Ed Gein, conocido como “El Carnicero de Plainfield”, es uno de los casos más escalofriantes y perturbadores de la historia criminal estadounidense.
Su nombre está vinculado a uno de los crímenes más aterradores que, aunque ocurrió en una pequeña y tranquila ciudad, dejó una marca imborrable en la cultura popular y la historia del crimen.
Su historia, llena de terror y misterio, ha sido fuente de inspiración para numerosas películas y libros, pero lo que pocos saben es la profunda oscuridad que se escondía detrás de su vida aparentemente tranquila.
El 16 de noviembre de 1957, la policía de Plainfield, Wisconsin, recibió una llamada que marcaría el inicio de uno de los casos más horribles que la historia de Estados Unidos haya conocido.
Bernis Wen, una mujer conocida en la comunidad, desapareció sin dejar rastro.
Cuando su hijo Frank Wen llegó al negocio familiar, encontró manchas de sangre y una caja registradora abierta, lo que inmediatamente lo llevó a sospechar de Ed Gein, un hombre solitario y excéntrico que vivía en una granja aislada en las afueras del pueblo.
Tras un breve interrogatorio, Gein fue arrestado y la policía se dirigió a su granja para realizar un registro.
Lo que encontraron allí no solo superó sus peores expectativas, sino que desafió toda comprensión humana.
En el interior de la casa de Gein, la policía encontró una escena que parecía sacada de una película de terror.
El cuerpo de Bernis Wen estaba mutilado, su cabeza había sido separada de su cuerpo y su cadáver estaba dispuesto de una manera macabra.
Pero lo que realmente dejó atónitos a los oficiales fue lo que encontraron después.
En su granja, Gein había estado realizando prácticas espeluznantes que implicaban desmembrar y profanar cuerpos humanos.
La policía descubrió diversos objetos fabricados con piel humana, como cinturones, lámparas, sillas y incluso una máscara hecha con el rostro de una de sus víctimas.
Esta escena tan macabra marcó el inicio de una investigación que desvelaría los oscuros secretos de Ed Gein.
Ed Gein nació el 27 de agosto de 1906 en el condado de La Crosse, Wisconsin, en una familia disfuncional y profundamente marcada por la violencia.
Su padre, George Gein, era un alcohólico que nunca mostró afecto por su hijo.
Su madre, Augusta T.
Gein, era una mujer extremadamente religiosa y dominante, que crió a Ed de una manera muy estricta.
Desde una edad temprana, Ed fue sometido a un control absoluto por parte de su madre, quien le inculcó la idea de que las mujeres eran pecadoras y que él debía mantenerse alejado de ellas.
Esta relación tóxica y posesiva entre madre e hijo dejó huellas profundas en Ed, quien creció con un sentido distorsionado del amor y la sexualidad.
Cuando Ed tenía 7 años, su familia se mudó a Plainfield, donde su madre le prohibió tener amigos y lo aisló del mundo exterior.
Pasaba la mayor parte de su tiempo en la granja, donde comenzó a desarrollar una fascinación morbosa por la muerte y la descomposición de los cuerpos.
A medida que crecía, Ed empezó a robar tumbas y profanar los cadáveres de mujeres que se parecían a su madre, con la esperanza de recrear la figura de una mujer perfecta que él pudiera tener para sí mismo.
Además, Ed desarrolló una obsesión por la taxidermia, la cual comenzó a practicar de manera autodidacta, desmembrando cadáveres y creando objetos macabros.
En 1944, cuando Ed tenía 38 años, su madre falleció de un infarto.
Este evento fue un golpe devastador para él, ya que su madre había sido la única figura importante en su vida.
La pérdida de su madre dejó a Ed completamente desequilibrado, y fue entonces cuando su comportamiento comenzó a volverse aún más errático y peligroso.
Desde la muerte de su madre, Ed se encerró aún más en su mundo, aislado en la granja donde continuó con sus macabras prácticas.
Fue entonces cuando comenzó a robar los cadáveres de mujeres de los cementerios locales y a realizar experimentos con los cuerpos que desenterraba, buscando desesperadamente una forma de revivir a su madre.
En 1954, después de años de actividades inquietantes, Ed Gein finalmente cruzó la línea que lo convirtió en un asesino.
Su primera víctima conocida fue Mary Hogan, una mujer robusta que dirigía una taberna en la zona.
Ed la mató de un disparo y luego la desmembró, llevando su cuerpo de vuelta a su granja para continuar con sus macabras prácticas.
Después de su asesinato, Ed se dedicó a secuestrar y matar a otras mujeres, algunas de las cuales desaparecieron sin dejar rastro.
Las autoridades comenzaron a sospechar de él cuando Mary Hogan desapareció, pero no fue hasta la desaparición de Bernis Wen en 1957 que la policía se decidió a investigar a fondo.
El descubrimiento de la verdad sobre Ed Gein dejó a la comunidad en shock.
Lo que parecía ser una vida tranquila y aislada en la granja resultó ser una tapadera para sus horribles crímenes.
La policía encontró una serie de objetos fabricados con piel humana, incluyendo sillas, lámparas, cinturones y otros artículos que Ed había creado a partir de los cadáveres que profanaba.
La revelación de estas prácticas espeluznantes conmocionó al mundo entero y dejó al público horrorizado por la mente perturbada de este hombre.
Ed Gein fue arrestado y llevado a juicio, donde se le diagnosticó esquizofrenia y fue declarado mentalmente incompetente para ser juzgado.
Fue recluido en un hospital psiquiátrico, donde pasó el resto de su vida.
El caso de Ed Gein se convirtió en una leyenda del crimen, inspirando numerosas películas, libros y series de terror, como *Psicosis* de Alfred Hitchcock, *La masacre de Texas* y *El silencio de los inocentes*.
Su historia de locura, asesinato y canibalismo ha dejado una huella indeleble en la cultura popular.
Gein no solo inspiró a algunos de los personajes más aterradores del cine, sino que también abrió un debate sobre los factores que pueden llevar a una persona a cometer crímenes tan macabros y despreciables.
¿Fue la relación enfermiza con su madre la causa de sus actos? ¿O fue su aislamiento y la influencia de sus pasatiempos oscuros lo que finalmente lo llevó a convertirse en el “carnicero de Plainfield”?
Ed Gein falleció el 26 de julio de 1984 a los 77 años de edad en un hospital psiquiátrico.
Su legado como uno de los asesinos más infames de la historia estadounidense sigue siendo recordado, no solo por los horribles crímenes que cometió, sino por la extraña fascinación que todavía genera su figura en la cultura popular.
Aunque su granja fue destruida y la comunidad de Plainfield trató de borrar las huellas de su existencia, el nombre de Ed Gein sigue vivo en la memoria colectiva y en la mente de aquellos que se atreven a explorar los rincones más oscuros de la psique humana.