice que aquí se encontraron fosas comunes donde se estima que hay más de treinta cuerpos de civiles y miembros de pandillas.

La energía que se siente en este lugar es bastante impactante.

La persecución de miembros de pandillas se relaciona con la ropa y los tatuajes.

Escuchamos diariamente que civiles son detenidos por la policía o el ejército simplemente por tener tatuajes, ya que se busca constantemente identificar a aquellos relacionados con pandillas.image

Recientemente, tuve la oportunidad de conocer a un par de talentosos tatuadores que compartieron sus experiencias.

Ellos mencionaron que han sido detenidos y cuestionados, pero prefieren la intervención de un soldado a la de un pandillero.

“Si un soldado me detiene, sé que es parte de su trabajo.

Antes, no podíamos salir al mercado por miedo a que nos robaran a nuestros hijos”, comentan.

Este tipo de testimonios reflejan el cambio que se ha dado en la sociedad salvadoreña, donde la seguridad ha mejorado, pero los prejuicios persisten

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