Zac Efron fue el corazón de los adolescentes en los años 2000, gracias a su papel como Troy Bolton en la franquicia de *High School Musical*.
Con una sonrisa perfecta y una presencia encantadora, Zac se convirtió en el chico de oro de Disney Channel, protagonizando una de las sagas musicales más populares de la historia.
A lo largo de los años, sus seguidores lo vieron crecer, pero también ser absorbido por las presiones de la fama.
Sin embargo, tras un par de años en los que su carrera parecía desmoronarse, Zac Efron logró reinventarse como un actor versátil, respetado en la industria, demostrando que la fama adolescente no tiene por qué ser el final de la historia.
Hoy, a sus 36 años, Zac es un nombre respetado en Hollywood, conocido tanto por su talento como por su capacidad para sobreponerse a las adversidades.
Pero, ¿cómo logró escapar de la sombra de Troy Bolton y construir una carrera sólida después de ser el ídolo adolescente por excelencia?
Zac nació el 18 de octubre de 1987 en San Luis Obispo, California, en una familia de clase media.
Desde muy joven mostró interés por la actuación, iniciando en su infancia con pequeños papeles en series como *Firefly* y *The Guardian*.
Pero fue su rol en *High School Musical* en 2006 el que cambiaría su vida para siempre.
La película, una apuesta musical de Disney Channel, se convirtió en un fenómeno mundial, y Zac Efron se catapultó a la fama de la noche a la mañana.
En la primera temporada de *High School Musical*, 7.7 millones de personas vieron la película, haciendo de Zac un ídolo de masas.
La película lanzó a Zac al estrellato, convirtiéndolo en el rostro de Disney y un ícono juvenil.
Con su química en pantalla con Vanessa Hudgens, su relación personal y profesional con la actriz fue el centro de atención mediática, mientras su imagen de “chico perfecto” se consolidaba.
Sin embargo, la fama que llegó tan rápido también trajo consigo una carga de presión.
A medida que *High School Musical* crecía en popularidad, Zac Efron se dio cuenta de que se había convertido en un tipo de actor estigmatizado: el chico Disney.
En 2009, trató de distanciarse de su imagen de “chico bueno” al protagonizar la comedia *17 Again*, donde interpretó a un hombre adulto convertido en su yo de 17 años.
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Aunque la película tuvo cierto éxito, no logró romper completamente la etiqueta de “chico Disney” que le perseguía.
Fue en 2012 cuando Zac Efron decidió hacer un giro más arriesgado en su carrera, participando en *The Paperboy*, un thriller dirigido por Lee Daniels, donde interpretó a un joven que se obsesionaba con un asesino convicto.
Este papel, mucho más oscuro y maduro, se alejó de todo lo que Zac había hecho hasta entonces, pero la película fue un fracaso crítico y comercial.
A pesar de que intentó mostrar su versatilidad, los proyectos en los que participó durante este tiempo fueron en su mayoría mal recibidos, y Zac se encontró luchando para ser tomado en serio como actor.
Fue durante este tiempo cuando Zac comenzó a enfrentar sus problemas personales.
La presión de la fama, las expectativas de ser el “chico perfecto” y las dificultades de lidiar con las relaciones públicas lo llevaron a desarrollar una adicción al alcohol y las drogas.
En 2013, Zac ingresó a rehabilitación por abuso de alcohol y cocaína.
La noticia se filtró rápidamente, convirtiéndose en un escándalo mediático, y muchos de sus seguidores se sintieron decepcionados por ver que el joven actor no podía manejar la vida bajo los reflectores.
Zac admitió públicamente que había estado usando el alcohol como una forma de escapar de las presiones y de su vida cotidiana, que se había vuelto insoportable para él.
Este periodo fue uno de los más oscuros de su vida, pero también marcó un punto de inflexión en su carrera y en su vida personal.
Después de completar su tratamiento y salir de rehabilitación, Zac Efron comenzó a tomar decisiones más cuidadosas con respecto a sus proyectos.
Decidió alejarse del centro de atención y de los papeles que lo habían encasillado como el “chico bonito” de Hollywood.
En 2014, su regreso al cine llegó con *Neighbors*, una comedia protagonizada junto a Seth Rogen, en la que interpretó a Teddy Sanders, el presidente de una fraternidad universitaria.
El papel fue un cambio drástico, mostrando un Zac autoconsciente que se burlaba de su propia imagen y que demostraba un talento cómico genuino.
La película fue un éxito de taquilla, recaudando más de 270 millones de dólares mundialmente, y Zac Efron fue finalmente reconocido por su habilidad para la comedia.
A partir de ahí, Zac comenzó a aceptar papeles que no solo le ofrecían un buen guion, sino que le permitían demostrar su verdadera capacidad actoral sin estar atado a su imagen de ídolo juvenil.
En 2017, Zac protagonizó *Baywatch*, una película de acción basada en la famosa serie de televisión.
A pesar de las críticas negativas, la película fue un éxito comercial moderado y mostró que Zac podía sostener una película de acción de alto presupuesto sin perder su toque cómico.
Ese mismo año, participó en *The Greatest Showman*, un regreso a su pasión por la música, esta vez interpretando a Phillip Carlyle junto a Hugh Jackman.
El éxito de *The Greatest Showman* fue inesperado, y la película se convirtió en un fenómeno cultural, recaudando más de 434 millones de dólares mundialmente.
Este éxito reafirmó que Zac Efron ya no era solo el chico Disney, sino un actor maduro, capaz de moverse entre diferentes géneros y sorprender a su audiencia.
El 2019 representó otro gran reto para Zac con *Extremely Wicked, Shockingly Evil and Vile*, donde interpretó al infame asesino en serie Ted Bundy.
Este papel fue un cambio drástico en su carrera, interpretando a un criminal tan carismático como perturbador.
A pesar de la polémica que acompañó el proyecto, la crítica elogió su capacidad para interpretar un personaje tan complejo, demostrando que Zac ya no era solo una estrella juvenil, sino un actor serio y capaz de asumir papeles dramáticos.
Con este papel, Zac Efron consolidó su carrera como un actor que no solo era capaz de hacer comedias, sino que podía enfrentar papeles oscuros y desafiantes, despojándose finalmente de su imagen de “chico bonito”.
A lo largo de los años, Zac Efron ha demostrado que la reinvención es posible.
De ser un ídolo adolescente atrapado en una imagen de perfección, pasó a ser un actor respetado que ha superado sus propios demonios y ha alcanzado un equilibrio entre la fama y la paz interior.
Hoy, a los 36 años, Zac ha encontrado una forma de mantenerse relevante en la industria del cine, diversificando su carrera y, lo más importante, aprendiendo a lidiar con las presiones personales de ser una figura pública.
Su historia no solo es la de un joven que luchó contra los estereotipos y la fama adolescente, sino también la de un hombre que, con determinación, logró encontrar su propio camino en la actuación.
Zac Efron ha demostrado que con perseverancia, trabajo duro y un enfoque realista, es posible superar las expectativas y encontrar la verdadera esencia como actor y persona.