Kylie Jenner, una de las figuras más famosas de la cultura pop actual, se ha visto rodeada de controversias relacionadas con su físico, especialmente sus labios.
A lo largo de su carrera, Kylie ha sido objeto de críticas y especulaciones, y uno de los aspectos que más ha llamado la atención de los medios y de su público ha sido la transformación de sus labios.
En sus primeros años de fama, cuando la familia Jenner se dio a conocer gracias al reality show Keeping Up with the Kardashians, los labios de Kylie fueron muy criticados por ser considerados demasiado pequeños.
Sin embargo, solo unos meses después, sus labios comenzaron a verse de manera completamente diferente, lo que llevó a muchos a sospechar que Kylie había recurrido a inyecciones de labios.
Kylie, inicialmente, negó haberse sometido a ningún tipo de cirugía, asegurando que el cambio en sus labios era gracias a un estilo de maquillaje especial.
La afirmación de que no había recurrido a los procedimientos estéticos fue rápidamente puesta a prueba cuando un reto viral comenzó a circular por internet, donde personas intentaban aumentar el tamaño de sus labios utilizando un vaso de cristal para succionar y generar un vacío que aumentara el flujo sanguíneo hacia esa zona.
Sin embargo, meses después del lanzamiento de su línea de cosméticos, Kylie confesó que sí se había inyectado los labios, lo que generó una gran controversia.
Este hecho, que para muchos fue considerado poco ético, también puso de manifiesto un problema más profundo que afecta principalmente a las mujeres.
La industria de la belleza, que a menudo promueve estándares inalcanzables de belleza, continúa alimentando inseguridades en muchas personas, mientras que las grandes marcas se enriquecen con esas mismas inseguridades.
El caso de Kylie Jenner y su familia, las Kardashians, es un ejemplo claro de cómo estas figuras, que han sido acusadas de carecer de talento o de no tener una verdadera habilidad artística, han logrado acaparar la atención del público.
Para entender cómo llegaron a ser tan famosas, debemos remontarnos a los orígenes de esta familia, y en particular, a la figura de Kris Jenner, la matriarca que muchos consideran la arquitecta de este fenómeno mediático.
Kris Jenner nació el 5 de noviembre de 1955 en San Diego, California, y creció en una familia modesta.
A lo largo de su vida, tuvo varias experiencias profesionales, entre ellas trabajando como azafata, lo que le permitió conocer a muchas personas.
En 1973, conoció a Robert Kardashian, un abogado que se convertiría en su esposo en 1978.
Juntos tuvieron cuatro hijos: Kim, Khloé, Kourtney y Rob Kardashian.
Aunque en ese entonces la familia no era famosa, las conexiones que Robert tenía en el mundo del espectáculo pronto les abrirían las puertas a la fama.
Kim, la hija mayor, comenzó a relacionarse con celebridades como Nicole Richie y Paris Hilton, quien en ese momento era conocida por ser la heredera de los hoteles Hilton.
Fue a través de estas relaciones que la familia Kardashian comenzó a entrar en el ojo público.
El destino de la familia cambió drásticamente cuando, en 1994, el apellido Kardashian volvió a ser noticia debido al juicio de O.J.Simpson, un famoso caso en el que Robert Kardashian defendió a su amigo, O.J. , quien estaba acusado del asesinato de su esposa Nicole Brown y su amigo Ron Goldman.
Aunque Robert no fue uno de los abogados principales en el juicio, su presencia constante en los medios lo puso frente a las cámaras, lo que comenzó a hacer conocido el apellido Kardashian en todo el mundo.
A principios de los 2000, Kim Kardashian comenzó a salir más con su amiga Paris Hilton, y esto la puso en el centro de atención.
En 2003, Kim comenzó una relación con el productor musical Damon Thomas, con quien se casó a los 19 años, pero esa relación terminó en escándalo y un divorcio después de tres años.
En 2003, Kim también enfrentó una gran tragedia con la muerte de su padre, Robert Kardashian, debido a un cáncer de esófago.
Este evento cambió la vida de Kim, y fue en este momento cuando decidió que quería ser famosa a toda costa.
Trabajó como estilista para la cantante Brandy y, a través de ella, conoció a Ray J, con quien comenzó una relación.
Durante su relación con Ray J, Kim y él grabaron un video íntimo que, años después, fue filtrado sin su consentimiento.
Este video, a pesar de la controversia, fue el que catapultó a Kim a la fama internacional en 2007.
Su nombre se convirtió en un tema viral, y el video, titulado Kim Kardashian Superstar, fue distribuido por la compañía Vivid Entertainment, quienes le pagaron a Kim cinco millones de dólares a cambio de su distribución.
Este escándalo, que podría haber sido devastador para muchas personas, fue aprovechado por Kris Jenner, quien vio una oportunidad para convertir el momento en una plataforma de fama.
Chris Jenner, la madre de Kim, rápidamente vio el potencial mediático de la situación y comenzó a trabajar en la idea de crear un reality show centrado en su familia.
Después de varios intentos de presentar la idea a diferentes productores, Kris contactó a Ryan Seacrest, quien en ese momento ya estaba familiarizado con el éxito de The Simple Life, el reality de Paris Hilton y Nicole Richie.
A Ryan le encantó la propuesta y, así, nació Keeping Up with the Kardashians, un programa que debutó en 2007 y se convirtió en un éxito rotundo.
Este reality mostró a la familia Kardashian-Jenner viviendo sus vidas de lujo, pero también enfrentando problemas familiares, relaciones amorosas y eventos cotidianos.
Este tipo de contenido, aunque parecía superficial para muchos, logró captar la atención de millones de personas.
El programa comenzó a aumentar la fama de Kim, pero también de sus hermanas Kourtney, Khloé, Kendall y Kylie.
A lo largo de las temporadas, las Kardashian pasaron de ser simplemente personas conocidas por su riqueza y sus conflictos familiares a convertirse en figuras influyentes en el mundo de la moda y la belleza.
Kim, por ejemplo, fue el rostro de varias marcas de belleza, lanzó su propio perfume, y protagonizó un comercial de Playboy, lo que la catapultó aún más en la cultura pop.
Sin embargo, esta fama no estuvo exenta de controversias.
Kim se convirtió en un referente de belleza con su figura curvilínea, lo que generó tanto admiración como críticas.
La presión por cumplir con los estándares de belleza establecidos por los medios de comunicación se hizo cada vez más evidente, especialmente para sus hermanas menores, Kendall y Kylie.
Kendall Jenner, la hermana más joven, fue otra figura que rápidamente se posicionó como una supermodelo.
A los 13 años, comenzó a trabajar con Wilhelmina Models, y a partir de allí su carrera despegó rápidamente, logrando desfilar para marcas de alto perfil como Chanel y Victoria’s Secret.
Sin embargo, a pesar de su éxito, Kendall también enfrentó críticas por parte del público, ya que su físico y su figura diferente a la de sus hermanas generaron comentarios negativos.
A lo largo de su carrera, Kendall ha luchado con la presión de cumplir con los estándares de belleza impuestos por la industria de la moda y las redes sociales.
Kylie Jenner, por su parte, se destacó como la hermana más emprendedora de la familia.
A pesar de su juventud, Kylie supo aprovechar su imagen y su popularidad en las redes sociales para lanzar su propia línea de cosméticos, Kylie Cosmetics.
La marca se volvió un éxito inmediato, en parte gracias a la popularidad de los labios voluminosos de Kylie, lo que más tarde se convirtió en un tema de controversia.
Tras negar inicialmente que se había sometido a procedimientos estéticos, Kylie finalmente admitió que se había inyectado los labios, lo que levantó cuestionamientos sobre la honestidad de sus mensajes.
Sin embargo, su línea de productos fue un éxito rotundo, y Kylie se convirtió en una de las mujeres más jóvenes en alcanzar el estatus de billonaria.
En 2015, Kylie lanzó su línea de labiales, los cuales fueron un éxito masivo.
Su marca creció rápidamente, gracias en parte a su presencia en las redes sociales, donde compartía constantemente contenido sobre su vida personal y sus productos.
Este fenómeno de las Kardashian-Jenner demostró cómo la imagen, la fama y las redes sociales podían convertirse en herramientas poderosas para construir imperios comerciales.
Sin embargo, esto también dejó al descubierto la presión que sentían por cumplir con los estándares de belleza impuestos por la sociedad.
La historia de las Kardashians ha sido un ejemplo claro de cómo la fama y la belleza pueden ser utilizadas para generar ingresos, pero también ha puesto de manifiesto los peligros de vivir bajo la constante observación pública.
Las críticas a la apariencia física de las hermanas, especialmente de Kim y Kylie, han sido constantes, y muchas personas las ven como figuras que han alcanzado la fama solo por su imagen y no por talento o habilidades específicas.
Sin embargo, la realidad es que las Kardashians han sabido capitalizar su fama, utilizando su imagen y sus vidas para crear una marca global que sigue siendo relevante hoy en día.
A pesar de las controversias, las Kardashian-Jenner han logrado mantenerse en la cima del entretenimiento y la cultura popular.
Han sabido adaptarse a los cambios en los medios de comunicación y han logrado transformar su fama en una industria multimillonaria, lo que demuestra que, aunque muchos las critiquen, el mundo sigue estando obsesionado con ellas.
Si algo es seguro es que las Kardashians no desaparecerán fácilmente, ya que han logrado establecer una presencia indiscutible en el panorama mediático y en la cultura global.
